El 2 de julio de 1967, en Oncativo, se disputó por última vez la Vuelta de Córdoba, donde se impuso Oscar Cabalén. Hoy se cumple medio siglo de la carrera del histórico Turismo Carretera
Escriben Diego Pellegrini y Adolfo Carlström
Un día como hoy, hace exactamente cincuenta años atrás (2 de julio de 1967), se disputó en la ciudad de Oncativo la séptima y última edición de la Vuelta de Córdoba, que por otra parte significó el último triunfo de Oscar Cabalén, en razón de que el 25 de agosto de ese mismo año, el «Califa», perdía la vida en un accidente a bordo de un prototipo Ford en el circuito Somisa de Ramallo,provincia de Buenos Aires.No deja de ser un dato curioso el que Cabalén lograba un gran triunfo, en la misma prueba en la que había debutado, 17 años antes.
Además, esta carrera que se llevó a cabo en Oncativo fue la que tuvo su desarrollo más cercano a nuestra ciudad, en toda la historia del TC aunque, vale aclarar, Villa María fue paso obligado de distintas competencias, pero esa en particular tuvo epicentro en esa ciudad, ubicada a la vera de la ruta nacional 9.
La organización corrió por cuenta de la Asociación Cordobesa de Volantes, el premio que fue instituido fue «Bodegas y Viñedos Lucchesi Hnos.» El circuito elegido, de forma rectangular, tuvo un total de 37,700 kilómetros de los cuales 24,300 kilómetros correspondían a tierra y 13,400 de asfalto. Fueron cuatro extensas rectas, con tramos de tierra muy difíciles, sin banquinas y con algunos peligrosos saltos.
La distancia total que los pilotos tuvieron que recorrer fue de 527,800 kilómetros en 14 vueltas; el orden de largada se estableció en una prueba clasificatoria y eliminatoria, que resultó así, teniendo en cuenta la cantidad de inscriptos, 34 en total. Se hizo en un circuito diferente a la carrera.
La competencia
Mal se plantearon las cosas, al comienzo, para el equipo oficial IKA. A la quedada de Héctor “Pirín” Gradassi, el sábado se sucedió el retraso de Eduardo Copello en la vuelta inicial (por problemas en el sistema eléctrico), que solucionó al iniciar la segunda vuelta, cambiando el distribuidor.
Ahí toma la punta Jorge Ternengo por tiempo (Nasif Estéfano marchaba primero en la ruta), con 2s 1/5 de ventaja sobre Cabalén; 3s 3/5 sobre Mario Tarducci; 6s 3/5 sobre Eduardo Casá, que en estupenda acción se colocaba décimo séptimo en el camino, a pesar de haber largado con el número 27; 11s 3/5 sobre Gastón Perkins (otro que largó atrás, con el número 20), y 14s 4/5 sobre Estéfano.
En la segunda vuelta, Cabalén alcanza la punta, aunque en la ruta marchaba tercero, y con increíble 1/5 de segundo de luz sobre Ternengo, que seguía primero en el camino. Casá logro posicionarse tercero, a 11s 3/5; Perkins, cuarto a 17s 4/5 y Estéfano, quinto a 32s 1/5.
Ya en la tercera vuelta, se afianza Cabalén. Logra una diferencia de 13s 4/5 sobre Ternengo y de 26s 1/5 sobre Casá. Mientras tanto, Copello pasa en último lugar para abandonar inmediatamente. La Liebre I había estrenado un caño de escape corto, que salía por la mitad del coche, sobre el lado derecho. Merced a lo que sería récord definitivo de vueltas, Cabalén alivia su posición, favorecido también por la detención de Ternengo, paró a cambiar un neumático.
Las cuatro vueltas dan a Cabalén una ventaja de 44s 4/5 sobre el ahora segundo, Gastón Perkins; 49s 4/5 sobre Casá, que ya está octavo en la ruta y 56s 4/5 sobre Estéfano, que puntea en la ruta a pesar de correr desde la primera vuelta con el caño de escape cortado, lo que le significó una apreciable merma de potencia.
En la quinta vuelta, Cabalén (que había largado con el siete), pasa al frente en el camino y aumenta aún más su ventaja. Son 53s 1/5 los que lleva sobre Perkins y 1m 24s 2/5 a Estéfano, dado que Casá retrocede hasta el sexto lugar al detenerse a cambiar un neumático. Cuarto es Angel T. Rienzi y quinto Ternengo. En esta vuelta abandona Mario Tarducci (al romper la caja de velocidades). Seis vueltas y los tres primeros mantienen sus posiciones, acercándose Perkins a Cabalén en tres quintos de segundo. Ternengo desplaza a Rienzi del cuarto lugar y Casá se mantiene sexto, cuando en carrera quedan 15 volantes.
En la vuelta siete, Perkins vuelve a rebanarle exigua diferencia a Cabalén. En ese momento, la diferencia entre ambos era de 52 segundos. Estéfano se va quedando, pues está a 1m 51s, y Ternengo vuelve a retroceder tras cambiar otro neumático, lo cual es aprovechado por Casá para afincarse en el cuarto puesto, quedando quinto Rienzi y sexto, Ternengo.
En la vuelta ocho, Perkins descuenta grande: 11s 2/5. En la novena, algo poco común: ambos marcan igual tiempo para la vuelta. La otra novedad, la aporta Casá al abandonar tras la explosión de la palanca del embrague, cuyos restos perforan el capó.
Cuando todo hacía suponer un final de bandera verde, Perkins se detiene en la décima vuelta a cambiar un neumático. Merced a ello, Estéfano pasa al segundo lugar, a 2m 43s 1/5 de Cabalén, mientras que Perkins queda a 2m 59s 1/5. Con la carrera definida en lo que al ganador se refiere, se cumplen los últimos cuatro circuitos. En el undécimo, Perkins recupera su segundo puesto, mientras que Ternengo desplaza a Rienzi del cuarto lugar.
En el último giro, aumentan las emociones por el andar más pausado de Cabalén. La explicación: en las curvas debe apelar a los rebajes de caja, dado que se ha quedado sin frenos. De todas maneras le sobró, 1m 3s 4/5 para lograr la tercera victoria de la temporada.
Al momento de cruzar la meta, los espectadores presentes mostraban una enorme algarabía al festejar el triunfo de su ídolo, que sin imaginarlo lo estaba viendo ganar por última vez y al mismo tiempo era su despedida de su gran público.
Premios
El importe total distribuido ascendió a $2.316.470; Oscar Cabalén ($577.500), Gastón Perkins ($435.000), Jorge Ternengo ($260.000), Nasif Estéfano ($215.000), Angel Rienzi ($110.000), Heraldo Gilli ($95.000), Oscar Cordonier ($80.000), Ricardo Belliti ($75.000), Eduardo Copello ($60.000), Andrés Melino ($50.000), Edmundo Benítez ($40.000), Héctor Gradassi ($40.000), Mario Tarducci ($30.000), Norberto Polinori ($12.500), Eduardo Casá ($5.000), entre otros.
Anécdota
Cuando concluyó la carrera y habían culminado los festejos Oscar Cabalén le preguntó a un pequeño que estaba en el parque cerrado de quién era hincha y el niño respondió inmediatamente manifestando “…soy hincha de Cabalén”.
Ese chico, era hijo de Oreste Berta, que dirigía el equipo Torino, integrado por Copello-Gradassi-Ternengo, conocido como la CGT.
El dato
El auto de Eduardo Casá, conocido como el Tractor, llegó tarde a la clasificación, en razón de que la camioneta que la traía a Oncativo tuvo un inconveniente mecánico, no obstante el domingo el Tractor como se lo conocía al auto del piloto de Balcarce pudo largar.
La revelación fue Antonio Tempone, el auto mejor presentado fue el de Gastón Perkins, Los abandonos más importantes fueron los de Héctor Gradassi y Eduardo Copello.
El momento culminante fue cuando se detuvo Gastón Perkins. Lamentable la velocidad del piloto de La Falda, Oscar Barrera, que su auto apenas superaba los 175 kilómetros horarios, muy poco para esa época.
Cabalén, el ganador
Oscar Cabalén, nació el 3 de febrero de 1924, en Chabas (Santa Fe), hijo de padre árabe y madre italiana. Debutó en el TC en 1950. Corrió en forma esporádica hasta 1959, cuando obtuvo su primera victoria en la primera etapa del Gran Premio, disputada entre Buenos Aires y San Juan. Lo hizo con un Chevrolet 39, que preparó Bernardo Pérez.
En el año 1961, ahora con Ford, logró su primer triunfo en una carrera completa, durante la Vuelta de Carlos Paz, Luego lo hizo en Rojas y Carlos Casares. Tuvo un paréntesis en la categoría y volvió con todo en 1967. Ganó en la Vuelta de Arrecifes y en la Vuelta de Córdoba (una de sus más grandes satisfacciones), ambas con un Falcon cuyo motor había experimentado casi en secreto, haciéndole frente a los Torino que por entonces, eran imbatibles. Luego ganó en La Pampa, con un Mustang. Ambos autos usaban un motor F100 preparado por Juan C. Gravaglia.
De manejo agresivo y una audacia sin límites, encontró la muerte, el 25 de agosto de 1967 en una jornada aciaga y fría. Fue en un accidente, mientras probaba el prototipo Ford, en San Nicolás. En el mismo, también murió su acompañante Pachacho Amaiz.
Los villamarienses
Fueron dos los pilotos de esta ciudad que participaron en esta competencia, Mario Tarducci, con el Chevrolet (ex-Carlos Loeffel) que tuvo el número cinco, producto de haber conseguido esa ubicación en la clasificación sabatina.
Lamentablemente, cuanto marchaba en el tercer lugar, rompió la caja de velocidades lo que lo obligó a desertar en la quinta vuelta. También estuvo Felipe Esteban Botta al que se le asignó el número 24, y lo hizo con una cupé Ford.
Para esta carrera, remplazó el motor Ford 59 A por un impulsor F100; aunque no tuvo mayor fortuna ya que abandonó en la tercera vuelta.
No largaron
No estuvieron en la línea de largada: 19) Teófilo Bordeu, 28) Osvaldo Bonetto, 29) Alberto Hermogine, 30) Héctor Sales. Eran suplentes y no se presentaron, a pesar de que hubieran podido largar al faltar cuatro titulares (el máximo permitido fue de 30 y se determinó a través de la clasificación desarrollada el sábado. Ellos fueron, 31) Héctor Rey, 32) Rodolfo Cabrera, 33) Adrián Villegas y 34) Enrique Bravi, que eran suplentes y no se presentaron, a pesar de que hubieran podido largar al faltar los cuatro titulares mencionados.
Abandonaron: 1) Eduardo Copello, 2) Héctor Gradassi, 5) Mario Tarducci, 6) Norberto Polinori, 8) José Manzano), 9) Rubén Luis Di Palma, 11) César Malnatti, 13) Hugo Gimeno, 14) Eduardo Matías, 15) Carlos Marincovich, 16) Antonio Bertolotto, 18) Antonio Tempone, 22) Marcial Feijoo, 24) Felipe Botta, 26) Luis Barrera y 27) Eduardo Casá.
Entre las figuras ausentes estuvieron: Juan Manuel Bordeu (con La Coloradita y Jorge Cupeiro (con el Chevitú).