Nació en Pozo del Molle, el 18 de mayo de 1961. Hizo la primaria en la Escuela San Martín de dicha localidad y cursó los estudios secundarios en el Instituto Rivadavia de Villa María. En 1973 vinieron a vivir a esta ciudad, su padre trabajó en Baudino y su mamá era modista. En 1979 fue rumbo a Córdoba a estudiar Ciencias Económicas. Es contador, casado y tiene dos hijos. En 1986 comenzó su militancia activa en la Unión Cívica Radical. Fue presidente del Tribunal de Cuentas (1987-1991), concejal (1991-1995), contador de la Municipalidad de Villa Nueva (1995-1999) y del año 2000 a 2004 titular del Anses local. Cargo al que regresó este año
Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION
Respeto, honestidad, familia son palabras que van y vienen en forma constante en el universo de Gustavo Lazzuri. Tiene conceptos marcados profundamente y no duda en enfatizarlos al poner sobre la mesa sus pensamientos en el terreno político y también en lo personal. Podríamos decir que es un gran “diplomático” en su trato social y busca la manera de plantear sus opiniones sin transitar por el abismo de la crítica que lleva al enfrentamiento. Se hace cargo de los errores del radicalismo y pide que el resto de los partidos también se hagan cargo de los suyos.
-¿Qué le pasó al radicalismo de Córdoba desde la recuperación de la democracia hasta hoy?
-El radicalismo de Córdoba tuvo sus picos de poder desde 1983 hasta 1998 y en ese momento apareció un gobierno muy fuerte, como el de José Manuel de la Sota a partir de 1999, y creo que el radicalismo no se adaptó a algunas cuestiones fundamentales que eran tantos años de poder y era necesario cambiar y entender a la sociedad.
La sociedad cada tanto pide cambios y creo que no entendimos que debíamos tener cambios y manejar una situación como planteaba la realidad. Creo que es lo que le pasó al menemismo en ese momento, que vino la Alianza y tampoco se adaptó, y nos quedamos con lo que era la convertibilidad y nos explotó la bomba que tendría que haber explotado tres o cuatro años antes.
Y desde ese momento, el radicalismo, que fue un gran propiciador de internas, se olvidó de la general, se olvidó de pensar en grande. Siempre comento que somos grandes destructores de nuestros propios políticos partidarios y aceptamos muchas cosas de dirigentes de otros partidos.
Me parece que al radicalismo le faltó insertarse en la sociedad, en las instituciones intermedias, participar como gobierno en busca de mayores soluciones, a pesar de que no fueron años de bonanza los que le tocó.
-¿Por qué empezó a militar en la UCR? ¿Por la familia? ¿Por convicción propia?
-De mi familia en la cuestión política soy el único. Mis padres nunca participaron, pero a mí siempre me gustó.
Cuando se hizo la apertura democrática, empezamos a participar estando en la universidad, me interesó el radicalismo por su concepción y visión de la vida, de saber que busca un equilibrio, el diálogo, poder discernir respetando al otro y, por supuesto, estuve en la ola de Raúl Alfonsín, una ola que nos llevó a creer que con el radicalismo llegando al poder se podían conseguir muchas cosas.
Por ahí los primeros años nos sentimos mal, pero después nos dimos cuenta de que la situación del país, después de todo lo que pasó, hace que hoy Alfonsín todavía sea considerado un político honesto. Y, personalmente, tuve la suerte de estar con él y lo sigo admirando.
En la política me gusta poder expresar mis ideas y escuchar a los demás. El radicalismo y sus postulados era lo que yo quería, la honestidad en el trabajo, tomar la función de gobierno como una verdadera carga y no como un cargo y sentía esa responsabilidad y sigo pensando de la misma forma.
-¿Hubo una persona en especial que lo acercara al radicalismo en Villa María?
-Sí, fue Juan Carmona. El primero que me acercó a conversar con quien en ese momento era precandidato, que era Miguel Veglia. Se había formado un grupo y hubo un desmembramiento, unos apoyaban a Veglia y otros a Rodolfo Banchio. Al ganar Veglia la interna, yo quedé como candidato al Tribunal de Cuentas y luego al ganar la general, entré al Tribunal. Después Juan tuvo un problema de salud, se disolvió el grupo y me incorporé a la línea de Luis Caronni. Y hoy por hoy seguimos y vamos a hacer todo lo posible para recomponer al partido.
-¿Cuáles fueron las decepciones más fuertes de su militancia?
-Lo más fuerte fue más que una decepción, un dolor, que (Eduardo) Angeloz se tuviera que ir antes del Gobierno, que Alfonsín se tuviera que ir antes del Gobierno. Me preguntaba “¿por qué no dejan gobernar? ¿Por qué no dejan terminar los mandatos?”. Eso hace que muchos políticos hoy piensen “si no me gusta, hacemos un movimiento y lo sacamos para poner a otro”. Y, en realidad, a los políticos del radicalismo les tocó eso.
-¿A quién se refiere cuando habla de “no dejan gobernar”?
-Muchas veces al justicialismo le duele que haya otros en el poder, no se sienten cómodos fuera del poder y creo que hay dejar gobernar y luego la sociedad decidirá, como es la democracia. Creo que el justicialismo fue determinante en la caída de algunos gobiernos.
No tenemos memoria, pero Menem (en 1989) dijo “estoy preparado y cuando me llamen, asumo” y eso generó una expectativa fuerte. Alfonsín se tuvo que ir, inflación, saqueos y todo lo que vino después. Lo mismo le pasó, con todos los defectos que pudo haber tenido, al Gobierno de Fernando de la Rúa.
-En ese momento se dijo que a Alfonsín le dieron un golpe económico, ¿no son los mismos poderes que hoy siguen?
-Los poderes concentrados siguen siendo los mismos. El que tenía plata en aquel momento hoy tiene más plata. Hubo nuevos ricos, pero convengamos que el dinero no tiene color político. Le pasó a Alfonsín, como le podría haber pasado a otro. Le pasó a Obama, que le explotó la burbuja. El dinero no tiene color político y nadie hace beneficencia con la plata propia, siempre se hace con la plata ajena.
-¿Le sorprendieron, todos estos hechos de corrupción que no sólo afectan al Gobierno anterior, sino en parte al propio presidente?
-No me sorprende porque uno lo veía, las obras no se estaban haciendo, creo que se perdió una gran oportunidad. Después de la crisis de 2001, desde 2003 hasta 2006 fue un momento de gran cantidad de capital que ingresaba, funcionaba el campo y desgraciadamente no desarrollamos la industria. Y después al campo se lo tomó como un enemigo y empezó una debacle de castigar a los productores, de castigar a quien tenía idea de producir .
A mí me sorprenden las formas, alguien revoleando bolsos con dinero o llevando y trasladando plata, y me pregunto “¿para qué tanto?”. Qué es lo que querían, esa historia de decir “para hacer política tenés que tener plata”, yo hice política desde el mismo lugar y tengo lo mismo. ¿Para qué quiero tanta plata? Eso me sorprende, el contar dinero como si estuviéramos cortando papas para hacerlas fritas, me produce un relajo, no quiero ver más ver esas cosas, porque pienso ¿qué les dejamos a nuestros chicos?
-¿Qué ideales tenía en su juventud, en lo personal y en lo político?
-Quería desarrollarme en mi profesión, yo vengo de un hogar humilde, trabajador, mi papá empleado de comercio, mi mamá modista, hicieron un esfuerzo terrible para enviarme a Córdoba y mi ideal era desarrollarme en la profesión, formar una familia y compartir alegrías, tristezas con mi familia.
En mi familia somos muy pocos, soy hijo único, falleció mi hermano cuando yo tenía 10 años y eso me golpeó, me quedé solo y eso me llevó a pegarme mucho a mis padres y vivir pendiente de que ellos estuvieran bien.
Y después, en la parte política, el respeto, la honestidad en el manejo de los fondos públicos y en el trato.
-¿Por qué se trastocaron esos valores?
-Hay mucha gente honesta, lo que pasa es que no trasciende. Vende mucho más lo malo que lo bueno, es como la comparación del avión, el avión que llega y el avión que cae, ¿cuál es noticia? Cuando estás en la función pública, trabajar con honestidad es lo normal, debería serlo. Y se han trastocado, porque pasó a ser el “sálvese quien pueda” y nos despreocupamos del que tenemos al lado. Creo que estamos en una sociedad muy individualista, principalmente en lo económico, en tener, en tener cada vez más, y me parece bien que se tenga, pero trabajando, no de esta forma, sacándole a la gente que no tiene. Nos hicimos muy individualistas y en algunas personas se ve el exceso de poder. El dueño de la lapicera, el dueño del fútbol, es muy fuerte para mí gusto. Tiene que haber alguien que dirija, pero también hay que escuchar a los dirigidos. Normalmente no se escucha y hay que escucharse más, intercambiar más, sacar lo bueno de cada uno, pero, en general, nos hemos hecho individualistas.
-¿Por qué eligió la carrera de contador?
-Fui al Rivadavia, hice Comercial y me fui interiorizando en lo que eran los números (sonríe). Y después no tenía vocación de médico, podría haber sido, pero me incliné más a las Ciencias Económicas.
-¿Y cuando era niño qué soñaba ser?
-Jugar al fútbol, jugaba con los amigos, pero no teníamos progreso (risas). Jugué al rugby, al básquet, al vóley, pero después, cuando me fui a Córdoba a estudiar, todo eso se perdió porque no quería fallarle a mi padre, había hecho mucho esfuerzo para que yo estudiara.
-Cursó los estudios universitarios durante el proceso
-Sí, desde 1979, y pasamos los peores años. Los peores. Me acuerdo de cosas de cuando éramos pibes, me acuerdo de la muerte de Perón y me acuerdo de que estaba cortándome el pelo en lo del “Gringo” Trento y vimos por televisión la jura de la Junta Militar. Me marcó mucho, fue muy fuerte y pensábamos “esto no es bueno”, pero era muy chico.
-En varias oportunidades su nombre sonó como el candidato a intendente del radicalismo.
-Sí, gente muy buena que se ve que me quería (se ríe). Sonó, sí, cuando uno entra en política, lo primero que se plantea es crecer sin necesidad de andar pisando cabezas. Uno va creciendo de acuerdo a las oportunidades que va teniendo y hubo gente que creyó que podía ser. Lo tomaba como un orgullo, que alguien piense que podés ser candidato a intendente de una ciudad como Villa María es muy bueno. Uno en la función política trata de brindarse y dar todo, pero después las cosas no se dieron, fueron distintas circunstancias. O perdíamos la interna o en el caso del año pasado no hubo internas, pero se hizo un acuerdo y había otra persona que, supuestamente, estaba mejor posicionada y no tuve inconveniente en ceder. No me cierro, soy muy respetuoso.
–De cualquier forma, el sueño de ser intendente no se esfuma.
-Y, no, si fuera así no hablaría más de política, pero van pasando los años y hay una gran renovación. El tiempo lo dirá, nunca descarto nada, nunca creí que iba a volver a ANSES después de 12 años, no lo creía, sin embargo la generosidad que tuvo Darío Capitani conmigo fue muy buena. Porque no pedí nada, desde que salí de ANSES trabajé en mi vida profesional y no ocupé más ningún cargo y él vio en mí que podía volver y eso me llena de orgullo. Porque pasaron tantas cosas.
-¿Y como se siente en el regreso a ANSES?
-Me siento muy bien, fue muy duro salir de ANSES en aquel momento, yo era de planta permanente, fue un despido, podría haber hecho juicio, no lo hice, nunca le hice juicio a nadie, ni al Estado ni a los privados, si bien tuve juicios en contra, pero la cosa se dio así y así tenía que ser. Y bien, me siento bien, con los empleados tratando de estar a la par de ellos y con la sociedad que va ahí tratando de solucionarle los problemas lo más rápido que se pueda y de la mejor manera.
–El proyecto de reparación histórica generó mayor movimiento.
-Sí, pero va mucha gente a preguntar y le respondemos que todavía oficialmente no tenemos nada.
-A su criterio, ¿qué necesita el país en forma urgente?
-Que baje la inflación, si hoy tuviéramos una baja importante de la inflación, la situación estaría muchísimo mejor. Percibo en la sociedad que quiere vivir tranquila, en paz y lo que veo es que se vive sobresaltado, con falta de trabajo, con los precios que suben. Por eso, si este Gobierno logra estabilizar la inflación y generar puestos de trabajo, el país empezaría a despegar. Y mi expectativa es que los chicos sepan que terminan de estudiar y tienen donde desarrollarse, no que anden deambulando y repartiendo currículums, me parece que es una tarea importante que tiene el Gobierno nacional, provincial, local pero también los empresarios. Está bien que hagan plata, pero que la distribuyan a lo largo del tiempo, que no pretendan ganar todo de golpe y ser voraces. Necesitamos una mejor distribución de la riqueza.
–Y la famosa grieta…
-Trabajo todos los días para que esa grieta se achique. Como en todos lados, hay grieta. Por eso trato de no herir susceptibilidades, trabajo todos los días para no pelear. La grieta se va a ir cuando terminemos de hablar de determinadas cosas con la “culpa de”. Nos tenemos que hacer cargo de lo que nos toca, yo me hago cargo de las equivocaciones de mi partido, pero también pido que el resto de los partidos se haga cargo de lo que ha hecho. López hubo en varios gobiernos peronistas. Y también hagámonos cargo de lo que elegimos, en lo personal me tocó hacerme cargo del Gobierno de la Alianza, hubo errores, pero creo que otros gobiernos fueron peores. Si hablamos de efedrina, si hablamos de narcotráfico, si hablamos de alguien que revolea la plata y tiene una ametralladora en el auto, es bravo. Y el narcotráfico, nosotros lo veíamos y nos parecía que estaba lejos, pero no, está acá. Y me preocupa Villa María, uno tiene hijos y hoy hasta tenemos miedo de movernos. Uno ha perdido la libertad.
Me divierte
Una mesa agradable, donde uno pueda expresarse sin discutir. Viajar en familia.
Me entristece
Me pone triste que la gente no tenga lo necesario para vivir, que no pueda realizarse. Me entristece el malhumor de la gente, del tránsito, veo que no nos soportamos, estamos como sobrepasados de enojo.
Me sorprende
El trabajo social que hacen muchas personas para darles de comer a los chicos. Es sorprendente lo que hacen, dejan sus cosas para atender a otros.
Me gusta
Disfruto mucho de mi familia, de los amigos. Me gusta viajar.
Me enoja
El maltrato, el no dialogar, el no respetar los puntos de vista. El creer que tienen la verdad absoluta. Me pone mal la violencia física, es un retroceso de la humanidad.
Opiniones
Mauricio Macri
Lo veo como un personaje que con toda su situación económica se tomó un gran compromiso de enderezar el país y la verdad que mientras vea un gobierno de honestidad y respeto lo voy a acompañar. Cuando vea algo distinto no lo voy a seguir haciendo.
Creo que es una persona que arriesga más de lo que va a ganar, y eso me parece muy honorable.
Con un pasar económico muy bueno decidió esto que es un camino durísimo y voy apoyarlo en la medida en que siga en la senda de transparentar las cosas, decir la verdad, trabajar con honestidad, no esconder lo que está mal. Espero que pueda gobernar.
Juan Schiaretti
No he tenido oportunidad de hablar con él, le respeto la dedicación y el trabajo. Creo que se han hecho cosas importantes que no hay que desconocer pero sí le pediría más transparencia y tiene una provincia muy rica y hay que saber administrarla. Espero que no haga desaparecer el Paicor, que lo fortalezca. Porque el Paicor debería ser una política de Estado.
Martín Gill
No hemos compartido casi nunca cargos, tengo una buena relación de diálogo, lo respeto porque la viene luchando desde hace mucho y creo que le ha tocado una ciudad compleja y va a necesitar el apoyo de la ciudadanía para salir adelante. Ya no se puede hablar más de un solo partido, acá si no nos juntamos entre todos y creamos políticas para que la sociedad la pase mejor no hay magia.
No hay iluminados, hay personas que piensan y ejecutan. No hay iluminados.
A su criterio, ¿qué necesita el país en forma urgente?
Que baje la inflación, si hoy tuviéramos una baja importante de la inflación, la situación estaría muchísimo mejor. Percibo en la sociedad que quiere vivir tranquila, en paz y lo que veo que se vive sobresaltado, con falta de trabajo, con los precios que suben. Por eso si este gobierno logra estabilizar la inflación y generar puestos de trabajo el país empezaría a despegar.