A las 20.30 ambos profesionales conversarán sobre “Vínculos difíciles, padres, hijos y suegras”, en un ida y vuelta con el público
Esta noche a las 20.30, los reconocidos psiquiatras Jorge Bucay y su hijo Demián Bucay plasmarán la charla «Vínculos difíciles, padres, hijos y suegras» en el Teatro Verdi (Yrigoyen 329).
Según adelantó a EL DIARIO el autor de “El camino de la felicidad” y exconductor del programa televisivo “El buscador”, se tratará de “una charla muy interactiva, donde la gente no sólo nos va a escuchar, sino que además podrá preguntar, debatir y no estar de acuerdo con nosotros”.
-¿Es cierto que la idea del libro “El difícil vínculo entre padres e hijos” nació de su hijo y su nuera?
-Surgió de la esposa de Demián tras presenciar una conversación entre nosotros. Nos propuso por qué no volcar esos diálogos en un libro. Ella lo convenció a él y él a mí.
-¿Cómo se pusieron de acuerdo en la temática?
-Los dos somos psiquiatras, somos padres, somos hijos y tenemos una orientación terapéutica similar, es decir que no fue tan difícil. Lo único que yo vivo en México y él acá en Argentina, así que nos cruzamos por mail. Compatibilizamos en varios puntos y a veces no. Por eso, esos espacios de discordancia los pusimos con otro tipo de letra.
-¿No tenían miedo de escarbar en algo muy profundo o doloroso entre ambos?
-No teníamos temor porque, efectivamente, habíamos discutido mucho antes; nos desencontramos y nos volvimos a encontrar varias veces.
“Educar es una decisión amorosa”
-En resumen, ¿se podría decir que lo mejor es tener una comunicación lo más abierta posible?
-Y, sobre todo, respeto. Entender que somos diferentes, que nuestros hijos no son una prolongación nuestra, que no están allí para cumplir nuestras expectativas ni aquello que no pudimos hacer antes y que no tienen por qué hacerlo. Los padres deberíamos pretender que ellos sea lo que son y nuestros hijos deberían comprender nuestras falencias al educarlos.
-¿Cómo ve, en general, la relación entre padres e hijos actualmente?
-Tanto unos como otros se quejan diciendo que “estos tiempos son los peores” y en realidad no es cierto. La relación siempre fue difícil desde la antigüedad a la modernidad. Sí hay un aditamento que puede complicar un poco que es la tecnología y el Internet, donde se abre una diferencia generacional que nos hace pertenecer a mundos diferentes. A veces mi nieto me explica cosas de la computadora que ni entiendo y me dice: “¿Pero sos tonto, abuelo?”. De todos modos, en toda relación siempre se puede resolver, sanar y hacer crecer. Lo relevante es tener presente que ese vínculo es importantísimo, quizás el más importante que uno vaya a cosechar en la vida. Deberíamos aceptar que cada uno es -debido o por culpa- según la relación que tengamos con nuestros padres o tutores. La tecnología nos trae problemas, pero también nos aporta soluciones. Tal vez nuestros abuelos no tenían conocimiento de lo que implicaba la psicología. Quiero decir: si yo creyera que pegándole con una escoba a mi hijo le estoy dando una lección, sería mucho más grave que si lo hubiese hecho mi abuelo que no tenía mucha información de cómo se manejaban las cosas.
-¿Nota un repliegue en la noción de autoridad?
-La educación montada en la autoridad es un concepto antiguo, fuera de moda. Esa idea que circula de que los chicos no respetan la autoridad y que no por eso hay problemas, que hay rebeldía y delincuencia, no estoy de acuerdo. Me parece que lo que falta es educación, que no es lo mismo. Con autoridad se adiestra, no se educa. Educar es una decisión amorosa de darle a alguien las mejores posibilidades y herramientas para que le vaya mejor en la vida.
-¿Educación en los valores?
-En todo sentido. En los valores, en el ejemplo, en la manera en que es mejor para ti, no para mí. Si te convenzo de que es mejor para ti que te saques buenas notas, no tendría que perseguirte para que lo hagas. Pasa que parece más rápido darte un bofetón o apagarte la tele que explicarte el sentido que tiene estudiar. Los padres dicen, y es verdad, que no tienen tiempo porque trabajan 16 horas por día para que a sus hijos no les falte nada y al final lo único que les falta es lo que no les debería faltar: un padre y una madre.
Juan Ramón Seia
Neurociencias y sentimientos
-¿Qué piensa sobre las neurociencias, que actualmente están tan en boga?
-Son fascinantes, pero no son un descubrimiento nuevo, sino que se le está poniendo nuevamente el foco. Hace 60 años cuando yo estudiaba Psiquiatría ya se hablaba de la relación de lo orgánico y lo psíquico. Sucede que ahora tenemos tecnología y medios para evaluar sustancias que antes no podíamos evaluar. Hay tomografías y resonancias magnéticas para estudiar el funcionamiento en vivo de un cerebro amando, enojándose o haciendo el amor. Pero creo que nada es excluyente. Es un error pensar que lo nuevo remplaza lo viejo, sino puede sumar. Sí creo que es peligroso cuando se plantean diagnósticos livianos, como hablar de bipolaridad como si habláramos de un resfrío. Por último, estoy de acuerdo con una mirada más completa de la persona, pero sostengo que somos mucho más nuestros sentimientos que nuestros pensamientos, somos más nuestra actitud solidaria que el mero afán competitivo.