La dirigencia de Alumni decidió anoche echar a Luciano Theiler, que había asumido el lunes, en otra desprolijidad que surge del club y en la previa del próximo torneo Federal B.
La sorpresiva marginación surgió ante la inminente asunción de otra comisión que se hará cargo de la institución y no tiene pensado arrancar el ciclo con el entrenador elegido por los dirigentes anteriores. De hecho, los directivos entrantes precipitaron la renuncia de quienes manejaban el club en los últimos días, el presidente José Vilella y el secretario Guillermo Morelatto, a quien no querían en la comisión.
Precisamente, Morelatto fue quien había decidido, a principios de la temporada, traer a Mauricio Magistretti, quien duró algunas semanas y resolvió renunciar por razones personales.
El caso es que Theiler, quien llegó el lunes y se puso a trabajar automáticamente, estuvo en la consideración de antemano, cuando trabajaba en la institución Sergio Hidalgo, el vicepresidente, otro que también dejó el club, pero posiblemente pueda retornar.
En ese contexto donde la interna en la entidad parece feroz, Theiler “se la llevó de arriba” y quedó sin trabajo a pocas horas de haberse propuesto trabajar por el club.
No es la primera vez que un DT pasa por un “manoseo” semejante en el Fortín.
Pasó con otro técnico más reconocido, Salvador Ragusa, quien también duró menos de una semana.
Esta vez la situación fue peor porque Theiler llegó en medio de una crisis económica y, no obstante, se prestó al desafío.
La dirigencia que viene no quería entrar echando gente y, como una cuestión de acuerdo, le avisaron a la actual que el exdefensor no iba a ser tenido en cuenta.
Así de convulsionado está Alumni, repitiendo situaciones caóticas que empañan su imagen.