Contrapunto entre lo que dijo el intendente y lo que expresó José Quintana, quien vive a metros del basural
Mientras el intendente Martín Gill aseguró que se trabaja “de manera permanente” en medidas en torno a la cava de barrio Felipe Botta, un vecino del lugar que hace años reclama al verse afectado por este cuadro dijo ayer todo lo contrario.
Como se conoce, al lado de la laguna de retención conocida como “Genovese”, por estar en un predio que pertenece o pertenecía a la familia de ese apellido, existe desde hace largo tiempo un enorme basural a cielo abierto. Allí, el viernes 12 apareció muerto Marcelo Omar Rodríguez.
“Venimos trabajando de manera permanente”, dijo el intendente al ser abordado por los medios. Apuntó también que ha convocado “a una reunión operativa para definir un tratamiento integral, incluso en una oportunidad en que está en vencimiento el convenio de comodato” que rige para el sector (ver aparte).
“Hay una cuestión ambiental no solo en cuanto a la basura, que creo hay que ir a un diferimiento completo para la eliminación de ese espacio de residuos con todos los mecanismos a disposición, sino como espacio de evacuación de las aguas y la laguna de retención provisoria, que no puede ser trasladada a otro lado”, manifestó el mandatario. En este último sentido recordó que todos los nuevos loteos dispusieron mecanismos que llevan las aguas a ese lugar. Y habló de “erradicar el lugar de enterramiento de relleno, porque incluso la capacidad de esa cava es mayor”.
El titular del Ejecutivo afirmó que “diversas áreas del municipio están trabajando en una planificación integral de ese lugar”, citando las carteras de Desarrollo Urbano, Ambiente e Inclusión Social.
“Sin cambios”
“Cambios no ha habido ninguno: no han puesto a nadie para cerrar, no se han colocado las luminarias, nada de lo que he pedido a fines de marzo a través de una nota que presenté en el municipio se cumplió”, aseguró José Quintana al ser consultado por este medio.
El vecino hizo hincapié en la basura, la falta de iluminación y la ausencia de carteles. “Sigue habiendo mucha basura, el terraplén continúa roto y así los residuos se conectan con el agua”, advirtió. Además manifestó su sorpresa al ver la nula reacción estatal ante la aparición de una persona muerta, cuyo caso está siendo investigado por la Justicia. “Pensé que iban a cercar el predio, pero no ha ocurrido”, recalcó.
“No existen controles y entonces viene una empresa y tira lo que quiere. Cualquiera lo puede ver. No hay control de nada”, denunció el ciudadano. En este marco, contó que si bien cerraron un ingreso, hay otro acceso “por el que puede entrar cualquiera”.
“El único cambio que ha habido es que el municipio tiene la basura regulada un poco más al día, pero hay elementos de todo tipo, sin control de entrada ni de salida”, graficó. “Erradicar el basural sería no permitir ni mandar a nadie a arrojar basura que contamina, por lo que el impacto ambiental continúa siendo el mismo”, subrayó. “Nada está bien, para mí está todo mal”, acotó.
D.B.
La letra del acuerdo: por encima del contrato firmado en 2013
En el contrato de comodato firmado en 2013 por el municipio con la familia Genovese, dueña del predio que se convirtió en basural y donde está una de las tres lagunas de retención que hay en la ciudad, se estableció que el lugar puede ser utilizado para “repletado de suelo del socavado existente, mediante volcamiento de escombros, restos de poda chipeada, tierra, arena, etcétera, estando expresamente prohibido el relleno con residuos sólidos urbanos, peligrosos, patógenos”.
Sin embargo, EL DIARIO cotejó en el predio algo que en los últimos años se cansó de denunciar José Quintana, quien posee un inmueble en cercanías de este basural. Allí hay diversos electrodomésticos, cubiertas, latas, pañales, restos de comida, ropa y diversos elementos aparte de los permitidos por comodato. Todo, en un contexto de ratas, moscas y otros animales.
El mismo camino que lleva a esta cava tiene montículos de basura.