
Estudiaba ingeniería y trabajaba en una fábrica de autopartes cuando sucedieron los hechos. Formó parte del centro de estudiantes, que fue clausurado en el golpe del 66, pero siguió involucrado en política hasta la gesta revolucionaria del 69. Entrevistado por EL DIARIO, aseguró que “en Córdoba el gremialismo fue siempre combativo” y que “Estados Unidos tiene más influencia sobre el Gobierno actual que sobre el de Onganía”

Aldo Tarantino es una de las personas que recuerdan los hechos con lujos de detalles, nombrando cada calle por la que transitó aquel 29 de mayo de 1969 por Córdoba capital y -cada vez que es necesario- aclara que se retiraba de la columna de sus compañeros cuando ejercían violencia, ya sea sobre edificios o sobre vehículos de la época, donde se destacaba el rastrojero.
Cuarenta y ocho años después del Cordobazo, Aldo rompe el silencio para detallar su participación en la gesta revolucionaria como parte del centro de estudiantes de ingeniería de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), pero también como afiliado al gremio que nucleaba a los trabajadores de Thompson Ramco, la fábrica de autopartes en la que trabajaba.
El movimiento hippie, la invasión a Santo Domingo y los aires revolucionarios de Cuba fueron algunas de las influencias que Aldo mencionó que pesaban sobre el pensamiento de los estudiantes de aquel entonces.
“Esa influencia tuvo más resultado sobre el estudiantado, pero las defensas de las conquistas adquiridas por la clase obrera se dan a partir del 55, luego del derrocamiento de Perón. Pasaba como ahora, que hay un avance de la oligarquía financiera para cortar los derechos de los trabajadores en general”, aseguró.
“La bronca del movimiento obrero y la participación del estudiantado hicieron posible la manifestación contra el Gobierno”.

Las calles en llamas
Aclarando que había “una gran admiración” por la gesta cubana y por el Che Guevara, el ingeniero Aldo Tarantino pasó a relatar desde el momento en que arribó en un colectivo al centro de la ciudad para encontrarse con la columna de sus compañeros.
“Venía la columna de Luz y Fuerza, que era una mole, y la Policía tirando gases del otro lado. Los obreros respondían con piedras, se había acumulado mucha bronca.
Buscando a mis compañeros llegué hasta Colón y General Paz y me encontré con algunos de la Fábrica de Aviones en Deán Funes. Comentábamos los enfrentamientos que estaban sucediendo en la primera hora, hora y media.
En 27 de Abril doblamos y nos enteramos de que habían matado a un compañero. Ese fue el detonante, la gota que rebalsó el vaso; a partir de entonces, se desató mucha violencia.
Ya había perdido contacto con mis compañeros y me sumé a la columna de mercantiles, con la que hicimos una barricada para defendernos de los policías que se bajaban de un colectivo.
Estábamos muy exaltados, pero analizando la situación, y ya había gente tomando la Cañada y otra tirando piedras a la Municipalidad.
Ahí apareció la caballería con las 45, me refugié abajo de un quiosco de diarios porque no estaba de acuerdo con las acciones de violencia”.
En unos párrafos el relato es intenso, como lo vivido aquel día en la Docta, donde muchos vecinos -según el entrevistado- ya se habían hecho de molotovs y otros elementos para ofuscar a la fuerza policial.
En la casa que compartía Aldo con otros estudiantes en la calle Arturo M. Bas la terraza abría una vista privilegiada donde “Córdoba era una sola columna de humo”, según manifestó.
Un antes y un después
El villamariense que participó del Cordobazo como estudiante y trabajador afirma que “el gremialismo en Córdoba siempre fue combativo” y analizó la situación posterior a los acontecimientos revolucionarios que marcaron un hito en la historia nacional.
“Nos empezó a llegar apoyo de la gente de la juventud comunista, que nos pasaba los partes de distintas organizaciones subversivas.
El Cordobazo dio a luz un montón de hechos. Las organizaciones guerrilleras creyeron que el país estaba listo para una guerrilla, pero no era así”, indicó.
Más allá de las corrientes que penetraron en el pensamiento de los activistas del 69, la consigna que más se destacaba -por lo simple y por la sed de justicia- era que “el cambio era posible”, según enunció a EL DIARIO Aldo Tarantino.
Tosco, Salamanca y Macri
Imposible resulta hablar del Cordobazo sin mencionar a Agustín Tosco, el gremialista de Luz y Fuerza que se convirtió en un ícono del levantamiento.
Aldo, junto a los compañeros del centro de estudiantes de ingeniería, presenció charlas sobre desarrollo, subdesarrollo y sindicalismo en América Latina con el Gringo. “De ahí siguió la relación con Tosco”, comentó Tarantino.
Con René Salamanca, otro de los referentes de la época, compartió el barrio en el que vivían y, por ende, varias charlas y reuniones donde insistían en la necesidad de defender las conquistas obreras.
¿Y Macri? Lejos de acercarse a las ideas de esos hombres, las políticas del actual presidente fueron motivo de consulta para Tarantino, que analizó: “La situación política es igual, la gente no. Este Gobierno cuenta con mucho apoyo de Estados Unidos, cosa que Onganía no tenía”.
“Las acciones de Estados Unidos son más brutales ahora”, sentenció Aldo.
En aquel quiosco de diarios que se refugió tras el avance de las fuerzas, podría lucir hoy -48 años después- un titular que anuncie: “El Cordobazo desde adentro contado por un villamariense”.
Luis Gómez – Es politólogo y recuerda los hechos en la ciudad
“Hubo una mercantilización del trabajo”
Luis Gómez (foto) es politólogo, pero, anecdóticamente, a los 11 años rondaba en bicicleta con sus amigos por el centro de Villa María y fue testigo de los hechos aliados al Cordobazo en la ciudad. “Vimos las columnas de trabajadores, una que salió de la UOM de calle Buenos Aires y otra de La Fraternidad, en calle San Martín. Confluyen en Buenos Aires y Alem, en lo que era la tienda Los Vascos. Ahí dieron vuelta un rastrojero e intentaron prenderlo fuego, ero no pudieron”, recuerda.
Su tesis fue sobre la mercantilización y desmercantilización del trabajo en un período de la historia nacional, incluyendo la época de la gesta: “Había una consciencia del momento histórico en Argentina, a raíz de una situación compleja de la Revolución Libertadora del 55. Hubo a partir de ahí una mercantilización de la clase trabajadora que hace eje en un retroceso de las conquistas sociales adquiridas durante los gobiernos del general Perón”, analizó.
En su trabajo final de grado, Gómez cuestiona a Lester Thurrow, quien asegura que “el capitalismo le declaró la guerra a la clase trabajadora y se la ganó”. “Yo pongo esas última frase entre signos de pregunta: ¿se la ganó? Hoy hay un sector del estudiantado que es interesante seguir de cerca en cuanto a la lucha que empieza a tomar color ante el retroceso que vive la clase trabajadora frente a la quita de derechos adquiridos durante la época del kirchnerismo”, añadió.
Emiliano Eandi