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“Los comedores no deberían existir, pero estamos muy lejos de eso”

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“Los comedores no deberían existir, pero estamos muy lejos de eso”
A Silvia (izquierda) le costó aceptar la nota. Marisa la convenció. Juntas dieron voz al barrio

Escribe Diego Bengoa DE NUESTRA REDACCION

Desean que el espacio sea sólo de encuentros y talleres, pero en la actualidad es impensado dejar de servir la cena

A Silvia (izquierda) le costó aceptar la nota. Marisa la convenció. Juntas dieron voz al barrio

En invierno de 2012 las buscaron para comenzar a dar la leche los sábados a la tarde. El primer día concurrieron 15 niñas y niños. Un lustro después, sirven la cena de lunes a viernes y la cantidad de asistentes orilla el centenar. Hay talleres de distinta índole, hay contención, hay amor. Las tres impulsoras (Marisa Sánchez, Silvia Clot y Luisa Cabrera) se multiplicaron por siete. La red se fortaleció con el objetivo de estar presentes y mirar a la niñez y a la adolescencia del barrio, la que ayer se dio cita en un superfestejo que se registró en la calle Juárez Celman al 800, cortada para la ocasión.

Días antes de la celebración, Marisa y Silvia fueron entrevistadas por EL DIARIO.

 

-Cuando comenzaron, ¿se imaginaron en lo que se iba a convertir este espacio comunitario?

-M: No, nunca. Para mí es cumplir un sueño muy grande. Empezamos de manera muy pobre, muy sencilla, en la casa de mi hijo. Después, cuando él necesito su vivienda, fui al canal Mirate y el programa de Gustavo Caroni hizo toda una movida para que pudiéramos levantar este espacio. No había nada aquí, era mi patio. Las Iguanas Solidarias hablaron con una bloquera de Arroyo Cabral, fuimos y luego ya empezaron a llover los materiales. Recuerdo cuando apareció Laura Gabetta (una colaboradora permanente) con un orden de compra de una bolsa de cemento y ladrillos. Y no se fue más.

-¿Tardaron en construirlo?

-M: En menos de un año se levantó. Primero, no teníamos techo hasta que, a través de Noelia, un hombre lo dio. El gas llegó este año, hará dos meses. Guillermo pagó toda la conexión y los materiales fueron comprados con lo recaudado en uno de los festivales. También pudimos agrandar.

-¿Siempre se inclinó por la niñez?

-M: Siempre fui muy “niñera”, tenía a cinco o seis acá en casa para cuidar. Mi sueño siempre fueron los chicos.

Cinco junios después, el comedor se ha convertido en el espacio comunitario por excelencia del barrio

-¿Con qué se encontraron cuando iniciaron este espacio?

-M: Uno ve todos los días la necesidad que hay. Hay una carencia grande de amor y contención. Los padres trabajan, corren todo el día, no es que siento que los descuidan porque sí. Yo creo que los tiempos no alcanzan. Hay mucha tristeza, es algo que siempre noto.

-S: Me encontré con cariño, sobre todo con amor. Ellos te respetan, hasta en la calle, donde te encuentran. Los veo con la gomera y los reto y hacen caso (se ríe).

-M: Los ves felices con un caramelo (se emociona). Todo lo que va ocurriendo te da ganas de seguir y sumar. Ojalá con los años esto sea sólo un lugar de encuentro, de talleres, de actividades. Los comedores no deberían existir, pero hoy estamos muy lejos de eso. En dos meses llegaron más de 30 chicos. Nosotros hasta hace un año teníamos 60, hoy son 95. Unos 90 vienen a comer, pero les damos la vianda a cinco más. Eso hace que estemos contentos por darles de comer, pero tristes por la realidad. Siempre me planteo qué pensarán los más grandes, se preguntarán por qué no comen en la casa, pero también aman al comedor. Les gusta venir, les encanta. Nosotros los amamos, pero les ponemos límites. El problema es la falta de respeto entre ellos porque a nosotros sí nos respetan.

-S: Al principio venían y no había forma de que se sacaran la gorra.

-M: Para ellos, tener la gorra puesta es lo más común.

-S: “Gorra no; visera”, te corrigen. “Gorra usan los milicos”, te advierten.

-¿Qué las ha marcado en todo este tiempo?

-M: Todo, la realidad.

-S: Yo no soy de llorar.

-M: Un día les conseguimos medias a todos y les lavamos los pies (se emociona).

-S: Síííí (sonríe). Antes me daba asco tener que cambiar a un bebé y todo eso, era exagerada con todo eso. Ahora no me causa nada raro nada, puedo limpiarle los mocos a todos los chicos.

-¿Pensaron alguna vez en estos cinco años abandonar esta tarea?

-M: No, nunca. Me faltaría algo muy grande si el comedor no estuviera. A las dos nos cambió la vida… En realidad, a todas nosotras.

-S: Salvo a mi hijos y mis sobrinos, yo nunca abrazaba a los niños. No besaba a ninguno, no era cariñosa. Ellos me hicieron cariñosa. Ahora soy otra persona, les limpio la cara, los mocos, las manos.

-¿Existe compromiso del Estado hacia estos espacios? ¿Hay presencia de los gobernantes?

-M: (Piensa) No sé. En parte, te demuestran que sí, pero uno siempre tiene esa desconfianza. En realidad, esta gestión municipal nos está ayudando mucho. La gestión anterior no estuvo presente nunca, no existía. Ahora sí.

-¿Qué mirada tienen sobre la Policía?

– M: Molesta a los adolescentes que no hacen nada y no está donde tiene que estar. Cuando realmente se la necesita, no está; cuando tiene que meter preso a un verdadero delincuente, tampoco. A los adolescentes sí los molesta.

-¿Por qué?

-M: Por ser de La Calera, por ser “raros”, por ser morochos.

-¿Qué sienten cuando escuchan que hay personas que estigmatizan al barrio? ¿Cuando decir que sos de La Calera parece una mala palabra?

-M: Duele y mucho. Nosotros amamos a este barrio, donde pasan cosas como en todos lados.

-S: Hay gente que cuando viene y conoce dice “no era lo que me decían”. Se encuentra con otra situación, alejada de algunos comentarios.

-M: Duele cuando personas no se animan a entrar al barrio. Los cadetes, por ejemplo. Se va haciendo toda una cadena de mala fama.

-¿Cómo es la relación con los padres de los niños y niñas?

-S: Nunca ninguno vino a reprocharnos por haber retado a sus hijos o suspenderlos, porque hemos suspendido en algunas ocasiones.

-¿Qué necesitan los vecinos de La Calera?

-M: Mayor atención de parte de quienes tienen esa responsabilidad. La gente va a los organismos del Estado porque tiene necesidad, no porque sí. Acá viene porque tiene hambre.

-¿Cuáles son los sentimientos que tienen cuando escuchan que algunos sectores tratan de “vagos” a quienes acuden a comedores o requieren ayuda?

-M: Quizás hay algunos que lo sean, pero la mayoría demanda porque no tiene buen trabajo, no tiene empleo o es muy mal pago. Por ejemplo, los chicos limpiavidrios están en las esquinas porque en tres horas hacen 300 pesos, que para conseguirlos como albañiles tienen que trabajar muchas horas más.

Mi sueño es que en el barrio exista un galpón con herramientas donde puedan trabajar los chicos y que sean bien remunerados. Ahí vamos a saber realmente si tienen ganas de trabajar. Y yo creo que sí, pero ahora no tienen posibiliddades.

-Habían impulsado la conformación de una cooperativa de jóvenes, que son quienes refaccionaron la Escuela Sarmiento. ¿Hoy no tienen trabajo?

-M: Los más grandes estaban trabajando en la Escuela Granja. Con los más chicos hay todo un problema porque son menores de edad. Y ya están volviendo a la plaza (se lamenta).

-¿Qué les representa la droga?

-S: Les arruina la vida. Los pierde. Chicos que han sido muy buenos se convirtieron en cachivaches.

-¿Hay mucha?

-Ambas: Muchísima, cada día más.

-M: No sé cómo vamos a terminar con esto.

-¿Cuáles son sus deseos?

-M: Me gustaría que construyan una pileta comunitaria en el playón, que los chicos sean grandes personas, que tengan trabajo, como corresponde, que sean más queridos por la sociedad. Que el comedor no tenga que servir más la comida, que coman en su casa. Seguir laburando para que todos sean grandes personas.

 

LA HISTORIA

JUNIO DE 2012

COPA DE LECHE LOS SÁBADOS ARRANCARON POR INVITACIÓN DE LA CÁMPORA, LA QUE PERMANECIÓ CUATRO MESES.

 

FACEBOOK

LA HERRAMIENTA TRAS LA SALIDA DE LA

CITADA ORGANIZACIÓN, Y SIN NADA, MARISA SE ABRIÓ UNA CUENTA DE FACEBOOK Y BUSCÓ AYUDA EN LA

SOCIEDAD. LA COMUNIDAD RESPONDIÓ.

 

2013

NUEVOS INTEGRANTES LLEGAN TITO GODOY Y FABIÁN BIZZARRI Y “SE COMPROMETIERON CON NUESTRA INTENCIÓN DE

DARLES DE COMER”.

 

ARRANCA EL COMEDOR TRAS UN AÑO DE FUNCIONAR COMO COPA DE LECHE, EMPIEZAN A SERVIR LA CENA LOS LUNES. LUEGO SUMARON LOS MIÉRCOLES, DESPUÉS LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES Y HACE MÁS DE DOS AÑOS ES DE LUNES A VIERNES

 

“Mi sueño es que en el barrio exista un galpón con herramientas donde puedan trabajar los chicos”.

La gente va a los organismos del Estado porque tiene necesidad, no porque sí. Acá, por hambre”.