Sólo cien personas menos que en su visita anterior dieron marco al recital de despedida del disco “Paradojas”

Una muchedumbre fervorosa salta, corea y, en proximidades del escenario, otorga espacio para flamear banderas identitarias, dejando en claro que se asiste al recital de una banda de rock ya consolidada, a pesar de sus “cortos” 15 años de vida.

Las Pastillas del Abuelo actuó por segunda vez en estas latitudes, el sábado pasado en el Club Prado Español de Villa Nueva, ante unas 1.200 personas.

Un año después de haber aterrizado en Mundo Rojo (donde la audiencia había alcanzado los 1.300 espectadores), el grupo llegaba para despedir definitivamente el álbum “Paradojas”, el mismo que había sido respaldado en agosto de 2016, y para intercalar temas conocidos y barnizados con la etiqueta de “clásicos”.

Sin mediar demasiadas palabras entre el líder, Juan “Piti” Fernández, y su público, se desarrolló un show que, como se dice en la jerga, fue “al hueso”, arrancando con “Absolutismos”, de la última placa y cerrando con “Viejo karma” de “Desafíos”.

En la nota previa concedida a este medio, Fernández había prometido una lista “contundente” y vaya que cumplió. En esa homogeneidad rítmica y armónica se despachó una serie de hits rutilantes que iban directo al corazón de los seguidores, aquellos que van desde los tiernos adolescentes hasta los jóvenes avanzados en años.

Con invitados

Lo distintivo fue que, en varios pasajes de la velada, subieron distintos integrantes de Locos de Nacimiento de Buenos Aires, uno de los grupos soporte que se presentaran en la previa junto a Los Miedos de nuestra ciudad.

Por caso, el vocalista Sebastián “Turko” Fiorino acompañó a “Piti” en “Rompecabezas de amor”, que a pesar de integrar la última placa fue cantado por el público como si ya fuera una pieza de colección. El baterista Francisco «Pechi» Pagés se sumó en un verdadero hit, “Tantas escaleras”, mientras el guitarrista Nahuel «Pela» (o “Pelo”, dada su melena actual) García Gómez fue presentado como el cocompositor de otro clásico “Otra vuelta de tuerca”.

Uno de los temas más coreados, al igual que “Permiso y prometo”, fue “Amar y envejecer”, de 2006. Aunque su lírica remita a entretelones de pareja, un pasaje sirve de síntesis para el epílogo “pastillero”: “No está mal que terminen las historias (o el show en este caso), mientras haya historias que contar”.

Los presentes habrán guardado en sus retinas, o en sus celulares, clips de un recital dedicado especialmente a los fanáticos.

Juan Ramón Seia