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“Nosotras sí tenemos perpetua”

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“Nosotras sí tenemos perpetua”
Verónica y Beatriz, madres de Chiara y Wanda, junto a Alejandra (izquierda), la directora del documental que se exhibió ayer en el MuniCerca 1 para gente de los barrio San Nicolás y Nicolás Avellaneda

Los femicidios de sus hijas tuvieron repercusión nacional y uno fue el disparador del primer Ni Una Menos. Aseguran que desde entonces muchas mujeres se animaron a denunciar, pero reclaman que haya jueces con formación en género

Verónica y Beatriz, madres de Chiara y Wanda, junto a Alejandra (izquierda), la directora del documental que se exhibió ayer en el MuniCerca 1 para gente de los barrio San Nicolás y Nicolás Avellaneda

Uno de los grandes méritos de Verónica Camargo y Beatriz Regal es, quizás, la resiliencia: esa capacidad para superar situaciones traumáticas como lo fueron las muertes de sus hijas y convertir el dolor en una lucha incansable.

Wanda Tadei -hija de Beatriz- murió en 2010 luego de ser quemada por su pareja, Eduardo Vázquez, exbaterista de la banda Callejeros. Chiara Páez -hija de Verónica- fue asesinada a los 14 años por su novio, Manuel Vallejos, y la causa tuvo como consecuencia el primer Ni Una Menos en todo el país.

Ayer, las mujeres llegaron a la ciudad para presenciar la proyección del documental “Cada 30 horas”, de Alejandra Perdomo, que también arribó a Villa María para compartir un debate posterior a la exhibición en el MuniCerca 1 que comprende los barrios San Nicolás y Nicolás Avellaneda.

 

Dos casos mediáticos

Ambos femicidios tuvieron gran repercusión nacional, aunque todavía no se hablaba en esos términos cuando sucedió el crimen de Wanda Tadei. Beatriz, su mamá, asegura que “hubo muchos cambios” desde entonces.

“Hay mucho compromiso social, hay un acompañamiento. Yo llego a las escuelas para mostrar que después del primer 3 de junio hubo 13.700 denuncias, es decir, 13.700 mujeres quisieron saber si era verdad que existía una línea que las acompañara”, destacó la mujer.

Sobre el rol del Estado, Beatriz reconoció que “hay ciertas autoridades que están comprometidas. Ese ‘hacer algo’ también es proyectar una película en una comunidad que puede estar siendo vulnerada en sus derechos, y se da por la decisión de personas comprometidas”.

“Hay organizaciones de mujeres muy comprometidas y sectores de la política en la misma situación. Quizás trabajando un poco de forma aislada, pero sí hay grandes cambios”, comentó.

Alejandra Perdomo, la directora del filme en el que las madres dan su testimonio, relató que “hay víctimas que se atreven a pedir ayuda o hablar después de ver el documental”.

“No fui víctima de violencia física, pero sí trato de comprometerme con la realidad desde el trabajo que hago”, aseguró la cineasta.

 

Vida sin violencia

Verónica Camargo decidió hacer público el pedido de Justicia por su hija Chiara y recibió el apoyo, no solo de la pequeña localidad de Rufino (Santa Fe), sino de todo el país, ya que el caso fue el disparador para la primera marcha de Ni Una Menos.

Ahora lidera la ONG Vida libre de violencia y asegura que se trata de “transformar en algo positivo todo esto”.

“La vida de nuestras hijas no la vamos a tener, o como decimos con algunas madres, nosotras sí tenemos cadena perpetua y de forma literal, no como la de los femicidas que tienen un tiempo determinado”, se lamentó Verónica.

Con su familia esperan hace dos años una sentencia firme en la causa por el femicidio de Chiara, a quien hallaron enterrada en el patio de la casa de los abuelos de su novio, por ende, los hechos se dieron con la complicidad de la familia.

“Costó mucho que se tenga en cuentan el agravamiento por el vínculo y la participación de la madre, que como espectadora es cómplice pero la Justicia la desligaba solo por ser la madre del asesino”, añadió.

Verónica remarcó el apoyo social y las luchas que emergen para frenar la violencia de género, aunque se quejó de que haya aún “jueces garantistas” que siguen impidiendo que ciertas causas avancen.

Beatriz afirmó dentro de las carreras de Derecho “no existe violencia de género, ni género en sí mismo, depende de cada abogado que se quiera capacitar posteriormente”.

“Entonces, la lucha es para que se apliquen las leyes y para cambiar los hábitos socioculturales que llevamos impreso en la sociedad”, finalizó diciendo.

 

144, es la línea telefónica que atiende las 24 horas del día, los 365 días del año, a la que pueden acudir las mujeres para pedir ayuda en caso de sufrir violencia de género.