El expolicía José Filiberto Olivieri (73), condenado a prisión perpetua por haber cometido delitos de lesa humanidad, pero gozando del beneficio de la prisión domiciliaria por su estado de salud, fue filmado mientras paseaba libremente por las calles de la ciudad de Oliva.
El septuagenario represor era agente de la Policía de la Provincia de Córdoba a poco de instaurada la última dictadura cívico-militar en la Argentina y al momento de los hechos se desempeñaba con el mismo grado en el Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional Nº 1, con asiento en la capital provincial.
Olivieri, radicado actualmente en calle La Rioja 443, en barrio Sagrado Corazón de Oliva, fue visto el sábado pasado realizando compras en pleno centro de aquella ciudad como cualquier vecino, violando así la sentencia dictada hace poco más de cinco años por la Justicia Federal de Córdoba.
“Hace tiempo que teníamos esta denuncia, pero no podíamos acompañarla con pruebas. Hoy (por el sábado 10) fue grabado violando la prisión domiciliaria y el privilegio de no estar en una cárcel común”, manifestó una militante de derechos humanos al portal de noticias ANRed, en el que puede verse el video de referencia.
La pena máxima
El 26 de marzo de 2012, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de la capital provincial condenó a Olivieri a prisión perpetua junto a otros dos expolicías, por la privación ilegítima de la libertad y el asesinato de tres militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), hecho ocurrido a mediados de 1976.
Además de Olivieri, en aquel proceso fueron sentenciados el excomisario Pedro Nolasco Bustos (63) y Jorge Vicente Worona (71), también exintegrantes del Comando Radioeléctrico cordobés, quienes recibieron la misma pena.
El juicio estuvo a cargo del tribunal presidido por Carlos Julio Lascano e integrado por José Fabián Asis y José María Pérez Villalobo.
Al dar a conocer el fallo, el tribunal resolvió “declarar a Pedro Nolasco Bustos, Jorge Worona y José Olivieri coautores penalmente responsables de los delitos de ‘privación ilegítima de la libertad agravada’, en tres hechos, y ‘homicidio calificado por la alevosía y la pluralidad de partícipes’, también tres hechos, e imponerles para su tratamiento penitenciario la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos”.
En el caso de Olivieri, los jueces resolvieron mantener el régimen de prisión domiciliaria que se le concedió por “razones de salud”. Los otros dos, en cambio, cumplen sus condenas en el penal de Bouwer.
Las tres víctimas
Los jóvenes asesinados son la riocuartense Ana María Villanueva, Jorge Manuel Diez y Carlos Delfín Oliva, quienes la mañana del 2 de junio de 1976 (al día siguiente Olivieri cumplió 32 años) se encontraban reunidos en la esquina de Octavio Pinto y avenida Caraffa, en barrio Villa Cabrera de la ciudad de Córdoba.
Los tres estudiantes se encontraban junto a Héctor Ernesto Hunziker, quien permanece en condición de desaparecido.
En un momento observaron una persona que pertenecía al Departamento de Informaciones de la Policía (D2), por lo que decidieron alejarse del lugar. Hunziker se fue caminando, mientras que Villanueva, Oliva y Diez lo hicieron a bordo del Fiat 128 de este último.
Apenas puesto en movimiento, el rodado fue interceptado por dos vehículos del Comando Radioeléctrico y, al intentar huir, los jóvenes fueron detenidos por Bustos, Worona y Olivieri, quienes se encontraban junto a los también policías Andrés Rojo, Antonio Polakovich y Pedro Colazo.
Tras recibir una brutal golpiza, Villanueva, Diez y Oliva fueron trasladados en uno de los móviles a un descampado ubicado en la zona del Chateau Carreras, donde fueron fusilados.
Oficialmente, la Policía informó luego que el deceso de los tres estudiantes se produjo a raíz de un “enfrentamiento armado entre efectivos de seguridad, que desarrollaban un control vehicular, y tres extremistas que pretendieron eludir la patrulla”.
Cabe señalar que Rojo, Polakovich y Colazo fallecieron mucho antes de que se sustanciara el juicio, por lo que se dictó su sobreseimiento.
Los familiares de Ana María Villanueva fueron los únicos que se constituyeron como querellantes particulares en ese juicio, patrocinados por el abogado Claudio Orosz, mientras que el fiscal fue Carlos Gonella, nacido precisamente en Oliva, pero criado en Villa Nueva y Villa María.
Este es el video en el que se ve a Olivieri caminando por el centro de Oliva…