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“Viví tres años de maltrato y me cuesta mucho superarlo”

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“Viví tres años de maltrato y me cuesta mucho superarlo”
Graciela del Carmen Sánchez, la mujer que fue agredida por su expareja, no declaró en el juicio porque se incorporó por lectura su testimonio ante la Policía. En esta nota de EL DIARIO, ella nos cuenta su historia

La mujer que fue apuñalada por su expareja, cuenta su historia a EL DIARIO, para advertir a otras víctimas de las secuelas físicas, psicológicas y espirituales que deja la violencia de género

Graciela del Carmen Sánchez, la mujer que fue agredida por su expareja, no declaró en el juicio porque se incorporó por lectura su testimonio ante la Policía. En esta nota de EL DIARIO, ella nos cuenta su historia
Graciela del Carmen Sánchez, la mujer que fue agredida por su expareja, no declaró en el juicio porque se incorporó por lectura su testimonio ante la Policía. En esta nota de EL DIARIO, ella nos cuenta su historia

Durante tres años, Graciela Sánchez sintió cómo le retumbaban en su cabeza las palabras que el hombre que había elegido para compartir la vida le repetía siempre: “Naciste para p… y no vas a ser otra cosa” o “te voy a pegar tanto que la c…   sólo te va a servir para mear”. Esas palabras exactas son las que, según relató a EL DIARIO Graciela Sánchez, usaba Norberto “Oso” Medina, su pareja desde 2010.

Ella trató muchas veces de decir basta, buscaba irse. Pero él le prometía cambiar y ella volvía. Y todo empezaba de nuevo. Los insultos y golpes, incluso delante de los niños de ella, se repetían.

“Así que un día me prometí no volver, me prometí que no le iba a creer nada de lo que me decía”, dijo la mujer.

Se fue a vivir a un cuarto humilde en la parte trasera de una vivienda ubicada en la calle San Lorenzo de la ciudad de Oliva, con la intención de empezar de nuevo.

En esa casa, el 17 de octubre de 2013, ocurrieron los hechos que hoy se juzgan en los Tribunales de Villa María.

Según el relato de Graciela, Medina entró alrededor del mediodía “sin golpear la puerta” de la casa y le pidió algo de ropa que ella le había lavado.

“El me preguntó cuándo iba a volver y yo le dije que teníamos que hablar, que no pensaba volver a vivir con él nunca más”. “Es mentira lo que dice él ahora en el juicio, que yo estaba con otro”, contó.

Recuerda los minutos antes porque había salido a comprar una garrafa. Cuando llegó, como hacía mucho calor, se cambió la ropa y se puso un camisolín con unas sandalias cómodas.

Cuando Medina escuchó lo que no quería escuchar, fue a la cocina y tomó un cuchillo. “Primero usó uno grande, el de la carne, y luego agarró otro, el tramontina común”.

“Fue monstruoso lo que viví”, recuerda. El hombre airado le dio siete puñaladas que provocaron que en total le hicieran 40 puntos. “De esos puntos, 19 están en la zona del cuello”, dijo, mostrando las huellas físicas del ataque.

Una vecina llegó al escuchar los gritos, lo que impidió que siguiera con el ataque. Medina dejó la casa y se fue a la Policía, donde confesó que había matado a su mujer. Al menos eso creía.

Pero Graciela Sánchez fue llevada al Hospital de Oliva, donde le hicieron las curaciones necesarias y hoy puede contarlo. Medina está preso y siendo juzgado por “homicidio agravado en grado de tentativa”.

Ella no olvida que cuando la sacaron de la casa, cubierta en sangre, llegaba su hijo hipoacúsico, al que le cuesta recuperarse de esa imagen tremenda.

“El daño no me lo hizo sólo a mí”, dice la mujer.

 

Tres años de infierno

Graciela vivía en una humilde habitación con sus dos hijos: Brisa y Abelino. “Tenía el excusado adentro de la pieza, pero estaba mejor que cuando me fui con el Oso”, dice.

Conoció a Medina y empezaron una vida juntos. “Desde el principio me golpeaba, pero lo que más me duele son las cosas que me decía”, relató.

Empezó a insultarla cuando se pintaba y ella, entonces, salía con la cara lavada. La obligó a cambiar el estilo de ropa. “No me dejaba usar pantalones de jean porque decía que eran apretados y que parecía una p… Así que me vestía como una señora grande, con joggins”, recordó.

También le impidió la utilización del celular. “Eso es para puterío”, le decía.

También la alejó de su familia y así, fue quedando sola, sin estima y a merced de un hombre que la maltrataba.

“El tenía libertad. Iba a campeonatos de bochas a los campos o a otros pueblos, también viajaba a Buenos Aires con la comisión de UATRE, porque era jornalero. Yo no le decía nunca nada”, remarcó.

Pese a esa vida, decidieron casarse en el año 2012. Estando casados, él le pidió que desalojara la casa con denuncia ante la Policía mediante.

“La Policía me dijo que no me podía echar, porque era el domicilio del matrimonio, pero yo ya estaba pensando que me tenía que ir de ese infierno”. Y lo hizo, partió con sus hijos a la vivienda de la calle San Lorenzo.

 

Las secuelas

El hombre que le pegó, la insultó y hasta la echó de su casa; además de haberla atacado ferozmente según él mismo confesó en la Policía de Oliva, le dejó secuelas en su salud física, psíquica y espiritual.

“Algunas veces se me aparece en sueños, siempre me corre y despierto aterrorizada”, dice.

“Tengo ataques de pánico y además, sufro un montón de enfermedades que antes no tenía”, remarcó.

Ella es hipertensa (antes de los golpes no) y no encuentran el origen orgánico de esa afección. Pero también tiene otros problemas que se van manifestando. “El doctor me dijo que me va a estudiar los riñoñes y la cabeza, porque de tantos golpes, a lo mejor tengo coágulos o algo que me está afectando la salud”, señaló, relatando que las dificultades económicas no le permiten hacerse todos los estudios que le piden.

Trata de salir adelante, pero no deja de pensar en los tres años de infierno que padeció. “Hasta la psicóloga que me vio en la cama del Hospital me dijo que era culpa mía, porque yo había reincidido”, dice.

Probablemente la profesional no sepa que la mayoría de las mujeres víctimas de violencia, producto del maltrato y la anulación de la autoestima, suelen seguir con la pareja agresora, hasta que pueden romper el círculo del horror.

“Lo único que pido es que se haga Justicia, porque él casi deja a dos hijos huérfanos. A mí, me arruinó la vida y estoy tratando de salir adelante, por los dos más grandes y por la bebé, Tiara, que es un sol. Y también por mi actual pareja”, señaló.

“Y tengo mucho miedo por ellos, miedo que si queda libre los vuelva a atacar. Siento que voy a ser rehén de él toda la vida”, planteó.

También lamenta que a su bebé, que amamanta, “le transmita la amargura que siento. Ojalá que no, pero me parece que va conmigo”, dice.

Hoy, está siendo tratada por otra psicóloga -no la que la culpó en el Hospital- y trata de pensar que, si se hace Justicia, pueda empezar “una nueva vida”.

 

Esperanza de que todo puede mejorar

p5-f1La tremenda historia de Graciela le dejó heridas aún abiertas, pero desea y se esfuerza para que todo mejore. Le sobran los motivos. Además de sus hijos Brisa (7) y Abelino (5), hoy tiene a una pequeña de seis meses, Tiara. También una nueva pareja.

Pero además, el 2 de octubre será una de las personas que recibirá una de las casas del programa habitacional de Cáritas en Oliva, que se construyó sobre terrenos municipales.

Su pareja como albañil y ella como peona, levantaron las paredes de esa casa, donde aspiran a cimentar el nuevo hogar, lejos de toda violencia.

 

La audiencia de mañana se realizará en Oliva

El jurado popular escuchará el testimonio del médico policial el lunes
El jurado popular escuchará el testimonio del médico policial el lunes

El viernes último, iba a declarar el médico policial Gustavo Bono, pero un accidente que sufrió el galeno impidió que llegara a Villa María.

Para garantizar que preste su declaración el profesional accidentado, mañana partirá una trafic hacia Oliva -lugar de residencia de Bono- con todos los miembros del jurado popular y las autoridades judiciales que intervienen en el juicio que se le sigue a Norberto Medina.

Después del testimonio, regresarán a Villa María, donde se estima que el fiscal y la defensa harán sus alegatos y si es posible, ese mismo día se conocerá la sentencia.