
Mónica Carrizo, titular del gremio de los educadores de entidades privadas, lamentó que en la ciudad no se pueda avanzar en modificar una ordenanza que regularice la situación. Denunció “mucho trabajo en negro” y contó situaciones “graciosas” con las que se encontraron en las inspecciones

Escribe Damián Stupenengo
De nuestra Redacción
En la Ciudad del Aprendizaje, en muchas guarderías se esconden a los docentes en los baños cuando hay inspecciones, y hay menos cantidad de personal que el necesario para bebés en edad de lactancia.
Así lo dio a conocer Mónica Carrizo, secretaria general del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) en Villa María, quien definió como “un tema escabroso” la posibilidad de avanzar en las condiciones laborales y reglamentarias sobre los jardines maternales privados.
“Es un tema muy necesario, más cuando pensamos a Villa María como una ciudad educadora. Una cosa es Villa María como ciudad educativa, pero cuando una ciudad educa tiene que buscar transformar la situación para mejorarla, y hoy la situación de los niños que van a muchas de estas guarderías no es clara, de alguna manera el niño tiene una desprotección, porque puede suceder cualquier cosa, en cualquier momento”, remarcó Carrizo.
Estimó que hay unas 30 guarderías privadas en la ciudad, de las cuales “unas siete solamente deben estar en regla con sus docentes como corresponde”. “Hay mucho trabajo en negro”, acotó. “De parte nuestra venimos trabajando desde hace años en esto”, remarcó y contó que “hasta nos hemos reunidos con las cámaras patronales, instándolos a que regularicen la situación”.
“Luego de eso hubo una serie de inspecciones de nuestra parte y del Ministerio de Trabajo de la Nación, hace unos tres años atrás. También el año pasado salimos a hacer inspecciones con el Ministerio de Trabajo de la Provincia, todo tratando de regularizar la situación de los docentes que trabajan ahí.
Fue en esas inspecciones cuando se encontraron con situaciones “graciosas”, según definió Carrizo, y describió que “se dieron hasta casos en los que escondían a los docentes, o decían que era una mamá, y han llegado al lamentable extremo de esconder docentes en los baños, es también un momento de degradación al trabajador”.
A su vez, también criticó que muchos de estos espacios de educación disfrazan su verdadera función. “Son muchos también los que esconden la guardería con una nueva denominación, poniéndolos como centros terapéuticos para la primera infancia, por ejemplo, esconden detrás de ese nombre la guardería real que tienen y no reconocen lo que son”.
No todo fueron malos resultados tras las inspecciones, porque “hubo guarderías que sí han regularizado o han ido viendo cómo de a poco les es conveniente tener a los docentes como corresponde, pero son pocas”.
En ese sentido, dijo que “lo lamentable en Villa María es el tema de la legislación”. “La ordenanza, que es muy vieja y precaria, no tiene las reglas claras sobre cómo y cuánto tiene que ser el personal a cargo de las guarderías”, insistió y recordó que “hace dos años o más, durante la Intendencia de Eduardo Accastello, habíamos trabajado para tratar de cambiar esa legislación, habíamos ofrecido investigación, nos habíamos presentado, y a esto se le sumaron dos problemas grandes que hubo en unos jardines”.
“La ordenanza tiene que ver con todo, con el edificio, con la cuestión de tener muchos bebés lactantes con un solo personal, eso no se puede aceptar, pero cuando no están las reglas claras… En todo eso hay que trabajar”, explicó.
Con respecto a intentos actuales de avanzar sobre esa ordenanza, dijo: “Hace un tiempo nos reunimos con gente de Educación, desde donde nos pidieron un año, y la verdad que este año ha sido complicado hasta para que te den una audiencia. Si bien nos han dicho que están encarando el tema, todavía no tenemos nada”.
“Si bien nuestra prioridad es el trabajador, como sindicato, lo es también la educación en general”, argumentó sobre su preocupación, y al momento de estimar la cantidad de trabajadoras en guarderías privadas que puede haber en la ciudad, graficó: “Las guarderías más chicas suelen tener dos docentes nada más, una por la mañana y otra por la tarde, y por lo general la dueña es también docente en algunos de los turnos. Pero en todas, al menos una docente hay, pero yo te diría que la mayoría tiene al menos dos docentes más allá de la dueña. También están las que tienen 5 o 6 docentes, o incluso más”.
Finalmente, cerró advirtiendo que “en vacaciones hemos decidido salir a visitar las guarderías para ponerlas en conocimiento de muchas cosas”.