
Universitario, que otra vez se quedó con un hombre menos en el primer tiempo, volvió a ser superior ante un Silvio Pellico que, al igual que en la ida, no supo aprovechar la superioridad numérica. Ganó 1-0 el Canario, pero la “Uni” festejó el pasaje a la final

Escriben Federico Gazzoli – Juan Pablo Morre
Fotos Osvaldo Carballo
Nuevamente tuvo todo para hacer historia, pero otra vez se quedó solamente con ese deseo. Al igual que en el encuentro de ida, Silvio Pellico quedó con superioridad numérica antes de finalizar el primer tiempo, pero, de la misma manera en la que falló en Plaza Ocampo, no aprovechó el hombre de más para convertir ese gol que le faltó para, al menos, lograr estirar la definición a remates desde el punto penal.
Ayer el Canario ganó 1-0, pero no apostó a más después de ponerse en ventaja y quedó en las puertas del partido soñado, esa final a la que accedió Universitario gracias al 2-0 conseguido siete días atrás y a la gran rueda clasificatoria que realizó, donde fue el equipo que más puntos sumó, aunque le descontaron tres por mala inclusión de un jugador en un duelo ante River.
Por disposición policial, los de Silvio Pellico no pudieron localizarse en su estadio y lo hicieron en Arroyo Algodón. Allí, durante los primeros instantes del juego, necesitado de revertir el marcador adverso, el equipo de Miguel Ramos tomó la iniciativa del juego al hacerse con la pelota y, favorecido por las faltas que el rival cometió cerca de su área, inquietó en un par de jugadas con pelota detenida. Primero probó Alfio Demarchi y la pelota salió alta. Luego lo hizo Marcos Flores y el balón pasó cerca del palo derecho. También lo tuvo Martín Ledesma en un mano con Jacobo Bachanini, pero el delantero definió desviado.
Un arranque para la ilusión de la gente de Silvio Pellico, pero se quedó solo en esas insinuaciones y desde el primer cuarto de hora Universitario comenzó a desplegar su poderoso juego ofensivo. En la primera clara para la visita, Layús mandó centro desde la derecha, por la izquierda Gastón Moyano la bajó de cabeza hacia el medio y cerca del punto penal apareció Lucas Barengo para meter derechazo que pasó cerca del palo derecho.
Inmediatamente después, Tomás Pratti ganó por la izquierda, metió un zurdazo cruzado y la pelota se fue apenas al costado del poste.
Más tarde, tras un contragolpe en el que ingresó al área por la derecha, Barengo volvió a tener la chance de decretar la apertura del marcador, pero Ezequiel Oliva desvió hacia el córner su remate, volando espectacularmente contra su palo derecho.
Era el mejor momento de los dirigidos por Joselito Bernadó, pero a los 35’ un error arbitral los privó de intentar plasmar esa superioridad en el tanteador; Barengo volvió a ganar por la derecha y dentro del área Demarchi lo derribó mediante un codazo en el rostro, pero el árbitro Dante Caminos dijo “siga, siga” y el primer asistente, Dante Caminos, se hizo el que no vio nada cuando el defensor zamarreó de los pelos al jugador de la “U” que estaba tirado en el suelo. Inexplicable.
Los dos tuvieron sus chances (aunque más claras fueron las de Universitario), sin embargo, no supieron capitalizarlas, por lo que parecía que la parte inicial finalizaría con el cero como denominador común, pero 5’ antes del final la paridad caducó cuando en una jugada muy dudosa Nicolás Morales cayó dentro del área rival ante la marca de Layús, el referí que estaba pegado a la acción pitó penal y expulsó al defensor de la casa de altos estudios.
Todo Universitario lo protestó airadamente y en ese reclamo vieron la amarilla Pablo Picotti y Rodrigo Aguirre, algo que poco le importó al Chaca Demarchi, quien puso el 1-0 para Silvio Pellico rematando violentamente hacia la derecha de un Bachanini que se la jugó hacia el otro costado.
No desplegó las alas
El Canario estaba en ventaja, con superioridad numérica y a solamente un tanto de igualar el marcador global, pero en el segundo tiempo, cuando tuvo que animarse a más para aumentar la diferencia en el marcador, perdió el dominio de la pelota y se vio superado por un Universitario que constantemente lo atacó.
Apenas comenzado el complemento, Francisco Monetto quedó mano a mano con el arquero y metió un potente disparo de zurza que rosó en la salida de Ezequiel Oliva para perderse en el saque de esquina.
Pratti era el hombre más desequilibrante de la cancha y tuvo un nuevo par de chances para anotarse en la red: un potente zurdazo que Oliva controló en dos tiempo y un remate bombeado que picó en el travesaño, al igual que un despeje de Cristian Sanabria (cerca de su propia área) que voló a lo largo de toda la cancha y se terminó estrellando en el larguero.
Recién después de tanto sufrimiento Silvio Pellico pareció reaccionar y salir del asedio, aunque se acordó demasiado tarde de que solo necesitaba un gol para empardar la serie y cuando quiso hacerlo la desesperación le jugó una mala pasada, porque no estuvo fino a la hora de definir las dos chances claras que generó. Primero fue un cabezazo de Bernardi que Bachanini desvió volando contra su palo izquierdo. Después, un zurdazo del ingresado Rodrigo Brusa que tapó el portero universitario (en la continuación de la jugada Iván Moyano remató alto).
Los minutos corrieron y Universitario se fue aferrando cada vez más a la clasificación, ante un Silvio Pellico que lentamente se fue desinflando y alejándose de su sueño.
El Canario ganó 1-0 pero no le alcanzó y el festejo fue de Universitario, que después de tres años vuelve a meterse en una final, en la que deberá medirse nada más y nada menos que con Alem de Villa Nueva, un rival al que conoce demasiado y con el que no tuvo un buen desempeño en la etapa clasificatoria. Claro que se trata de fútbol y todo puede pasar.
Fue clave para sostener la clasificación de la “U” a la final, aportando una gran solvencia y seguridad defensiva en los momentos en los que su equipo se retrasó en el terreno de juego. Ganó casi todas las pelotas que rondaron sus narices, tanto de arriba como de abajo. También fue bueno lo de Bachanini y Pratti, mientras que en el Canario los mejores fueron Ezequiel Oliva y Nicolás Morales.
Mala actuación. No entendió que lo que estaba en juego era nada más y nada menos que una clasificación a la final y a raíz de esa “relajación” dirigió el partido con cierta zozobra. Al comienzo estuvo demasiado riguroso y pitó faltas inexistentes, pero rápidamente viró su estilo a un abusivo “siga, siga” y así dejó pasar un gran número de infracciones. Lo más criticable fue la “vista gorda” que hizo ante un gran número de golpes desleales que eran meritorios de expulsiones. En el primer tiempo no cobró un penal para Universitario por codazo de Demarchi sobre Barengo y además le permitió al defensor canario sujetar de los pelos al rival cuando estaba en el piso (era claramente expulsión). Luego, en el penal para Silvio Pellico y expulsión de Layús dejó dudas, aunque estaba muy cerca de la jugada.
Sus asistentes también cometieron muchos errores.