En el primer partido del Fortinero como local, Nicolás Delsole fue el gran héroe: marcó dos goles y el equipo derrotó 2-1 a Las Palmas, que se había puesto en ventaja en Plaza Ocampo
Escribe Juan Manuel Gorno
La naturaleza indica que un sapo infla su cuerpo cuando se siente amenazado. Y así se lo puede observar de día, sobre todo después de las tormentas.
En ese concepto, el apodo de Sapito quizás le cayó a la perfección a Nicolás Delsole.
En un Alumni que empezó el Federal B bajo algunos nubarrones y volvió a sentirse mal en los primeros minutos del debut como local, el delantero infló su cuerpo chiquito y fue gigante: marcó los dos goles del 2-1 sobre Las Palmas y alegró el mediodía de domingo de los fortineros que fueron a pelear contra el frío para ver ganar al equipo.
Claro que no fue una batalla de anuros, sino de hombres, pero Delsole entendió que esto es fútbol, un deporte colectivo donde suelen destacarse las individualidades, entonces dos apariciones suyas alcanzaron a sortear el duro escollo que significó Las Palmas, en un encuentro donde Alumni fue de menor a mayor, aunque sin ocultar los vaivenes propios de un equipo en formación.
Con las bajas temperaturas como protagonistas de la mañana, el frío pareció incrementarse en los corazones albirrojos en el inicio del partido, cuando Las Palmas tomó las riendas del juego y, a los 11 minutos, aprovechó la flaqueza defensiva de Alumni por el sector de Franco Gozzerino-Patricio Peñaloza, donde se filtró el mejor hombre visitante, Diego Albornoz, quien llegó hasta el fondo y, en un remate que tapó Jonathan Scalzo, provocó la definición final de Diego Coria en el 1 a 0.
Sin demasiadas respuestas futbolísticas, Alumni sintió el impacto, pero puso voluntad y poco a poco fueron apareciendo quienes debían aparecer, como Agustín Martellotto (con ciertas lagunas) y Jeremías Flordelmundo en la mitad de la cancha.
El volante externo fue quien, haciendo la diagonal hacia el medio, habilitó en un pase profundo a Delsole, seis minutos más tarde del gol visitante, y el Sapito se la llevó con la pecho y maniobró con la corrida perfecta para marcar el empate con un tiro cruzado.
El 1 a 1 fue justificado luego por Alumni cuando tomó la pelota más seguido, cortando los caminos en la mitad de la cancha y con una mayor solvencia de los centrales, sobre todo de Nicolás Roca, quien inspiró seguridad en todo momento.
Solo un tiro de Agustín Griguol puso en aprietos a Scalzo, que se vio beneficiado porque el palo negó el gol del lateral de Las Palmas.
En lo demás, Alumni fue mejorando, sin ser demasiado claro para profundizar, pero con una mayor posesión que en los primeros minutos. También le faltó ser más incisivo en sus avances, aunque Delsole fue la llave del desequilibrio y hasta casi convierte el segundo antes del final del primer tiempo, cuando sacó un tiro que voló cerca del ángulo más lejano.
A remarla
A medida que Alumni controló más la pelota (lo que significó que lo hiciera mejor), Las Palmas entendió que debía abrazarse al empate y es por ello que careció de protagonismo en el complemento, todo para armar un dispositivo más defensivo que le permitiese actuar de contragolpe, vía Albornoz.
La propuesta más cauta le sirvió a Las Palmas sólo para impedir un ataque más claro de Alumni, aunque el equipo de Mattea propuso constantemente, en un partido trabado, sin demasiadas ideas.
El traslado (a veces excesivo) de Martellotto, el ida y vuelta de Peñaloza y Flordelmundo, la prolijidad de Pittinari, el aguante de Martínez (le tocó pelear contra dos centrales lungos, que se la rebuscaron para tomarlo) y la movilidad de Delsole remaban contra el bloqueo que impuso Las Palmas en el fondo, sostenido por la recuperación del rústico Wilson Altamirano en el centro del campo.
El empate parecía entonces una cuestión de tiempo porque nada cambiaba el panorama, ni siquiera la propuesta de Daniel Mercado, en Las Palmas, de cambiar delantero por delantero (Héctor Arrigo por Coria) ni la de Mattea de sumar un volante más (Emanuel Ercoli).
Sin embargo, en la cancha seguía Delsole, que rompió el molde de la mediocridad con un toque de calidad: A los 37 minutos, desde afuera del área, vio un mínimo resquicio y sacó un disparo fantástico, que puso la pelota por encima del arquero Chiatti y rubricó el 2 a 1 final.
Las Palmas intentó reaccionar, siempre con la velocidad de Albornoz, pero fue tarde. Alumni se aferró a la victoria porque era consciente de la necesidad de obtenerla.
En tiempos donde debe encontrar su equipo en la competencia, después de un mal debut en Río Cuarto y antes de viajar a Córdoba para jugar contra Racing, Alumni debía quedarse con los tres puntos para dar un salto como local. Y al final dio el salto del Sapito, inflando pecho.