

Como en una historia de David y Goliat, Delsole debió lidiar contra dos “grandotes” centrales que le mostraron los dientes, pero a esta altura de su vida, nada parece asustar al sapito.
Nacido en el 98 y forjado en una casa trabajadora de Villa Nueva, Delsole entendió de pequeño lo que es pelearla.
A pesar de su talento juvenil, donde fue un notable goleador de las divisiones inferiores, el delantero fue y vino en la consideración de los técnicos, algunos de los cuales no confiaban en él por el simple hecho de ser bajito.
Pero Delsole no bajó los brazos, incluso tras el golpe duro de la vida que significó la muerte de su papá, ante lo cual muchos en Alumni le hablaron para que seguir adelante.
Sin la clasificación con el Alumnito, más allá de destacarse seguido en la red, el atacante esperó una nueva oportunidad para lo que venía en el Federal B, a pesar que entendía de la difícil situación del club.
Si embargo, la llegada de Hugo Mattea revitalizó sus chances. El DT vio en él mucho potencial para explotar y, de arranque, lo motivó para ser importante, además de marcarle pautas sobre cómo moverse en la cancha.
Delsole fue titular en Río Cuarto y, a pesar de la caída por goleada del equipo, siguió como compañero de ataque de Leandro Martínez en el debut en Plaza Ocampo. Y demostró que el técnico no se equivocó en apostar por él.
Con dos goles (el segundo más golazo que el primero), el Sapito fue la gran figura del domingo futbolero y su nombre ya empezó a verse con otros ojos en la categoría.
“Siempre me preparé para esto”, afirmó ayer, después de haber marcado los tantos y de mostrarse “muy contento” por la victoria del equipo.
“Es merecido el triunfo porque este equipo está comprometido el cien por ciento desde que arrancó”, expresó el Sapito, para luego sostener que “la presión por sumar los tres puntos de local era inmensa, así que teníamos que ganar”.
En cuanto al segundo gol, que fue de antología, Delsole reveló: “En las prácticas venía practicando pegarle desde afuera del área; esta vez se dio”.
Más allá de todo, dijo que atravesó “una sensación rara” y explicó: “Me hubiese gustado que esté mi viejo en este partido; él siempre me apoyó para jugar”.
No obstante, el apoyo seguramente llegó desde el cielo porque el Sapito pareció iluminado en un partido con pocas luces. Y encendió a todo Alumni.
El árbitro – Walter Cabral
El riocuartense se manejó bien con las tarjetas y estuvo atento a todo lo disciplinario. Se equivocó en adicionar más de cinco minutos en un segundo tiempo que no lo ameritaba y tuvo algunos otros errores de apreciación, aunque cumplió.
La figura – Nicolás Delsole
Dos goles -el segundo fue formidable- no fueron solo parte de su notable partido, ya que resultó incontenible para la defensa rival. El otro jugador desequilibrante del partido fue Diego Albornoz, de Las Palmas.