El partido estaba igualado sin tantos y se iba directo a los penales, pero apareció Feliciano Barrera para clavar un gol de otro partido y darle a Rivadavia el título del torneo que lleva el nombre del centenario del club
Escribe Federico Gazzoli
Fotos María Victoria Araujo
A cien años del nacimiento del club, mientras las mayores esperanzas para pelear por el título estaban depositadas en el plantel de Primera, que no pudo acceder a la instancia de playoff, la alegría de Rivadavia de Arroyo Cabral llegó por el lado de los pibes de Reserva, que en una apasionante definición derrotaron nada más y nada menos que a Colón, el clásico rival de toda la vida, y terminaron conquistando el Torneo Apertura 2017 “Centenario Club A. y B. Rivadavia”.
Luego del empate en el partido de ida (1 a 1 en cancha del Rojinegro) la revancha debía disputarse en territorio de Rivadavia, con ambos sabiendo que la igualdad ya no serviría y que había que ganar para alcanzar la gloria.
Con el viento como principal protagonista, al igual que siete días atrás, se hizo difícil ver un juego vistoso. En el primer tiempo las fuertes ráfagas soplaron a favor de un Colón que optó por intentar aprovechar esa inclemencia mediante la pelota parada, ante un Rivadavia que apostó más a asegurar la tenencia del esférico y a estar bien ordenado en el fondo para no sufrir sobresaltos.
Así, durante los primeros minutos cada uno tuvo sus chances para ponerse en ventaja. El dueño de casa lo hizo a través de un zurdazo bombeado de Tomás Ribba que fue controlado en dos tiempos por Joaquín Peretti, mientras que la visita generó lo suyo por intermedio de dos tiros libres ejecutados por Agustín Tais: uno picó en el travesaño y el otro se fue apenas arriba del horizontal.
Parecía que los dirigidos por Gustavo Cardona aprovecharían el viento para meter contra su arco al rival, pero con el correr de los minutos fueron perdieron precisión para manejar las pelotas paradas, al tiempo que los de Marcelo Santoni lograron salir del asedio inicial y promediando el primer tiempo comenzaron a exhibir un mejor juego que se vio reflejada en la creación de un par de situaciones manifiestas de riesgo: un remate de Feliciano Barrera que pasó cerca del palo izquierdo y, tras un contragolpe, un zurdazo cruzado de Ribba, tras habilitación de Richard Echegaray, que fue desviado por Peretti.
Así se fueron al descanso con el marcador en blanco, sabiendo ambos que solamente quedaban 35 minutos para tratar de dar el golpe para terminar la tarde celebrando.
En el complemento el primero fue en avisar fue Rivadavia, con el viento ahora soplando a su favor, por intermedio de un tiro libre impulsado por Tobías Ripa que se fue apenas por encima del larguero.
Fue una jugada aislada, porque después de ello el partido entró en una meseta en la que el balón rodó la mayor parte del tiempo en el mediocampo y nadie supo como administrarlo para sacarlo de ese enredo.
Afortunadamente ese bajón futbolístico solamente duró hasta el cuarto de hora de la parte complementaria, porque desde ese momento ambos entendieron que quedaba poco tiempo por jugarse y salieron decididos a buscar la victoria, generando que al partido se abriera considerablemente.
Avisó Colón a los 16’, desde los pies de un Guillermo Fernández que ganó entre varias piernas y, entrando al área por la derecha, remató rasante de zurda una pelota que Frandino dominó sin convenientes.
Un minuto más tarde, en un centro que llegó desde la izquierda, por la derecha apareció libre de marcas Feliciano Barrera para parar la pelota con el pecho y metió un espectacular derechazo bombeado que se clavó contra el palo derecho de un Peretti que voló de gran manera, pero en vano. Rivadavia ganaba 1-0, porque cuando la definición comenzaba a “oler” a penales, apareció el Tanque y clavó un verdadero golazo.
Con la ventaja a su favor el dueño de casa comenzó a jugar con la desesperación de un rival que, ante la necesidad de conseguir la igualdad, se jugó en ataque, aunque no volvió a tener la claridad necesaria para inquietar sobre el arco de Frandino.
Rivadavia, mientras tanto, primeramente tratando de estar bien parado en los metros finales, esperó su momento para tratar de salir de contragolpe. En una de las contras que pudo generar, a los 34’, el ingresado Bruno Silvera se escapó en velocidad y pasando la línea media Gonzalo Colomino lo “taló” desde atrás, ganándose la roja directa y dejando a los suyos con un hombre menos en los minutos que restaban por jugarse.
El árbitro adicionó cinco minutos y en la última chance clara pudo aumentar la diferencia el local, pero, mano a mano con Frandino, Silvera definió a las manos del uno.
Sonó el pitazo final y se desató la alegría verde. A pesar de que muchos esperaban un protagonismo del equipo de Primera, la alegría la terminaron aportando los pibes de Reserva. Gracias a ellos, Rivadavia tendrá en sus vitrinas un trofeo con la inscripción “Centenario Club A. y B. Rivadavia”.
Párrafo aparte para la gran campaña de Colón, que varias veces se vio diezmado porque muchos de sus jugadores tuvieron que subir al plantel superior para remplazar lesionados y expulsados, pero más allá de eso consiguieron los resultados que le permitieron llegar a una final.
La figura: Feliciano Barrera
Dentro de un partido con poco brillo, el Tanque tuvo la frialdad necesaria para parar la pelota dentro del área y clavar un soberbio derechazo con el que Rivadavia ganó el partido y terminó celebrando el título. Además aportó mucho sacrificio y un constante ida y vuelta por el sector derecho.
El árbitro: Juan Ferreyra
Correcto arbitraje. Concentrado y siguiendo de cerca cada jugada, apercibiendo cuando tuvo que hacerlo y amonestando cuando fue necesario. Dejó pasar algunas infracciones, pero no incidió en el desarrollo del juego ni en el resultado. No se dejó influir por los constantes reclamos que recibió desde ambos bancos.