De los 187 trabajadores despedidos tras el paro de colectivos en Córdoba capital, 66 son de los trolebuses, donde las operadoras son mujeres. Están haciendo una huelga de hambre frente a la Municipalidad. “Nos dio la espalda la UTA y Mestre”, dijo Susana Cardozo
Susana Cardozo hace 22 años que trabaja como operadora de trolebuses en Córdoba capital. En todo ese tiempo, solo pidió en tres oportunidades licencias por enfermedad y durante 16 años, tuvo asistencia perfecta. “Hasta un premio me dieron”, dijo a EL DIARIO la mujer que hoy es una de las 66 despedidas de los trolebuses.
Para reclamar por la reincorporación de las trabajadoras es que dos de ellas iniciaron un ayuno y huelga de hambre en una carpa instalada frente a la Municipalidad de Córdoba.
“Queremos que el intendente nos reciba, pero hasta el momento, no pasó nada. Incluso, Ramón Mestre dijo en Cadena 3 que no nos va a escuchar”, lamentó Susana.
El paro de choferes de colectivo que decretaron los delegados de distintas empresas, afectó el transporte urbano en la capital provincial por 10 días, fue el disparador o excusa de la administración de Ramón Mestre para los despidos, dado que, cuando se levantó la medida de fuerza, entre la Municipalidad, que administra los trolebuses: y las empresas que tienen la concesión del transporte urbano, echaron, a manera de sanción por la huelga, a 187 trabajadores. De ese total, 66 son de los trolebuses, lo que habla claramente que las más perjudicadas fueron las mujeres.
“En total, había 130 operadoras. Con estos despidos, quedaron pocas y las que van tomando ahora, las ponen a conducir con un día de capacitación. Eso, pone en riesgo a la ciudadanía, porque nosotros estuvimos cinco meses de formación antes de hacernos cargo del servicio”, planteó Susana.
“¿Me pregunto por qué a nosotras nos condenan a quedarnos sin trabajo por algo que ellos dicen que es ilegal, como fue el paro; y a Mestre, que ilegalmente pone en riesgo a la gente que se transporta, no lo sanciona nadie. Además, como se quedaron con poca gente, tampoco cumple con la frecuencia exigida: debería pasar uno cada 8 o 10 minutos y por falta de operadoras, pasa uno cada 25. Por otra parte, las trabajadoras que quedaron, están trabajando sin descanso, lo que suma más riesgos todavía”, planteó.
Ellas quieren recuperar su empleo. “Podemos hacer un juicio, pero sabemos que no lo va a pagar Mestre, sino los ciudadanos”, dijo.
El panorama no es muy alentador para las mujeres que vienen haciendo la huelga de hambre desde hace diez días: “Recibimos la solidaridad de muchos gremios, pero menos de la UTA, que nos dio la espalda. Ahora, ni siquiera podemos ir más al sindicato”, concluyó.