
Misioneros (que llevan un año en recuperación) y voluntarios, recorrerán iglesias y parroquias de la ciudad y la región para hablar de la comunidad terapéutica, de inspiración franciscana: “Fazenda de la Esperanza” que tendrá su apertura el 19 de agosto

A partir del próximo 19 de agosto, la Diócesis de Villa María contará con un nuevo lugar para la recuperación de personas con adicciones.
Cabe destacar que la propuesta denominada “Fazenda Esperanza” se concreta en el marco de las actividades diocesanas que se impulsan desde la Pastoral de adicciones y drogadependencia.
Según pudo conocer este medio, hasta el viernes 18 de agosto, el que se desempeñará como responsable del lugar, Mario Vera, junto a misioneros (que ya pasaron un año de recuperación por la Fazenda) y voluntarios del Grupo Esperanza Viva (GEV), recorrerán las parroquias y capillas de la Diócesis compartiendo testimonios y dando a conocer qué es la Fazenda, cómo se hace la recuperación y dónde funcionará.
Vale precisar que el espacio se establecerá en el “Hogar Agrícola” de la zona rural de Morrison.
“La llegada de la Fazenda de la Esperanza a nuestra Diócesis es una concreción para ofrecer un espacio de recuperación a quienes quieren salir de la droga”, explicaron los propulsores de la iniciativa.
Las fuentes consultadas también dijeron que el proyecto “surge como una respuesta ante la invitación del Papa Francisco en el Año de la Misericordia para que en las parroquias, diócesis y comunidades se materialice alguna obra de misericordia”.
Es importante señalar que esta nueva comunidad, de inspiración franciscana y de focolares, se suma a otras comunidades terapéuticas y eclesiales presentes en nuestra Diócesis: “Asociación Nazareth” (presente en Villa María y en Bell Ville) y la Asociación Civil “Nuestra Señora de Luján” (presente en Río Tercero), articuladas eclesialmente por la Pastoral de adicciones y drogadependencia.
Fieles asociados
“Fazenda de la Esperanza” es una asociación de fieles reconocida por la Iglesia Católica que se dedica principalmente a la recuperación de jóvenes químico-dependientes. Su historia fundacional se remonta a Nelson Giovanelli quien se acercó a un grupo de jóvenes que consumían y vendían drogas cerca de su casa.
Fue precisamente durante el año 1983, en la esquina entre las calles Tupinambás y Guaicurus, en el barrio de Pedregulho, en la ciudad de Guaratinguetá, interior de San Pablo.
Giovanelli fue animado a dar ese paso por fray Hans Stapel, su párroco, quien lo incentivaba a vivir concretamente la Palabra de Dios.
La entidad ya se encuentra en Deán Funes, donde está la casa madre (Fazenda Masculina “Nuestra Señora de Luján” en el paraje Las Canteras) y un centro femenino funciona en Quilino, llamado “Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa”.