Un grupo de ladrilleros, mayoritariamente mujeres, inició ayer una capacitación junto al gremio que los nuclea. Apuntan a que tengan herramientas para asociarse y mejorar la calidad de vida
En la sede del Centro de Desarrollo Regional (CEDER) Villa María, se llevó a cabo ayer la primera jornada del curso sobre “Producción artesanal de ladrillos”.
“No les enseñamos obviamente a hacer ladrillos”, aclaró Julio Castro, director de Capacitación. “Estamos acá para promover derechos, para hablar de las mejoras que se pueden hacer en las condiciones de salud y seguridad en la producción, para informar sobre los programas de los gobiernos nacional y provincial a los que pueden acceder, entre otros aspectos que abarca esta capacitación”, expresó.
Nadie mejor que los asistentes para conocer cuál fue la experiencia de la formación que iniciaron ayer y que durará dos meses y por eso, les consultamos.
En general, todos valoran la educación como herramienta. Pero además, entienden que hay un camino para mejorar la calidad de vida que es el de la organización y el asociativismo.
Así lo explicaron Nicolás y Rosemary Vargas, el matrimonio que tiene cinco hijos -la mayor ya en la Universidad- y que plantea que, el hecho de erigir su vivienda en el mismo lugar de trabajo “hace que no la podamos terminar bien, con comodidades, porque cada dos años más o menos tenemos que dejar el lugar para buscar otro terreno y entonces, nunca terminás de tener la casa”.
“Me gustó la capacitación, la hacemos para progresar. Esperamos seguir con ladrillos, pero con más organización, con cooperativas y con la posibilidad de tener nuestra casa en un lugar y el trabajo en otro”, plantearon.
En el mismo sentido, Valerio Pérez, de 21 años, habló de que realiza su trabajo desde que tenía ocho años. “Puede ser un trabajo bruto, pero te vas acostumbrando, cuando ves a tu padre y a tu madre trabajando así, te acostumbrás. Además, siempre con el estudio como norte”, dice el joven que terminó la secundaria y sigue haciendo cursos de formación, como el de ayer.
“Lo hacemos para progresar, para poder mejorar para el día de mañana”, agregó.
María Castro también habló con EL DIARIO sobre la capacitación: “Me gusta aprender”, dijo la mujer que si bien, está limitada por su salud para hacer grandes esfuerzos físicos, sigue colaborando con su marido en la producción de ladrillos y realizando las tareas del hogar. Ahora, le suma el ansia de conocimiento para adquirir herramientas que le permitan a ella, a su familia y a todo el sector, incluirse dentro de la economía formal.