Cuatro de cada diez mujeres con infertilidad padecen problemas anatómicos que les impide concebir; es decir que existe alguna situación congénita o adquirida que bloquea el embarazo
Escribe Dr. Fernando Beltramone (*)
¿Existe una cirugía para revertir la infertilidad? Objetivamente hablando, claro que no. Sin embargo, si miramos el asunto desde otra perspectiva, existen numerosas causas de origen anatómico que generan infertilidad, y que pueden ser resueltas a través de procedimientos quirúrgicos. Entonces, si nos volvemos a hacer la pregunta inicial, podemos decir que, de manera indirecta, la cirugía sí puede revertir la infertilidad, al resolver aquellas cuestiones orgánicas que la están generando.
Del total de las mujeres con infertilidad, un 40% sufren problemas anatómicos que les impiden concebir; es decir, padecen de un problema congénito o adquirido que bloquea de alguna manera la probabilidad de embarazo.
Pero, ante ese panorama, la instauración de la cirugía videoasistida (videolaparoscopia e histeroscopia) en la actualidad como proceso ya cotidiano, ha permitido lograr la solución de gran cantidad de estas situaciones de manera expeditiva, y a menudo sin requerir otros tratamientos, poniendo así fin a procesos de espera que hubieran sido innecesarios en caso de haberse realizado una correcta valoración médica.
Veremos a continuación algunas de las causas más frecuentes de infertilidad que pueden, en su mayoría, resolverse por completo mediante cirugía:
Endometriosis
La endometriosis es una afección que se produce cuando el endometrio (piel que recubre el interior del útero) aparece en localizaciones anormales, como pueden ser los ovarios, trompas de Falopio o peritoneo. Esto causa inflamación, dolor, adherencias de los órganos entre sí, quistes de ovario e infertilidad como resultado de un “efecto tóxico” que se da en los óvulos.
Si bien esta enfermedad es crónica y no tiene “cura”, la buena noticia es que puede mejorarse marcadamente a través de procedimientos quirúrgicos y hormonales.
El rol quirúrgico (se prioriza el sistema videolaparoscópico, que es menos invasivo que la cirugía tradicional) consiste en convertir los estadios avanzados de esta enfermedad en estadios más leves. Esto reduce la infertilidad, en los casos en los que ésta se ha producido a causa de la enfermedad. El objetivo principal de la intervención es restaurar la normalidad anatómica, quitar adherencias y quistes, y minimizar el impacto reproductivo. Se suelen lograr buenos resultados solo con cirugía en estadios leves o moderados.
Cuando los casos de endometriosis son severos y no pueden revertirse con cirugía, allí sí será necesaria la fertilización in vitro para lograr el embarazo, pero una vez que la cirugía haya corregido el problema de fondo. La mejor “cura” a largo plazo es embarazarse (porque hormonalmente es algo más de 1 año sin ovular por el embarazo más lactancia, lo cual deja de estimular la endometriosis); por eso el objetivo en estos casos es no demorar el logro del embarazo luego de operar.
Miomas (fibromas)
Los miomas, o fibromas, son tumores sólidos benignos, muy frecuentes en la mujer. Según el tamaño o su ubicación puede ser necesario extraerlos o no. La recomendación es no sacar todo mioma que se observe, sino extraer los que causan anomalías anatómicas (oclusión de trompas, proyección dentro de la cavidad del útero), o los que muestran crecimiento sostenido en el tiempo, porque interfieren en el normal funcionamiento uterino.
Generalmente, si estos tumores tienen más de cinco centímetros es recomendable extraerlos. La cirugía se puede realizar por histeroscopia o videolaparoscopia en la mayoría de los casos, con corta internación (alta en el día casi siempre).
Luego de la extracción de un mioma que requiera sutura del útero (los más grandes), a los seis meses se está en condiciones de afrontar un embarazo, que es el tiempo en que la cicatriz del útero tiene su máxima consistencia.
Recanalización tubaria
Es habitual que mujeres que hayan solicitado en el pasado la ligadura de trompas (en una cesárea o electiva), posteriormente deseen volver a buscar un embarazo, ya sea por cambio de planes en la familia o por formación de una nueva pareja. Ante esta situación existen dos alternativas: recanalizar las trompas por videolaparoscopia, o realizar una fertilización in vitro.
Desde hace ya muchos años, la recanalización tubaria mediante microcirugía se viene realizando cada vez más, y con excelentes resultados. Es que el avance de la videolaparoscopia y la inclusión de técnicas microquirúrgicas por esta vía han hecho obsoleta la microcirugía que incluía una incisión tipo cesárea. Hoy, la unión de las dos técnicas convierte a este abordaje en la vía de elección para este procedimiento, con los mismos resultados que la microcirugía, pero de manera ambulatoria.
Pero es importante saber que la chance de éxito de esta “vuelta a la fertilidad” depende de la edad de la paciente (lo recomendable es hacerlo hasta los 37 años) y de la longitud de trompas que haya quedado sana. Hay técnicas que destruyen mucha longitud tubaria, y aunque se puedan recanalizar las chances de éxito son menores. En los casos que no son corregibles, o cuando coexiste otro factor que compromete el éxito (un problema de semen de la pareja, por ejemplo), lo ideal es recurrir directamente a la fertilización in vitro. Es fundamental asesorarse con su médico de cabecera.
Otros trastornos tubarios
Existen muchas pacientes con adherencias o lesiones tubarias. Las adherencias casi siempre se presentan después de infecciones (la chlamydia es la más común y no da síntomas), o de cirugías abdominales, que pueden provocar que los órganos se peguen entre sí, generando adherencias que obstaculizan el funcionamiento normal de las trompas, generando infertilidad.
La no existencia de síntomas es lo que hace que muchas mujeres pasen a menudo años sin concebir que sin un correcto diagnóstico no se sabe la causa. De aquí que es muy importante consultar con profesionales expertos.
La buena noticia es que la videolaparoscopia consigue excelentes resultados cuando se liberan adherencias y las trompas están sanas. Cuando están tapadas, se llenan de líquido, lo que se conoce como hidrosálpinx. Cuando éste es masivo (cuando se ve por ecografía o cuando el líquido refluye al útero), hay que extirpar las trompas y luego hacer una fertilización in vitro. El resto de los hidrosálpinx más leves deben intentarse reparar por videolaparoscopia, siempre que sea posible.
Tabique uterino
El tabique interno es una malformación congénita en la que la cavidad del útero está dividida por una pared (tabique). Este no es causa de infertilidad, pero sí es causa de aborto recurrente, por implantaciones fallidas.
Su origen como se dijo, es congénito: durante la formación del útero no se reabsorbe la pared media de los tubos que forman el útero y se origina el tabique.
Si bien el tabique es la malformación más frecuente, muchas veces suele confundirse con útero bicorne o didelfo, que son otras patologías congénitas que no tienen solución quirúrgica como en este caso.
La cirugía histeroscópica resuelve el 100% de estos problemas, con excelentes tasas de embarazo evolutivo posterior.
(*) MP 22.205 – ME 9.064. Especialista en Ginecología y Obstetricia, en Medicina Reproductiva y en Cirugía Videoasiostida