“Cada vez más mujeres tienen acceso e información sobre los estudios prenatales. Algunos están orientados a establecer un riesgo o probabilidad de que el bebé tenga algún problema genético y otros a establecer si la mamá puede padecer alguna enfermedad vinculada con el embarazo. También cuáles son los indicados en cada trimestre de embarazo”, señaló Lourdes Crespo, especialista en Genética, Ginecología y Obstetricia de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina porteña.
Todas las mujeres pueden presentar riesgo de portar un embarazo con un bebé afectado. Para determinar el riesgo es importante la evaluación individual y familiar por parte del médico especialista. Gracias a los nuevos estudios prenatales la tasa de detección de los problemas más frecuentes pasó de un 30% a casi un 95%.
“Los exámenes prenatales permiten establecer el riesgo de que el bebé esté afectado por una enfermedad de cromosomas como el síndrome de Down. También se pueden detectar malformaciones, entre las más frecuentes se incluyen los defectos del tubo neural (anencefalia, espina bífida), el labio leporino, las cardiopatías congénitas severas, las hernias diafragmáticas o los defectos del cierre de la pared abdominal anterior. Además, se puede calcular cuál es la posibilidad de que el embarazo se vea afectado por alguna de las enfermedades más prevalentes como la preeclampsia y el parto prematuro”, manifestó la profesional.
Conocer si el bebé es portador de una enfermedad nos permite, en forma prenatal, una evaluación multidisciplinaria de ese embarazo y de esa familia, para contar con la asistencia del médico obstetra, el genetista, el neonatólogo, el cirujano, el cardiólogo -si lo necesitara- y un psicólogo especialista.
Los estudios prenatales también nos permiten preparar el nacimiento programado para contar con la tecnología médica disponible y necesaria para darle todas las posibilidades a ese recién nacido. Es importante aclarar que cuando se habla de parto programado no es sinónimo de cesárea, sino que significa que todo el equipo va a estar en el momento del parto. Entonces cuando se detecta alguna dificultad los médicos evalúan cuál es la mejor vía de nacimiento y en la mayoría de los casos es posible un parto natural programado, es decir, en determinado momento y con cierta asistencia, por ejemplo, en los casos de cardiopatías congénitas. En otros casos, cuando se trata de una patología que no tiene tratamiento, como la anencefalia o el síndrome de Down, los estudios prenatales permiten que los padres estén preparados para recibir a un bebé que requerirá una asistencia diferente.