Productores de cerdos se reunieron con el ministro de Agricultura de la Nación para darle a conocer cuánto invirtió el sector que ahora se ve amenazado por la apertura de la importación de porcinos de Estados Unidos. No se niegan a competir, pero no quieren que esa competencia sea desleal
Abrir las puertas del país para que ingresen cerdos de Estados Unidos, es una medida que generó preocupación en un sector que “los últimos años invirtió más de 1.500 millones de dólares e incorporó 12.500 empleados, sumando hoy 37.000 en forma directa y 35.000 en forma indirecta”, precisaron los productores en una reunión con el ministro de Agricultura de la Nación, Ricardo Buryaile.
Faenaron más de siete millones de cabezas y produjeron casi 500 mi toneladas de chacinados, indicaron.
“La producción primaria porcina duplicó su producción en seis años y continúa creciendo a razón del 10% anual”, agregaron.
Se consumen en Argentina 120 kilos por habitante y por año: 59 kilos de vacuno, 45 kilos de pollo y algo más de 16 kilos de cerdo.
“El mercado doméstico está totalmente abastecido, tanto en el consumo de carne fresca como en el industrial”, por lo que no encuentran un justificativo a la apertura de las fronteras.
“No estamos en contra de la apertura de mercado, siempre que ésta sea inteligente, es decir de carácter recíproco, y que por lo tanto, nos permita colocar nuestros productos en el mundo”, explicaron.
“Con los productos importados queremos competir, pero lealmente y sin desventajas. Hoy no ocurre eso. Argentina es un país prácticamente libre de enfermedades porcinas y es deber del Estado nacional mantener esa situación de privilegio. La importación tiene tres aspectos a evaluar además del económico: el sanitario, el de lealtad comercial y el de apertura de mercados internacionales”, puntualizaron.
En relación al primero, aseguran que nuestro país “es el único país de América que todos los años hace un muestreo de toda su población porcina en general y de las granjas vendedoras de genética en particular y es libre PRRS (Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino), considerado uno de los peores flagelos de la producción porcina mundial. Chile, en cambio, es un país contaminado, que determinó que el virus del PRRS del año 2013 es contemporáneo a un serotipo aparecido el mismo año en Estados Unidos y se comprobó que la enfermedad ingresó a través de carne proveniente de ese país”.
Y agregaron: “Además de PRRS, la principal restricción al ingreso de la carne porcina de Estados Unidos a nuestro país es la obligatoriedad de analizar la totalidad de los animales faenados para triquinosis, ya que es un país endémico a esa enfermedad. Esta restricción sigue vigente”.
En lo que hace a la competencia, plantearon un grave problema, dado que el país del norte, al igual que Canadá y Brasil, “utiliza un betagonista como promotor de crecimiento conocido como ractopamina”, que no tiene autorización en la Argentina. “Dicho producto disminuye los costos de producción y el sector porcino nacional no solo se ve privado de usarlo, sino que, además, debe competir con cortes de cerdo hechos por productores que sí lo usan”, destacaron.
Finalmente, dijeron: “Para equilibrar los volúmenes de importación en un país con total autoabastecimiento en sus tres principales carnes, debemos exportar. El sector privado realiza el esfuerzo en búsqueda de clientes, pero depende del accionar del Estado para lograr la apertura de mercados y poder así materializar las exportaciones”.