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El arte desde la gestión

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El arte desde la gestión

Oriunda de Pozo del Molle, una localidad ubicada a aproximadamente 60 km de Villa María, Analía Godoy cuenta que, durante su infancia, la vidriería y la cerrajería de sus padres, y la cerámica, ejercida por su abuela, favorecieron y ayudaron a naturalizar su relación, cuando creció, con el dibujo y la pintura

Escribe: Franco Gerarduzzi

Sin embargo, al llegar a la ciudad, esas disciplinas no serían las primeras en las que incursionaría, sino que inició el profesorado en Educación Física. Poco tiempo fue el que necesitó para darse cuenta de que en la Escuela de Bellas Artes Emiliano Gómez Clara estaba lo que quería.

“Soy demasiado inquieta. Siempre me voy enamorando de cosas nuevas”, me dice. Y es así. Una vez en la institución, hizo una Tecnicatura en Pintura y en Escultura. Luego cursó el profesorado y, actualmente, además de dirigir el Museo Municipal de Bellas Artes Fernando Bonfiglioli, está finalizando su trabajo final para la Licenciatura en Gestión Cultural, que se dicta en la Universidad Provincial de Córdoba.

Pero no solo eso. Está aprendiendo a tocar el piano, participa de un taller de escritura creativa, brinda un taller de arte en un geriátrico donde trabajó mientras cursaba el Profesorado en Artes Visuales y comenzó, este año, a estudiar sociología en la Universidad Nacional de Villa María. Y, como si fuera poco, está en una adscripción en la Escuela de Bellas Artes, en la materia Estética.

Hasta que trabajó en el Centro Cultural Comunitario Leonardo Favio, procuró no descuidar su perfil artístico. Sin embargo, desde que está en el Museo, debido a sus responsabilidades, entendió que no era, ni es, más allá de haber una búsqueda, su momento de producción. Por ello, hoy no se puede definir como artista visual. Lo que sí puede hacer es tomar la palabra y mostrarnos otro universo: el de la gestión cultural.

 

El artista-gestor

Es alguien que se corre de cierto lugar de tranquilidad y deja de renegar para hacerse cargo de la circulación y producción de obra. En Villa María hay un grupo de artistas que están practicando esa gestión. Pueden reconocer una escena, hacer un análisis de cómo funciona y reconocer problemáticas para poder intervenirlas desde el mejor lugar. Además administran y resuelven burocracias.

Se lo puede definir también como un activista que reconoce problemáticas locales y activa procesos de transformación. Es decir, se le puede exigir al Estado, pero también se puede generar otra cosa.

El Fondo Nacional de las Artes no nos va a buscar para darnos dinero. Debemos ser capaces de escribir un proyecto, de estar atento a las bases, de enviarlo y de resolver ese tipo burocracias.

 

El Museo

Creo que, más allá de que lo coordine, creció en muchos aspectos. No es solo un espacio expositivo, sino que además brinda formación. Antes, nunca se había brindado una capacitación gratuita para artistas. Durante esta gestión ha venido gente muy importante como Gabriel Orge, Lucas Di Pascuale, Hernán Camoletto y Carina Cagnolo. Son todas personalidades que enriquecen la escena.

El Museo nunca estuvo en mejores condiciones. Hace un año y medio no había paredes y ahora sí. Se inauguró también un nuevo sistema de luces. Se está creciendo, se van gestando cosas y tramando redes.

Tenemos ahora también un área de investigación, de colección, de formación, de muestras y de extensión. Hay una gran tarea, que se hace cotidianamente desde el Museo, que es para la comunidad en general y que debe ser comunicado desde distintos lugares debido a la gran cantidad de público.

Deuda pendiente

El año que viene es el quincuagésimo aniversario del Museo y estamos enfocados en ello. Creo que tenemos una deuda pendiente con toda la comunidad, que excede a los artistas. Este es un espacio del Estado que contiene una colección, vinculada a las artes visuales, que es patrimonio de la ciudad y que ha estado guardada durante mucho tiempo. Y nuestro gran objetivo es, justamente, trabajar con ella y darla a conocer.

 

Un espacio desconocido

Este Museo, como todos, debe ser analizado en contexto. Hace poco fui al Malba y había muchísima gente. Aquí no sucede lo mismo. Nuestra colección se empieza a conformar en el año 46, por lo que tiene una historia de más de 70 años. Pero aun así el Museo no es reconocido por la comunidad. Muchas personas no saben dónde está ni que hay una colección de obras que representan marcas de memoria que hablan de nosotros, incluso, en relación con otras ciudades.

Ese desconocimiento se relaciona con que no se ha trabajado en un proyecto de Museo que comunique. Y esto no tiene que ver con malas intenciones. Cuando llegamos el año pasado, había una sola persona trabajando. Hoy hay un equipo. Entonces, creo se vincula con decisiones políticas que hacen que estos espacios puedan tener un presupuesto y personal, entre otras cosas, para poder llevar adelante una idea.

 

Mercado de Arte Contemporáneo – Arte Avanza

El Mercado de Arte es una feria de venta de obras de galerías que ha crecido muchísimo. Tiene diferentes sectores y uno de ellos se llama Auditorio. Consiste en espacios de exposición y discusión sobre ciertas temáticas. Nos llamaron para estar en una mesa que era sobre “Coleccionismo, galerías y museos”. Fuimos cuatro las personas convocadas. Una de ellas era el director del Malba. También participaron representantes del Museo Provincial de Santa Fe y el Museo Genaro Pérez de Córdoba.

Lo interesante fue poder compartir con otros espacios de características distintas, proyectos que, a pesar de ser dimensionalmente diferentes, presentaban problemáticas e interrogantes similares. Hubo una horizontalidad que cautivante para todos.

 

Salón Nacional de Pintura Premio Domingo José Martínez

Este año fue polémico el Salón, al igual que uno de fotografía que se desarrolló durante el año pasado. Sin embargo, me sirvieron para entender que este tipo de exposiciones y certámenes, y sus contextos, generan resistencia y despiertan problemas. Y a eso lo celebro porque permite entablar discusiones y, en ese sentido, emergen interrogantes: ¿Qué es lo válido? ¿Quién puede hablar de arte? ¿Hay personas autorizadas? ¿Las artes visuales son una disciplina de la que cualquiera puede opinar? ¿Existe cierta profesionalización?

Los salones acotan muchísimo. Si hablamos de pintura y una obra no tiene marco, nos alarmamos. Esteban Martínez, quien obtuvo el Premio Adquisición Artista Villamariense con su obra “Bandido”, cuestiona esto. En su memoria conceptual él dice que los Salones tienen un desfasaje con la realidad y las escenas contemporáneas. Entonces, por ejemplo, la cuestión de los tamaños es una limitante. Ese es el motivo por el que pintó un lienzo de blanco (70×80 cm) y realizó una pintura pequeña (13×18 cm), burlando estos aspectos rígidos de los salones. Es necesario decir también que, por ello, se estableció por ordenanza un jurado que es contemporáneo.

 

Otra época, otros conceptos

Estamos evaluando, desde el año pasado, corrernos un poco de las disciplinas, modificar las bases y pensar en salones más abiertos porque se puede hablar, desde hace mucho tiempo, de las artes visuales, y no de las artes plásticas, en el campo expandido. En la contemporaneidad, las disciplinas borran un poco sus límites para acercarse a otras, y se mezclan. Aparecen, por ejemplo, el video, la fotografía y el sonido.

Una de las características del Museo es institucionalizar una escena. Tenemos una colección que es interesante porque, al adquirir todos los años obras, escribe la historia de las artes visuales. Es lógico que sumemos obra contemporánea, porque si nos quedáramos en lo tradicional o clásico, no representaríamos el espíritu de esta época. Sin embargo, estamos atrasadísimos. El Museo replica un salón que es el mismo desde el año 46 y estamos en el 2017. Continúa con la lógica de salones de disciplinas cerradas.

Los artistas, actualmente, también escriben y hablan de su obra. Cuando se evalúa en un salón, se tiene en cuenta, además, la memoria conceptual que sustenta la obra y el currículum que habla de la formación de la persona.

La belleza no es un rasgo distintivo de las artes visuales contemporáneas. A pesar de que son significativos los aspectos técnicos, creo que cada vez más se hace foco en la poética de la obra. El discurso -por supuesto que trasladado a lo visual-, es lo más importante.

 

 

Proyectos

Estamos trabajando en un gran proyecto que se anunció para el festival “Villa María Vive y Siente”. Va a ser una muestra didáctica, lúdica e interactiva. Se está produciendo completamente en el Museo y se van a trasladar algunas obras de la colección para la actividad.

Además se emplazará una estructura para que los artistas visuales puedan exponer y comercializar su obra. Asimismo nos contactamos con un curador de Córdoba, y es interesante que se entre en relación con esa figura, que está casi ausente en la ciudad. Pronto se realizará, también, “La noche de los museos”.­

Dentro de muy poquito inauguraremos una muestra titulada “Modernidad polifónica”, que es producto de una investigación que venimos haciendo de la colección, porque consideramos que debe ser mostrada con un relato particular. Es necesario descifrar un entramado de relaciones para poder contarle a la comunidad la historia de la ciudad. Desde la Escuela de Bellas Artes participan Gabriela Manfredi y Cecilia Orso, y desde el Museo, María de los Angeles Basualdo y yo. Además, Carolina Romano es quien coordina.

 

Cuando investigamos, nos encontramos con una gran cantidad de documentación desorganizada que ordenamos y sistematizamos para trabajar en la producción de textos. Así, con ello, podremos tener un catálogo-libro que agrupe ese material, que corresponde a un recorte que determinamos y que comprende el período 46-68, años previos a la creación del Museo.

 

También habrá dos muestras en el Museo. En una de ellas participarán dos artistas de Córdoba: Martín Viecens y Lucas Di Pascuale. Y en la otra, serán protagonistas dos profesionales locales.

 

Nos despedimos y Analía, con pesar, dice: “Me duelen ciertos insultos que se profirieron, por parte de un sector, sobre mi formación y mis capacidades porque me esforcé mucho por estar acá”. Pero ese pesar es una tristeza que se evapora, casi de inmediato, en una sonrisa que revela una voluntad y un trabajo incansables.