Barker es un pueblito de cuatro mil habitantes en la provincia de Buenos Aires, a casi 80 kilómetros de la ciudad de Tandil. Está ubicado en pleno valle de las sierras del Sistema de Tandilia, uno de los paisajes más adorados de esa provincia.

En ese inhóspito lugar, el grupo MSU Energy construye una central termoeléctrica con idénticas características a la planta que se instala en el Parque Industrial de Villa María.

Esa opción surgió luego de que el pueblo de Tandil lograra rechazar la instalación de ese establecimiento en su ciudad (ver la edición de EL DIARIO del 29 de agosto).

Mientras que en nuestra ciudad el emprendimiento avanza sin objeciones de ningún tipo -pese al severo daño ambiental que causará-, en Barker la polémica por la radicación de la central ya llegó a la Justicia.

Se trata de una denuncia impulsada por la Asamblea NO a la Termoeléctrica en Barker, con el acompañamiento de tres abogados ambientalistas, contra el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires.

La demanda se realizó tras conocerse que el órgano estatal -encargado del control ambiental- emitió un certificado de aptitud para el emprendimiento de la central termoeléctrica, sin que complete la totalidad de los requisitos para obtenerlo.

“Tardaron meses en respondernos y nos terminamos enterando de esta irregularidad a través del defensor del Pueblo”, comentó Helena Ardanch, integrante de la asamblea de vecinos, en diálogo con nuestro matutino.

Para comenzar con la construcción de la central termoeléctrica en Barker se necesitó la aprobación de una ordenanza de rezonificación del predio de dos hectáreas en el que se emplaza el proyecto.

Por cierto, hasta antes de ser adquirido por el grupo MSU, ese terreno perteneció a la familia Blanco Villegas, de la que forma parte una prima del presidente Mauricio Macri.

Los concejales de Barker tuvieron apenas cinco días para evaluar un informe de 200 páginas que la empresa encargada de la central les había entregado.

La rezonificación se aprobó. “Era lo único que podía poner un freno por parte del Ejecutivo a la construcción de la planta”, remarcó Ardanch, quien señaló que pidieron al intendente el veto de esa normativa.

Reclaman el estudio

Otra de las cosas que reclaman es el estudio de impacto ambiental y la subdivisión de ese predio de dos hectáreas, paso sumamente necesario para la rezonificación que fue obviado para poder apurar los trámites.

“Frente al avasallamiento, no hay mejor acción que la movilización popular. Está demostrado que esta gente no hace más que vulnerar nuestros derechos”, indicó la ambientalista y docente de Barker.

“Nos quieren vender el proyecto con lo de las fuentes laborales y diciendo que van a contaminar dentro de los parámetros permitidos”, expresó.

En el transcurso de este mes, desde la asamblea tienen pensado recurrir nuevamente a la Justicia por vía de acción preventiva de daño, que será un nuevo intento de detener el emprendimiento energético.

Un parque eólico

Luego de que el pueblo de Tandil logre que MSU desista de instalar una planta en esa ciudad, se conoció que es factible la creación de un parque eólico para producir energía con un medio renovable: el aire.

El proyecto lo presentó la consultora Eco Energía y hay un fuerte aval del Gobierno tandilense y de la población para desarrollarlo. Sin embargo, se habla de que otra empresa del grupo MSU será la que adjudique esa obra.