Los directivos de la empresa, en una extensa charla con EL DIARIO, afirmaron que están dentro de los parámetros que marcan las normas en cuanto a la contaminación que generará la planta. Ante el dato que proporcionaron sobre las tres perforaciones que deben hacer para obtener agua de las napas, y ante la falta de estudios sobre el reservorio actual, el gran interrogante que se abre es: ¿se pone en peligro la provisión para el futuro? Hablan directivos de las cooperativas de Villa María y Villa Nueva
Escriben Celeste Coschica y Sergio Vaudagnotto
De nuestra Redacción
«Nosotros estamos por debajo del 25% aceptable. Y cuando digo aceptable no me refiero a que es bueno o malo. Cuando nos referimos a la norma EPA, que se emplea en Estados Unidos, y nosotros hemos copiado, es aceptable; quiere decir que una persona puede estar expuesta el 100% de su tiempo y no va a tener ningún daño físico en su cuerpo».
Así lo expresó Benjamín Guzmán, gerente general de la empresa MSU, que construye una central termoeléctrica en el Parque Industrial de Villa María, al ser consultado por los niveles de contaminación de los gases que liberará la planta.
En una extensa charla con dos periodistas de EL DIARIO, Ricardo Fernández Bernengo, gerente comercial, y el mismo Guzmán explicaron que los niveles de emisión de gases de la planta «están cuatro veces menos que los permitidos por la normativa».
“El factor que más preocupa es la emisión de NOx, que son los gases de óxido de nitrógeno. La normativa dice que son 100 y nosotros estamos en 25″, aseguraron.
«Estas turbinas de gas son de las más eficientes que se construyen. Esta máquina tiene niveles de emisión muy bajos. Eso se corrobora, primero, con el caudal que emite cada una de las chimeneas de estos gases que acompañan a la combustión.
Después se efectúa en la zona de influencia de las chimeneas cuál es la dosis de emisión que va a recibir cada una en el cuadriculado de los puntos cercanos a la central”, señalaron.
Según precisaron, el modelo es uno que usa el Ente Nacional Regulador de Energía (ENRE) y lo toma de la EPA, órgano ambiental norteamericano.
«ENRE es el organismo que nos va a auditar y lo hará con mediciones independientes. Tenemos que cumplir con informar cuál es el nivel de emisión que está saliendo por chimenea. Esos niveles están tabulados y se comparan con los niveles que la norma fija, de la EPA», detalló Guzmán.
Los directivos aseguran que en la audiencia pública dieron cuenta de las cuestiones ambientales a quienes asistieron, entre las cuales citaron a representantes de una empresa ya radicada en el Parque Industrial que les dio “la bienvenida”.
«El modelo es concluyente. Esto se mide y cada tres meses hay que presentarlos. En la audiencia pública quedamos en que lo vamos a compartir y vamos a poner estaciones de medición en puntos que definamos para monitorear la emisión de estos gases», afirmaron.
Según explicaron, la audiencia pública fue anunciada en los medios «30 días antes, tal como establece la ley».
“Fue bastante gente, fueron ambientalistas. Fue Mario Pierantonelli y nos presentaron todos los cuestionamientos, punto por punto. Nosotros presentamos el estudio ambiental, que es completo», expresaron, aunque el número de asistentes fue exiguo.
Ampliación de la planta
Cuando se anunció la instalación de la planta, también se adelantó que estaba prevista una ampliación una vez que ésta entrara en funcionamiento.
Al ser consultado sobre cuánto aumentaría la emisión de gases nocivos en caso de realizarse, afirmaron: «Estamos pensando dos alternativas. Una es cerrar el ciclo, que significa aprovechar los gases de escape de la turbina de gas para convertirlos en vapor y utilizarlos en una turbina de vapor. La otra alternativa es agregar una cuarta turbina de gas, lo que sería un 25% más, que seguiría dentro de lo estipulado por la ley, para lo cual está hecho el estudio. Para eso estamos compitiendo en una nueva licitación, que se define el 22 de septiembre».
Consumo directo de las napas
Cuando se les preguntó por el origen del agua que utilizarán para generar la energía, respondieron que sale directamente de las napas subterráneas.
«Sacamos el agua de las napas, sí. Lo que estamos haciendo son tres pozos de captación, para ver la sustentabilidad. Vamos a hacer una red de pozo de monitoreo para verificar cuál es la depresión que causa la aspiración de esas bombas. Esa es la manera geológica que se atiende», explicó Guzmán.
«Con el estudio de los acuíferos se ve el consumo y cuántos metros baja», señaló.
«No vamos a hacer nada que afecte la sustentabilidad de agua de Villa María», remarcó y agregó: «Todo lo que se haga va a tener que deprimir la napa en los valores que son aceptables. Hicimos varias pruebas a 90 metros y ahora estamos haciendo a 150 metros. Con la autorización de pozo en prueba se pone en producción y se verifica cuánto deprime en las zonas vecinas. Con los estudios modelo del caso se garantiza que no afecta. Si afecta, buscaremos otra cosa», comentaron, sin mayores precisiones.
La Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia (dependiente del Ministerio de Agua, Ambientes y Servicios Públicos) es la que autoriza a explotar las napas o no: «Uno hace perforaciones y demuestra si esa solución técnica es viable en el tiempo. Después se establecen algunas cuestiones de explotación, por ejemplo, que la planta puede operar ocho horas al día, descansar seis horas, verificar que la napa se reponga».
Falta la aprobación final
«Nos autoriza a hacer las pruebas, para lo cual después tenemos que mostrar los estudios que garanticen la sustentabilidad y ahí se nos hace la aprobación final», manifestaron.
Si bien el estudio de impacto ambiental «dice que estamos autorizados para conceptualmente sacar agua», aún resta realizar los estudios técnicos, que van a garantizar la sustentabilidad del recurso.
Las reservas para 100 años se redujeron a 30
El semanario El Regional publicó, en el año 2013, un informe solicitado por la Cooperativa 15 de Mayo sobre las reservas de aguas en nuestra ciudad. Según los resultados de ese estudio -que es el último que se realizó-, en tan solo 10 años se perdió el 70% de los recursos y parte de lo que queda, además, cada vez es más contaminado con agroquímicos.
«Hasta hace 10 años, se calculaba que este recurso natural alcanzaría por 100 años más. Sin embargo, las perforaciones para riego de campos y la extracción para localidades vecinas hicieron que hoy solo tengamos reservas por 30 años», explicó el titular de la cooperativa, Mario Valenti, en su momento.
Ante la toma de conocimiento de este informe, este diario se comunicó ayer con Valenti, quien aseguró: «No hemos hecho más estudios que ese. Pero sí es cada vez más profunda la perforación que se debe hacer para obtener agua en cantidad y calidad; hoy está entre 180 y 200 metros».
Por otro lado, el agua que se extrae de las napas no solo abastece a Villa María, sino que además es enviada a la ciudad de San Francisco (más todos los pueblos en el trayecto) por la ruta 158 hasta llegar a Morteros.
Por otro lado, también se envía a Laboulaye y «ACA Bio saca de las napas para enfriar».
Víctor Gianandrea, de la Cooperativa de Agua Potable y Cloacas (Capyclo) de Villa Nueva, también le expresó a nuestro matutino que actualmente las perforaciones deben ser a los 200 metros: «Hace 30 años eran a 80».
Villa Nueva consume aproximadamente tres millones de litros de agua por día. Según Valenti, Villa María consume entre tres y cuatro veces más.
Conociendo estos datos nos podemos plantear los interrogantes: ¿Estamos cuidando las reservas? ¿Estamos poniendo en peligro un recurso no renovable, como es el agua?
Desde la central MSU estiman que utilizarán de 15 a 20 metros cúbicos de agua por hora cuando funcione la planta. Pero, tal como ellos mismos afirman, «el permiso vamos a pedirlo por más, porque no sabemos el proceso final cuánto va ser. De acuerdo a la experiencia que hemos tenido en General Rojo, que es un agua parecida, estimamos que van a ser 20 mil litros por hora, las cinco o seis horas que opera». Esto equivale a decir que si la planta efectivamente solo trabaja seis horas, estarán utilizando 120 mil litros por día. 3,6 millones de litros de agua al mes, por lo que MSU consumiría como una pequeña localidad.
“La planta depuradora está al límite”
La planta de MSU consumirá agua y volcará en los momentos que esté en marcha el proceso de generación.
“A estos 20 mil litros por hora los vamos a verter en la colectora del Parque Industrial. El Parque tiene capacidad para recibir efluentes cloacales e industriales por 200 metros cúbicos por hora y nosotros vamos a verter de 20 a 25″, explicó Fernández Bernengo.
Ante este dato, Valenti afirmó: «No hay capacidad en la planta depuradora para recibir esa cantidad. No tenemos conocimiento absoluto de nada, no nos consultaron nada. Tenemos conocimiento por los medios con respecto a dónde van a volcar los líquidos».
Los efluentes de la termoeléctrica vuelcan al Parque y de ahí van a la planta depuradora de la Cooperativa de Agua: «Hace más de un año que enviamos una nota al intendente Martín Gill diciendo que la planta está en su nivel máximo. Fue diseñada para contener en 25 años el 100% de cloacas en la ciudad, algo que ya se logró. Ahora quedó saturada y todavía falta entrar a barrios en donde tienen la red, aunque todavía no hay casas».
«En función de eso, tenemos preocupación por la cantidad a la que hacen referencia», remarcó y agregó: «Con la entrada de líquidos se acelera el proceso. No quedan líquidos sin tratar, pero el agua entra en un proceso entre siete días y 10 días dentro de la plata, para luego ir al río. Al entrar más de la capacidad límite, no se sabe qué puede pasar».
Durante la charla con este medio, los directivos de MSU afirmaron que “esa agua es absolutamente desmineralizada”.
Para obtenerla, el procedimiento toma agua de las napas y la filtra a través de membranas por presión: “Se lo denomina de ósmosis inversa, porque es el fenómeno al revés de la ósmosis. Se somete a presión el agua y hay una membrana filtrante a nivel molecular. Lo que hace eso es que el agua pase, pero no los minerales. Si entran 100 litros, de ese proceso saco 75 limpios y quedan 25 que están concentrados en sales”.
“Son las mismas sales que tiene el suelo, no tienen ningún agregado de metal pesado ni aditivo. Eso después es vertido, no tiene temperatura, no tiene materia orgánica; es agua concentrada en los mismos minerales que tenía en el suelo”, explicaron los directivos, que estuvieron en campaña por los medios locales y que confían en poner el marcha el megaemprendimiento en enero próximo.
Al paso que van, probablemente lo consigan y, entonces, de los 400/500 trabajadores actuales quedarán unos 30, altamente capacitados. La energía que generen no es para Villa María exclusivamente, sino que irá toda al Sistema Interconectado Nacional, al cual ya se la tienen vendida.
En el Concejo Deliberante local -muy prolífico en pedidos de informes, muchos referidos al medio ambiente- a nadie se le ocurre preguntar nada, aun cuando la firma tuvo que abandonar su idea de instalar una planta en Tandil, que debió trasladar a Barker por diferentes presiones locales.
Mediciones propias de nuestro medio ubican a las noticias referidas a la empresa históricamente sojera que ahora construye centrales termoeléctricas entre las más leídas. En consecuencia, como decían los antiguos periodistas “del interior del interior”, seguiremos informando.