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Más que adicción, “los chicos transitan por condiciones de abuso” de drogas

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Más que adicción, “los chicos transitan por condiciones de abuso” de drogas
“Hoy se ha hecho mucho más aceptado y banalizado el consumo de marihuana”, describió

Es lo que le dijo el especialista a EL DIARIO. Instó a hablar del tema sin prejuicio

“Hoy se ha hecho mucho más aceptado y banalizado el consumo de marihuana”, describió

“Tratamos de hablar de consumos problemáticos y no de adicciones porque no todas las personas que consumen son adictas”, aclaró el psicólogo Mariano Carrizo, quien sostuvo que en el caso de niños, niñas, adolescentes y jóvenes no se podría hablar de adicción. “Más bien, los chicos transitan por condiciones de abuso (de sustancias), que es una categoría con otro nivel de pronóstico”, explicó.

El especialista, perteneciente al Sedronar, charló con estudiantes de una escuela de Nivel Medio de Villa María y luego dialogó con EL DIARIO.

En este marco, comentó que los ejes de la actividad con adolescentes del secundario “están planteados en torno al desarrollo de habilidades sociales y habilidades de afrontamiento”.

“Actualmente la prevención de consumo de drogas plantea una actualización en los dispositivos en la lógica del abordaje, que permite un acercamiento más concreto, real, distendido y efectivo con jóvenes. Se busca charlar con los chicos, indagar, vincularse para ir identificando factores que tienen que ver con la protección”, contextualizó.

Sobre la prevención dijo que hay distintas áreas de intervención. “La primera tiene que ver con el espacio de la familia, con los marcos de socialización primaria, la familia y por supuesto la escuela”, explicó haciendo foco en que “chicas y chicos puedan desarrollar habilidades sociales y de afrontamiento para que tengan más recursos para decir que no a algunas situaciones vinculadas al consumo de drogas”.

Cuando se le preguntó qué sucede cuando no está la familia, sostuvo que “ausencia total de familia no hay”, porque “siempre hay dónde intervenir y vincular”. “A veces hay familias que necesitan más apoyo que otras, el Estado tendría que generar dispositivos para acompañarlas en estas primeras instancias”, estimó.

En cuanto a los factores de riesgo, enunció que “hay características propias de la adolescencia como la curiosidad, la sensación de invulnerabilidad, la presión de los grupos de pares” y dijo que “el hecho de que haya compañeros que circulen por situaciones de consumo hace que por cuestiones de observación los demás busquen ese tipo de experiencias”. También aludió a la vulnerabilidad a partir de “problemáticas personales y sociales que también pueden incidir” y a la accesibilidad a la sustancia.

Sobre este último punto, ante la pregunta de EL DIARIO, dijo que “hay drogas que siempre son accesibles como el alcohol y el tabaco, que son las más consumidas por jóvenes” y en este marco destacó que “la accesibilidad no solo tiene que ver con los puntos de venta, sino también con el nivel de naturalización y aceptación social y cultural”. “Hoy se ha hecho mucho más aceptado y banalizado el consumo de marihuana y eso explica el incremento en las tasas de consumo”, ejemplificó.

Consultado precisamente sobre los efectos de la misma, respondió que “hay cuestiones bastante bien delimitadas en el plano científico” enunciando que “afecta funciones cognitivas básicas -atención, memoria y percepción-, puede afectar al momento y producir daños crónicos en esos procesos mentales si el consumo es prolongado durante mucho tiempo”. Añadió: “Puede producir alteraciones mentales o emocionales si la persona está predispuesta, puede disparar la aparición de trastornos psicóticos o problemas de ansiedad, a cualquier edad, generalmente en los jóvenes lo vemos cuando consumen por primera o segunda vez. Después está el síndrome motivacional, que tiene que ver con perdida de voluntad, intención y motivación para realizar distintas actividades y también están las afecciones en el sistema respiratorio”.

En tanto, cuando se le preguntó cuándo el consumo de drogas se convierte en una adicción, explicó que sucede “cuando se dan una serie de daños a nivel biológico, fisiológico, social y emocional que tienen parámetros específicos”.

“Es muy difícil hablar de niños o jóvenes adictos porque los chicos más bien transitan por condiciones de abuso, que es una categoría con otro nivel de pronóstico. En una persona con una dependencia podemos encontrar problemáticas instaladas muy complejas, trastorno emocional, perdida del trabajo, del vinculo familiar, un deterioro físico marcado. Son personas con mucho tiempo de consumo y mucho daño”, detalló.

Finalmente llamó a “animarse a hablar” del tema, “proponer el diálogo y no esquivarlo como si negar el problema hiciere que no exista”.

“Hay que hablar de consumo sin prejuicio”, cerró.