Qué sucedió con el endeudamiento durante las dos gestiones de la expresidenta y cómo está actualmente, tras el pago a los Fondos Buitre que ordenó el presidente
Escribe: Alfredo Koncurat
ESPECIAL PARA EL DIARIO
A comienzos del mandato de Cristina Fernández de Kirchner en 2007, nuestra deuda externa ascendía a 139.239 millones de dólares.
Inicialmente su lineamiento continúa con la política de desendeudamiento y desvinculación con los organismos internacionales iniciada por el Gobierno anterior.
En septiembre de 2008 se anuncia una renegociación con los holdouts y el Club de París. Tras las gestiones, se logra saldar la deuda de 6.706 millones de dólares con el Club de París con reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y queda suspendida la negociación con los holdouts dada la explosión de la crisis financiera internacional.
La significativa crisis financiera internacional más los cortocircuitos internos del Gobierno con el sector agroexportador afectó de sobremanera el flujo de fondos de divisas que el plan económico necesitaba para sustentar su desarrollo.
Apremiado el Gobierno por el incipiente estrangulamiento externo, las gestiones empezaron a ser conducentes a que el país pudiera regresar a los mercados financieros internacionales.
En abril de 2010 el ministro Axel Kicillof anuncia el segundo canje de deuda con una relevante quita que varía del 50% al 66,3%, canje que se cierra en junio de ese mismo año con una aceptación del 92,4% de los deudores.
Para fines de 2011 la deuda externa argentina ascendía a 145.154 millones de dólares lo que representaba el 41,5% del PBI.
En el inicio de la segunda gestión de Fernández (2012), el país sufre el primer revés del lobby internacional: la Corte de Apelaciones de Nueva York dictamina que la Argentina discriminó a “los fondos buitre” y los bonistas que no participaron de los canjes de 2005 y 2010 (el 7,6% del total) “deben cobrar el 100% de la deuda”.
El fallo del juez neoyorquino implica en los hechos un bloqueo económico al país, ya que le impide poder financiarse en mercados internacionales con emisión de bonos bajo la amenaza de un posible embargo.
A principios de 2014 Argentina decide apelar el fallo del juez de Nueva York ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, apelación que es rechazada y el caso vuelve al renombrado Thomas P. Griesa, que ordena a la Argentina cumplir con el pago de 1.330 millones de dólares más intereses de una sola vez y en efectivo.
Las idas y vueltas con los holdouts fueron finalmente zanjadas rápidamente con las gestiones del nuevo gobierno conducido por Mauricio Macri, quién accedió a abonar el total demandado por los fondos buitre.
Al final del mandato de Fernández en octubre de 2015 la deuda externa Argentina ascendía a 157.271 millones de dólares, poco menos del 50% de su PBI.
La era Macri
Macri cumplió con una de sus promesas: acató la sentencia del juez Griesa y pagó el 100% a los holdouts. Su postura fue clara: «Ahora hay que ir, sentarse en el tribunal de Griesa y lo que él termine diciendo, hay que hacerlo. Tenemos que ir y pagar».
El dinero provino de una nueva colocación de títulos de deuda por parte de nuestro país gestionado por el entonces ministro Alfonso Prat-Gay, quién señaló que «este arreglo nos vuelve a conectar con el mundo».
La salida del default fue respaldada por organismos internacionales como el FMI y el G-20; es indudable que Argentina entra a una nueva etapa.
A lo largo de 2016 el Gobierno sigue apostando a esta nueva oportunidad y toma nueva deuda por casi 40.000 millones de dólares, elevando la duda externa a 196.501 millones de dólares.
El rumbo económico elegido por la actual administración parece estar decidida a utilizar esta herramienta, en lo que va del año la deuda ascendió según el INDEC a 211.000 millones de dólares, lo que equivale a un 61% del PBI.
Sin embargo el análisis histórico del presente es imposible, por lo que las consecuencias de la presenta etapa deberemos realizarla en el futuro.
Hoy en la actualidad las voces de los principales actores políticos es divergente, no existe consenso que direccione nuestra política de estado en relación a la deuda.
Lo que es indudable, es que las consecuencias sociales e intergeneracionales de nuestro cíclico endeudamiento a lo largo de nuestra historia son más que importantes argumentos para articular una política de estado nacional que nos permita construir las bases productivas para un desarrollo sustentable sin ningún tipo de dependencia.
Fondos buitre: un gran negocio financiero
El fondo Elliott Management (Paul Singer), compró en 2002 deuda en default por 1.330 millones de dólares; pagando en promedio la lámina de títulos de deuda de valor U$s100 – a valor U$S25. Es decir que pago apenas 332 millones de dólares y a posteriori le ajustó el capital por intereses punitorios y costas judiciales.
Nunca le prestó a la Argentina, solo compró títulos defolteados por la cuarta parte de su valor nominal en el año 2002; luego gracias al acuerdo celebrado con la administración Macri cobró de contado 4.635 millones de dólares.
En cada entrega, el siguiente trabajo pretende realizar un análisis histórico descriptivo de la deuda externa argentina, y como está condicionado las posibilidades de desarrollo de nuestro país. Describiendo brevemente los antecedentes históricos del proceso de endeudamiento nacional, y analizando cómo ha afectado este proceso, por lo cual se describe las profundas consecuencias que siguen impactando en la realidad del país.