El consumo masivo del recurso natural y el vertido de líquidos con alta concentración de nitratos son los puntos más cuestionados. El informe alerta sobre problemas en mujeres embarazadas y en bebés
Tres especialistas, uno de los cuales es investigador del Conicet, elaboraron un informe referido al impacto que genera una central termoeléctrica en la población y en el ambiente.
La investigación fue encargada por la Asamblea NO a la Central en Barker, que es el pueblo bonaerense en donde MSU Energy construye una planta idéntica a la de Villa María (misma inversión para misma capacidad).
El estudio está firmado por Juan Manuel Lavornia, egresado de la Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental de la Universidad Nacional del Centro e investigador del Conicet. También suscriben su colega, la máster en Ciencias, Mariela Higuera -consultora ambiental-, y la médica veterinaria Bernarda Ballesteros.
Si bien los profesionales trabajaron sobre el caso de Barker, en esta nota se publicarán conclusiones comunes a todo impacto causado por plantas que generen energía a través de este método.
En este sentido, el consumo masivo de agua, la calidad de los efluentes y los riesgos que implican para la salud humana son tres puntos en los que hicieron hincapié.
“Si bien la tecnología de lavado de gases logra bajar en cierta medida la carga de contaminantes en los gases emanados, esos compuestos quedan en el agua que posteriormente es liberada al medio”, advierte el texto.
Según lo dijeron los propios dirigentes de la empresa MSU a EL DIARIO, el agua que “beberán” de las napas se obtiene mediante el sistema de ósmosis inversa, ya que debe ser baja en minerales.
“Si entran 100 litros, de ese proceso saco 75 limpios y quedan 25 que están concentrados en sales. No tienen agregados, son las mismas sales que tiene el suelo”, comentaron los directivos a nuestro medio.
Esto significa que esos 25 litros de descarte contienen, en realidad, las sales de los 100 iniciales. A esto se suma algo planteado en la investigación: “Otro problema originado en las calderas a vapor es la formación de incrustaciones debido a la presencia de sales en el agua, que es minimizada utilizando agua desmineralizada de alta calidad y la adición de productos químicos con la finalidad de reducir los sólidos en suspensión en el interior de las calderas”.
“Esta purga lleva consigo diferentes sólidos en suspensión y numerosos productos químicos. Este efluente es un contaminante potencial de las napas freáticas y los cursos de agua”, analizaron los especialistas.
Al mismo tiempo, el estudio pone énfasis en los recaudos que se deben tomar (que se rigen por la legislación nacional) para evitar un mal uso del agua en casos como estos, en donde se necesitan, según el informe, unos 110 mil litros de agua por hora.
Daños en la salud
“La presencia de sales y nitratos (en el agua) constituye un riesgo sanitario”, sentencian los profesionales que elaboraron la investigación.
Cabe recordar que en Barker, el predio en donde se construye la central, está en una zona rural. No obstante, aclaran que “independientemente del carácter rural del predio analizado, la contaminación del agua pone en riesgo a la población del medio rural”.
“A diferencia de los niveles máximos aceptados para otros contaminantes, el nivel máximo aceptado del nitrato se basa en los efectos que puede causar en personas altamente sensibles. Se destaca que los infantes de 6 meses -o menos edad- y mujeres embarazadas deben evitar el consumo de agua con altos niveles de nitrato”, indican.
El conocido como “síndrome del bebé azul” y la mala oxigenación en mujeres embarazadas aparecen como principales riesgos potenciales, según cita la investigación.