El Fortinero recuperó la memoria, jugó bien y le ganó 2-0 a Atenas de Río Cuarto, en el inicio de la segunda ruda del certamen. Martínez hizo doblete y fue figura, pero todos hicieron lo suyo
Escribe Juan Manuel Gorno
De repente y como acostumbró en la temporada, así como juega mal partidos increíbles, este Alumni suele irrumpir con actuaciones confiables y gana con una autoridad admirable.
Lo demostró ayer, en Plaza Ocampo, donde estuvo subido a esas tardes inspiradas donde casi nadie se equivoca y el panorama es claro en todo aspecto, cuando es dueño de la pelota y cuando no la tiene. Por eso ganó 2 a 0 ante Atenas de Río Cuarto y empezó la segunda rueda del certamen con otra perspectiva.
Entre lo más positivo del triunfo para subrayar estuvo nada menos que la contundencia que devolvió el delantero Leandro Martínez, quien no arrastraba un buen registro de goles en el torneo y necesitaba un doblete como el que convirtió en apenas 30 minutos.
Esa contundencia le permitió al equipo dirigido por Hugo Mattea manejarse con tranquilidad para ganar el partido, sumando la solvencia defensiva, la concentración y el sacrificio.
La eficacia se hizo desear apenas 10 minutos, aunque suficiente para ponerse en duda con un remate de Nicolás Delsole, apenas iniciado el juego, que pasó al lado del palo, y luego con una media vuelta de Martínez que tenía destino de gol, pero que el defensor Cristian Acosta salvó sobre la línea.
Sin embargo, a los 11’ y de contragolpe, el Flaco cortó la sequía: tras un pelotazo largo, Delsole encaró mano a mano y abrió para Jeremías Flordelmundo, que prefirió tocar al medio, de nuevo para el Sapito, que sacó el remate; el arquero Emanuel Testa alcanzó a tapar y en el rebote convirtió Martínez, con tiro de derecha.
Camino correcto
El 1 a 0 le marcó el camino correcto al equipo villamariense. Se sumó a la ola Giuliano Bardín, que fue mejorando en su juego, y fue empujando desde atrás Franco Gozzerino, todo mientras los avances de Atenas morían en la tarea impecable de Gastón Kranevitter para recuperar la pelota o, en su defecto, en la solidez de los marcadores centrales, más allá de un par de centros descolgados por el arquero Jonathan Scalzo.
En ese panorama, Atenas fue un cúmulo de voluntades sin ideas. Sus mejores hombres -como Germán Gordillo y Federico Chiocarello- jugaban casi siempre de espaldas al arco y anduvieron incómodos para resolver. No por casualidad la única acción que generó el Albo frente al arco rival fue un tiro libre donde Scalzo no pudo controlar bien el remate y la pelota terminó en el fondo de la red, pero todo fue anulado porque Chiocarello le cometió falta al portero de Alumni.
En lo demás, fue el equipo local el que monopolizó el balón y buscó atacar rápido apenas pasó la mitad de la cancha, tejiendo el segundo gol.
El propio Martínez casi convierte a los 26’, tras un centro desde la derecha que anticipó por el primer palo. Y también tuvo una chance Bardín con un remate desviado desde la puerta del área. No obstante, el 2-0 llegó a los 30’ minutos y con la misma fórmula que el primero: Flordelmundo punzante por la izquierda (sacó un tiro cruzado), Delsole exigiendo a Testa y el Flaco Martínez aprovechando el rebote.
Con la algarabía por estirar la ventaja, Alumni se quedó luego en la trinchera. Allí defendió lo alcanzado y lo hizo con uñas y dientes, armando una fortaleza inexpugnable hasta el final de la primera etapa.
En ese momento Atenas se hizo más del balón y circuló con criterio, pero su entusiasmo por el descuento duró poco, ya que salvo un remate de Gordillo que salió desviado -en el arranque del segundo tiempo- y una arremetida del ingresado Matías Barbero que tapó Scalzo, prácticamente no generó ocasiones de gol, más allá de tener más la pelota en el complemento.
Lo buscó el técnico Bruno Gagliesi, sacando a sus marcadores de punta para sumar gente al medio y en ofensiva, sin embargo, Alumni no se descontroló nunca, ni con sus modificaciones. Al contrario, mostró su rostro más maduro para manejar ciertos tiempos del partido y estuvo a punto de aumentar en una corrida de Delsole que finalmente neutralizó Testa.
En ese contexto, Alumni redondeó una victoria convincente, justo ante un equipo que le había convertido cuatro goles en la primera fecha. Y eso quizás no sea un derroche de esperanza, pero mejoró sus posibilidades, mientras espera conservar la sonrisa durante más tiempo.
Leandro Martínez. Dos goles y una gran actuación le dieron brillo al delantero, aunque todo Alumni tuvo una performance destacada. Kranevitter, Gozzerino, Francucci, Roca y Flordelmundo tuvieron un alto nivel.
Matías González. El juez de San Francisco intentó impartir justicia rápido con las tarjetas, pero eso lo condicionó por no penar de la misma manera algunas infracciones. Adicionó innecesaria hasta los 50 en el primer tiempo y otros 6 minutos más en el complemento. No influyó en el resultado.