Escribe Dra. Fabiana Stolman
Especialista en Medicina Interna y Nutrición – Sanatorio Diquecito
Cuando el invierno entra en su recta final y aparecen los primeros calores, las personas tendemos a concientizarnos acerca de nuestro sobrepeso y muchas veces nos desesperamos por alcanzar nuestro peso soñado, en poco tiempo.
Pero lo que hay que saber es que nuestro cuerpo es biología, no matemática y que a cada intento desesperado por perder peso le seguirá una respuesta eficiente en la conservación del peso corporal a través del rebote de peso, por ejemplo. En todo caso, si forzamos a nuestro cuerpo podremos lograr “supuestos” resultados -como un descenso de peso por deshidratación-, pero no realmente una reducción real de nuestra grasa corporal, que debe ser el objetivo de todo tratamiento. También podremos estar poniendo en riesgo a nuestro organismo, afectando su funcionamiento normal.
El apuro, entonces, no es nunca un buen aliado de la dieta, la cual debe estar basada en el cambio de hábitos. De hecho, en Diquecito siempre decimos que los mejores resultados no son los que se consiguen rápidamente, sino los que se obtienen con constancia y se van consolidando. En otras palabras, bajar de peso de golpe y al poco tiempo recuperar lo perdido -y más- es muy diferente a bajar tal vez a un menor ritmo, pero consolidando cada kilo perdido.
Y aquí es donde llegamos a la importancia de hablar de “hábitos de alimentación” antes que de “dieta”. Si bien ésta tiene sus indicaciones en las que es beneficiosa, los resultados a largo plazo solo se lograrán mediante cambios profundos en los hábitos de alimentación y a esto es a lo que apuntamos.
Al momento de plantearnos perder peso no debemos sacar el foco en que esos números que queremos ver reducirse en la balanza deben representar una disminución en el contenido de grasa corporal, un aumento de la masa muscular y la capacidad de llevar a cabo diversas actividades sin fatiga extrema, todo esto reflejando beneficios tangibles en cada aspecto de nuestra vida y nuestra salud.
Errores habituales
A continuación compartimos algunos consejos prácticos para no cometer ciertos errores muy habituales en los procesos de descenso de peso y lograr, en cambio, resultados sustentables:
1) No confíe en las dietas mágicas. Como decíamos antes, perder peso solo se acompaña de beneficios para la salud cuando las dietas son armónicas, adecuadas y cuidan calidad y cantidad de los alimentos. No se puede pretender lograr resultados perdurables en el tiempo llevando a nuestro cuerpo a extremos difícilmente sostenibles en el tiempo. En otras palabras, las dietas muy restrictivas pueden realizarse por cortos períodos de tiempo ¿y después qué? Lo más probable es que luego de una gran restricción siga la reganancia del peso perdido. Mejor bajemos a un ritmo adecuado, mediante hábitos de alimentación que se hagan parte de nuestra rutina diaria y consolidando los progresos.
2) No realice ayunos prolongados. El dejar pasar muchas horas sin comer es uno de los errores más habituales que cometen las personas que quieren bajar de peso “de golpe”. En realidad, lejos de obligar a nuestro cuerpo a bajar de peso, lo estamos forzando a ahorrar energía y a gastar menos en los procesos de digestión. El resultado será que al momento de comer lo haremos con un nivel de hambre que nos dificulte controlar el tamaño de las porciones, con nuestro organismo listo para guardar la energía que sobra.
3) No haga ejercicio de golpe. De ninguna manera diremos que practicar actividad física es un error; por el contrario. Pero el error es cuando la realizamos repentinamente luego de meses de inactividad y sedentarismo, pretendiendo recuperar tiempo perdido. Esto puede generar un impacto negativo en nuestro cuerpo, desde lesiones musculares o articulares hasta retención de líquido, inflamación y otros. Esto sin contar los peligros de someternos a prácticas muy exigentes sin aplicar un criterio de progresividad, lo cual puede comprometer incluso nuestro sistema cardiovascular. Siempre consulte a un médico antes de practicar actividad física.
4) No elimine por completo los carbohidratos. Son la principal fuente de energía de nuestro cuerpo y su inclusión en nuestras comidas debe ser innegociable. Sí debemos cuidar la calidad de estos nutrientes, reduciendo los azúcares y priorizando los más complejos. Podemos potenciar el consumo de fibras mediante la incorporación de más frutas, verduras y cereales integrales, pero nunca dejar de consumir la cantidad mínima de carbohidratos que nuestro cuerpo necesita. Es importante consultar a un especialista, quien nos ayudará a equilibrar nuestra dieta.
5) No tome laxantes ni otros suplementos sin prescripción médica. Los laxantes y otros tipos de medicamentos no indicados por un profesional no deben ser utilizados bajo ningún punto de vista como un complemento para la dieta. Su efecto es relativo y pueden generar problemas de salud potencialmente graves. Al consumirlos notaremos que su efecto se traduce en la balanza, pero esto no estará demostrando un descenso de peso real. Lo mismo ocurre cuando sudamos sobremanera después de practicar actividad física y la balanza baja de golpe, no siendo un descenso real de peso, sino una pérdida provisoria de líquido corporal, que luego recuperaremos.