Alicia camina por una calle de su barrio, la acompaña Héctor Oesterheld. Cerca de una esquina, de repente, aparecen varios autos sospechosos. Los buscan. No hace falta explicación alguna, entienden que están a punto de ser detenidos. Ella se da cuenta que Héctor se retrasó, voltea la cabeza tratando que vuelva a su campo visual. Lo descubre dentro de un quiosco. Interpreta que ha entendido que lo quieren a él y una manera de protegerla es hacer que no los encuentren juntos. Luego todo se desvanece, solo son sensaciones e imágenes de un sueño en una noche de la vida de Alicia Beltrami, quien con Fernanda Nicolini son autoras de “Los Oesterheld” (Sudamericana). Este suceso onírico fue contado por la escritora en la presentación del libro que, el viernes próximo pasado, tuvo lugar en el aula 12 del Inescer “Dr. Angel Diego Márquez”.
Más allá del símbolo
En esa presentación Beltrami, nacida en Las Varillas, contó que tuvo ese sueño luego de estar, por más de cuatro años, entregada a una intensa tarea de investigación periodística para recabar datos que, junto a su colega, volcaron en el libro que cuenta la historia de la familia Oesterheld. Fueron tantas las entrevistas, más de doscientas, que comenzaron a conocerlos profundamente. De manera definitiva, los integrantes de esa familia habían entrado en sus vidas. Algunos de los presentes entendimos que era una manera de entender como dolores, nacidos en otro tiempo y otros cuerpos, luego de la tarea investigativa comienzan a ser vivenciados por quien enfrenta la tarea de escribir sus vidas.
También comentó que fue una investigación que les demandó un costo emocional importante. Trataron de realizar una reconstrucción lo más amplia posible, no detenerse en lo trágico de la familia ni en el personaje más importante de las historietas de Héctor Oesterheld, “El Eternauta”, con Nicolini pretendieron dar a conocer aspectos de esas vidas no relevados en las habituales notas de prensa. Podemos decir que lo lograron, pues han construido una biografía polifónica, respetando los diferentes tonos, que permite conocer la vida de una familia atravesada por la violencia sin que la historia quede empantanada en lo trágico. Leyendo el libro pueden conocerse datos acerca de gustos, placeres, costumbres, amores y desacuerdos en la vida de todos los integrantes de esa familia. Todo escrito con un atractivo ritmo literario basado en la inmensa cantidad de datos logrados en una extensa investigación periodística.
“Los Oesterheld”, página tras página, abre puertas a la trastienda del símbolo en el cual se constituyó esa familia y “El Eternauta”. Algunas de esas puertas quedan abiertas, otras parecen cerrarse, pero en cada paso se conoce mucho más allá de la tragedia y del personaje de historieta. Existe un rescate de esas vida, con sus brillantes luces, destellos intermitentes y también zonas menos iluminadas, todo a partir de la expresión de diferentes voces entre las cuales sobresale la de Elsa Sara Sánchez, esposa de Héctor y única integrante de ese núcleo familiar que sobrevivió al terrorismo de Estado (murió en 2015).
La esposa
Elsa describe su familia “…soy la mujer de Héctor Germán Oesterheld. En la época trágica de este país desaparecieron a mis cuatro hijas, mi marido, mis dos yernos, otro yerno que no conocí, y dos nietitos que estaban en la panza. Diez personas desaparecidas en mi familia. Pero prefiero recordar los años en lo que fui feliz”. En otra parte señala, “cuando nos pusimos de novios, en mi primer cumpleaños me regaló este anillito con un brillantito, es lo único que me queda de aquella época, lo tengo siempre puesto, aunque no soy amiga de las joyas y esas cosas, y nunca las tuve porque con Héctor jamás tuvimos plata, él nunca tenía nada”. Sus descripciones del autor de “El Eternauta” son íntimas y profundas. Entre otras cosas dice “Héctor estaba lleno de amigos y a la vez era un tipo muy para adentro, pero yo lo entendía, le decía que la Geología no le interesaba como carrera, sino que le daba la posibilidad de estar en plena naturaleza solo, porque parecía muy dado, pero en realidad era un hombre que siempre buscaba la soledad”.
En relación al inicio de Oesterheld en el mundo de la historieta, Olga manifiesta que “…hizo dos o tres historietas que le aprobaron enseguida y se dio cuenta de que tenía posibilidades. Y también de que los chicos del secundario no leían libros, y como todavía no había televisión él decía: ‘El chico común con una familia sin acceso a libros no tiene acceso a nada, entonces las historietas tienen que ser algo bien hecho, para que aprenda historia, ciencia, geografía, y estimule su imaginación’”.
Desde su generación
En la presentación del libro, cuando la comunicadora Ana Lía Fiora dio detalles biográficos de las autoras, señaló que Alicia nació en 1976. A nadie de los presentes se nos escapó ese dato, pues quedó en claro que pertenece a una generación cuyos integrantes eran muy pequeños durante la dictadura desaparecedora de personas. Eso les permite tomar cierta distancia del objeto de estudio y les habilita el surgimiento de interrogantes y posicionamientos que es muy difícil que surjan entre quienes escriben habiendo sido protagonistas de la época. Esto se nota en el libro que nos cuenta la vida de la familia Oesterheld. El libro vio la luz cuando cambiaron las políticas estatales acerca de la construcción de la memoria, eso hace más necesaria su lectura. En la calle resuenan preguntas acerca de Santiago Maldonado. Alicia cuenta que lo que Héctor hizo en su sueño tiene razón de ser, era un tipo protector que cuidaba a quienes tenía cerca.
De eso hay testimonios en el libro.