Se trata de Gabriel Rivarola y Diego Irusta, quienes comparecieron privados de la libertad. El primero seguirá entre rejas, aunque podría recuperar la libertad en noviembre. El restante fue excarcelado apenas concluyó el juicio
Un hombre de 40 años y un joven de 19 fueron condenados ayer en la Cámara del Crimen local por hechos de violencia de género que tuvieron como víctimas a sus respectivas exparejas, aunque el mayor también fue hallado culpable de otros delitos contra la propiedad.
Gabriel Oscar Rivarola (40) recibió una pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo luego de ser declarado autor responsable de “amenazas reiteradas”, “lesiones leves calificadas”, “privación ilegítima de la libertad”, “hurto calificado” y “estafa”, mientras que a Diego Gabriel Irusta (19) se le impuso una sanción de dos años de prisión de ejecución condicional por “lesiones leves calificadas”, “coacción”, “violación de domicilio” y “daño”.
Las dos audiencias fueron presididas por la camarista Eve Flores y contaron con la participación del fiscal Francisco Márquez y del secretario Guillermo Picco. En tanto, el abogado villanovense Jorge Bustos defendió a Rivarola mientras que el letrado local Jorge Olmedo hizo lo propio con Irusta.
Como los acusados confesaron los hechos que se les atribuían, los dos juicios se realizaron bajo la modalidad de trámite abreviado, con lo cual se omitió la recepción de pruebas testimoniales y se pasó directamente a los alegatos.
Cabe señalar que en ambos procesos hubo acuerdos previos entre el Ministerio Público Fiscal y las Defensas, por lo que en las conclusiones las partes solicitaron la misma pena para cada caso.
Celoso y violento
En el primer juicio de la jornada compareció el taxista y camionero Gabriel Rivarola, quien está detenido desde mediados de marzo pasado.
Este irascible transportista, nacido el 19 de septiembre de 1977 y con último domicilio en Florida 1154, en barrio San Juan Bautista, tenía dos causas penales abiertas: una por los hechos de violencia de género en perjuicio de Sonia González, con quien convivió durante varios años, y otra por sustraer un más de 1.200 litros de leche que transportaba en un camión cisterna y remplazarlos por agua antes de entregar la carga en una fábrica de la zona.
Los episodios que tuvieron como víctima a la mujer se produjeron en distintas fechas, entre noviembre de 2015 y marzo de este año, durante los cuales la amenazó y golpeó en reiteradas oportunidades.
“Seguro que tenés un macho”, “te voy a reventar la cabeza”, “conmigo no vas a jugar” y “sos una cualquiera” fueron algunas de las expresiones de Rivarola previas a las agresiones físicas .
El último de los ataques se produjo a mediados de marzo de este año, cuando en la vía pública golpeó a su pareja luego de recriminarle que era “una puta” porque supuestamente le había “mostrando de más” a un médico que la había atendido momentos antes en la Asistencia Pública.
La intervención de circunstanciales terceras personas, que auxiliaron a González y llamaron a la Policía, posibilitó que Rivarola cesara con la agresión y fuera detenido en flagrancia.
En tanto, la causa por sustraer leche y adulterar el cargamento del camión que conducía data de julio de 2013, cuando realizó la maniobra delictiva junto a otro sujeto que solicitó la “probation” (suspensión del juicio a prueba) y evitó sentarse en el banquillo de los acusados.
Finalmente, cabe señalar que como Rivarola lleva casi siete meses entre rejas, con buena conducta y una pericia psicológica favorable podrá obtener la “libertad condicional” a mediados de noviembre ya que no registra antecedentes
Quedó en libertad
En el segundo juicio compareció Diego Irusta, quien estaba detenido desde el pasado 19 de abril, cuando amenazó y golpeó a su expareja en un hecho registrado en una vivienda de barrio San Nicolás de Villa María.
El propio condenado admitió haber ingresado violentamente al domicilio ubicado en Catamarca al 2700, luego de romper un vidrio. Una vez adentro, Irusta quiso llevarse una motocicleta que supuestamente es de su propiedad, pero la joven se lo impidió y hubo un forcejeo.
En esas circunstancias, Irusta agredió físicamente a su expareja y la amenazó diciéndole que la iba a “llevar a un campito” y que la iba a matar. De inmediato, la víctima llamó a la Policía, por lo que una comisión de la Patrulla Preventiva detuvo a Irusta pocos minutos después.
Por la entidad de los delitos cometidos, la confesión lisa y llana de los hechos y tratarse de un convicto primario, la Fiscalía de Cámara y la Defensa coincidieron en pedir una sanción de dos años en suspenso, por lo que el joven pudo recuperar la libertad ni bien concluyó la audiencia.