El equipo de equinoterapia “Vives en mí” apunta a que todas las obras sociales cubran las sesiones. Hacen hincapié en la integración de la familia de cada jinete paciente

El grupo de equinoterapia “Vives en mí”, que hace dos años viene trabajando en un campo ubicado en cercanías de la Universidad, trasladó su sede a un espacio que la Fundación para el Desarrollo Regional de Villa María (Funder) tiene a la vera de la ruta 9.

“En este tiempo hemos ido creciendo mucho y el espacio se hacía cada vez más chico. Nuestra idea siempre fue contar con las mejores condiciones posibles para la terapia”, comentó Virginia Martí, integrante del equipo de profesionales que lleva adelante el emprendimiento, a EL DIARIO. En su caso, es trabajadora social, pero el grupo se compone por fisioterapeutas, biólogas y personal entrenado para el cuidado de los caballos, entre los que se encuentran Gabriela Testa, Leticia Martí, Ramiro Reale, Lourdes Ceriolli y Adelqui Pérez, más los colaboradores que permanentemente se suman.

A quienes asisten a las terapias los llaman jinetes pacientes porque “el caballo es el principal protagonista. Para nosotras es como un compañero de trabajo”, aseguró Virginia.

Las edades de los niños, niñas y adolescentes oscilan entre los 2 y los 14 años. “Por ahora nos enfocamos en los más pequeños porque la terapia de adultos tiene otras características”, destacó Gabriela, fisioterapeuta.

Las discapacidades varían: parálisis cerebral, autismo, síndrome de Down, ceguera e hiperactividad, entre otras. Cada caso tiene una planificación única y específica, por ende, el trabajo de los terapeutas debe ser minucioso.

“Predomina mucho el juego”, reconocieron, y contaron que se trata, por sobre todas las cosas, de una instancia “recreativa”.

Ayer realizaron un almuerzo con todas las familias que forman parte de Vives en mí, dejando inaugurada la nueva etapa en el emprendimiento, que implica un nuevo lugar de emplazamiento, más espacioso y con más comodidades que el anterior.

Se trata de un campo propiedad de Funder, presidida por Alberto Campos, quien acompañó al grupo en la jornada del domingo, ubicado en el kilómetro 552 de la ruta nacional 9, justo a la altura del ingreso al Parque Industrial.

Junto a la familia

Una de las características de la equinoterapia que llevan adelante en el espacio tiene que ver con la participación de la familia de cada jinete paciente.

“Generamos un espacio para la familia, no solo para que se integre a la terapia, sino también para que pueda estar cómoda si tiene que esperar al jinete”, remarcó Virginia.

Un salón amplio y un predio con árboles inmensos para resguardarse de los calores fuertes hacen que el lugar sea agradable para visitar.

Las mujeres a cargo de la equinoterapia señalaron que esperan contar con la cobertura “de todas las obras sociales”. En la actualidad, solo algunas cubren tratamientos de este tipo.

Sin embargo, existe una ley de prestaciones especiales -que aún no está reglamentada pero sí aprobada- que habilita a las personas a recibir tratamiento bajo cobertura médica.