Se conoció que el proyecto de General Rojo también fue motivo de una presentación judicial por parte de un foro medioambiental. Esto se suma a las acciones iniciadas por la sociedad de Barker, el pueblo donde la firma instala otra termoeléctrica, además de Villa María
General Rojo es una pequeña localidad de unos 10 mil habitantes que se ubica a 22 kilómetros de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires.
Allí, en el predio de un campo virgen que fue rezonificado como sector industrial para la ocasión, la empresa MSU Energy instala una central termoeléctrica similar a la que se construye en Villa María y en Barker, cerca de Tandil.
El Foro Medio Ambiental (FOMEA) San Nicolás, una ONG que lleva más de 13 años de trabajo, presentó un recurso de amparo para exigir el cese de las obras del establecimiento que se emplaza a dos kilómetros de la población más cercana.
Teniendo en cuenta que el mismo recurso interpuso la población de Barker, se puede concluir que el proyecto energético que MSU desarrolla en Villa María es el único de todos los que tiene a su cargo que no tuvo trabas de este tipo, a pesar de repetir algunos de los procedimientos empleados en los otros dos casos.
El FOMEA pidió el freno de la construcción de la termoeléctrica de Rojo ante el Juzgado Federal de San Nicolás, hasta tanto:
– Se realicen las audiencias públicas obligatorias para este tipo de emprendimientos.
– Se diseñe un sistema sustentable de producción de energía eléctrica y/o se modifique la localización de la usina.
– Se cumpla con la totalidad de la normativa exigible para la actividad de generación de energía.
– Obtenga las habilitaciones conforme a lo establecido en la las leyes 25.672 y 11.723.
Estos datos se desprenden de la “acción preventiva de daño”, que fue expuesta por los ciudadanos ante la Justicia.
En comparación con el caso de Villa María, se puede decir que en nuestra ciudad sí hubo una audiencia pública sobre el tema, convocada por la Secretaría de Ambiente de la Provincia.
No obstante, en una nota publicada por EL DIARIO, los representantes de MSU admitieron que todavía “quedan pozos por explorar”, en referencia a las perforaciones para saber si es factible que la planta “beba” 110 mil litros de agua por hora.
Por ende, sin esas pruebas habrá ciertas licencias que, por el momento, no podrá obtener y mientras tanto no cumplirá con la normativa vigente, al mismo tiempo que la obra avanza a contrarreloj.
La Secretaría de Ambiente de la Provincia, luego de la audiencia pública, no informó ninguna novedad sobre el trámite de aptitud ambiental que debe gestionar la firma en esa cartera.
Mayor generación
La última semana se conoció que la Secretaría de Energía de la Nación aprobó el proyecto de ampliación de la termoeléctrica de MSU en Villa María, conocida como “cierre de ciclo”.
Esto incluye sumar 99 Mw de capacidad, con el aprovechamiento de los procesos de generación que ya estaban previstos y así obtener “beneficios económicos superiores a los costos para el sistema eléctrico en todos los escenarios de disponibilidad de combustibles”, según informó el Gobierno.
El agua vale mucho más que el oro
Cuando un proyecto político logra llegar a la gestión pública mediante el voto popular, suelen encarnarse en la sociedad dos sentimientos predominantes: la expectativa y la incertidumbre.
Ambos sentires suelen girar en torno al futuro de la relación política con otros líderes de Estado, a las obras a realizar en el territorio en el que fue elegido o bien en cómo resolverá un problema puntual que puede preocupar más que otros en una sociedad.
Pero, ¿qué sucede cuando la incertidumbre y la expectativa están puestas en el futuro de un recurso natural como, por ejemplo, el agua? Aún en épocas de profundas divisiones se supone que en lo que refiere a la “fuente de vida” -el agua- no debería haber muchas vueltas, ya que se trata de un elemento imprescindible para nuestra supervivencia.
Incluso la legislación vigente en materia de generación de energía pone en manifiesto que, ante todo, predomina cuidar de los recursos naturales.
En Villa María, hay ciertas dudas que persisten sobre el derecho humano al agua, empezando por haber una comisión interventora de la Cooperativa 15 de Mayo con un especialista en derecho penal a la cabeza, quien mencionó a este medio que “evidentemente no alcanzó” el tiempo que el municipio destinó para ponerse al día antes del vencimiento del contrato de concesión.
La cuenca lechera, el agro, la planta de ACA Bio ya se llevan buena parte del agua que podría destinarse para el consumo humano, sin dejar pasar que desde nuestras napas también sale agua para San Francisco.
Teniendo en cuenta que en Villa María la cantidad de este recurso natural disponible se redujo en un 70%, ¿no sería conveniente analizar muy detenidamente emprendimientos como la termoeléctrica?, ya que demandará 110 mil litros de agua por hora.
Hasta el momento, al silencio del municipio, de los concejales y de la Provincia lo rompe el ruido de obra, la del Parque Industrial, en la que más de 500 personas trabajan para construir una planta que aún no tiene todas las licencias.
Emiliano Eandi