En diálogo con EL DIARIO los destacados artistas plantearon algunas particularidades de su profesión, además de intercambiar opiniones acerca del futuro del libro analógico y de la nueva camada de niños lectores
Entre las actividades previstas en el marco de la Feria del Libro y que han sido promovidas por el sello Eduvim, se ha valorado la visita de un grupo de ilustradores destacados a nivel nacional.
Entre ellos, se cuenta la presentación de Mónica Weiss y de Istvan Schritter, más conocido como “Istvansch”, dibujante nacido en Madrid, pero hace varios años residente en nuestro país. Ambos intercambiaron reflexiones sobre la ilustración y el libro como objeto, en compañía de EL DIARIO.
Weiss, quien tuviera a cargo diferentes charlas y clínicas durante los dos primeras días de la feria, reseñó primero sobre el tardío reconocimiento hacia el ilustrador tanto en el cobro de regalías por su trabajo (en 1997 comenzó a percibirse en Argentina), y en el propio público. “Me ha pasado de estar frente a docentes que me preguntan con sorpresa si soy yo la que hice ese dibujo o lo sacaron de otro lado”, comentó entre risas la artista que tiempo atrás realizara obras para países del exterior como Puerto Rico.
El aporte del ministerio
“Hay lugares donde se lo valora muchísimo más al ilustrador. Una vez vino una australiana que nos contaba que vivía holgadamente con haber editado solamente un libro cada uno o cada dos años”, acotó.
De todos modos, valoró el impulso que ha desarrollado el Ministerio de Educación de la Nación con “gigantescas compras” de libros de autores nacionales que también se ha traducido en la proliferación de sellos y de redes de librerías.
Por su lado, Istvansch planteó que “actualmente, se evidencia la caída de varios de esos sellos pequeños que nacieron al calor de las compras del ministerio y ahora no reciben tanto”.
“Hay un ida y vuelta entre ambos soportes”
En cuanto a la discusión actual sobre la supuesta relación conflictiva entre el libro en papel y el libro digital, ambos artistas coinciden en señalar que “el objeto libro, el códice, va a continuar porque es un invento perfecto. Es como decir que la rueda no va a existir más. Es imposible. Es libro sigue siendo una herramienta formidable. Es simple, es adaptable a cualquier persona, incluso hasta un analfabeto. Además, nosotros que nos dedicamos al libro-álbum para niños, o que tiene algún otro ingrediente adicional aparte de la literatura, obviamente que nunca va a desaparecer”, remarcaron.
En el mismo sentido, puntualizaron que observan una vinculación casi simbiótica entre ambos soportes. “Un libro, como por ejemplo Harry Potter, estimula que se realice una película y ésta que se vendan más tiradas de libros. Es un ida y vuelta. También creo que los niños actualmente más que nosotros a esa edad. Lo único que lo hacen en forma fragmentaria y con varias pantallas a la vez”, indicó Weiss.
Por su parte, Istvansch destacó que “ya hay estudios que prueban la eficacia del libro en papel y que al mismo tiempo concluyen que al lector lo único que le interesa es leer, sin importarle en qué dispositivo. Esto va en contra del negocio de los e-books o libros digitales porque, como todo avance tecnológico, necesita que se remplace para que se compre uno nuevo. El lector no necesita un aparato diferente”.