En el marco de la celebración del Día Mundial de la Diabetes, la entrevista realizada a la especialista Marcela Gómez ofrece una oportunidad para concientizarnos sobre los cuidados y advertencias frente a esta problemática de la salud y de quienes acompañan en el proceso una vida saludable.
Según indicó a EL DIARIO, el 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes y el organismo central ligado a esta temática, la Federación Internacional de Diabetes, toma como lema para trabajar este año “Diabetes y mujer”, ya que se interpreta que es la mujer quien tiene menor acceso a la “educación en salud”, mayormente en los países de bajos recursos. Fundamentalmente la diabetes gestacional está en aumento. Uno de cada siete embarazos se asocia a diabetes gestacional, trastorno del metabolismo de la glucemia o diabetes previas. Eso trae complicaciones tanto en la madre como en el bebé. Está demostrado que ser hijo de madre diabética predispone en etapas posteriores a diabetes (se llama programación intrauterina y corresponde a los efectos nocivos de la hiperglucemia durante la gestación a la cual está expuesto el bebé, lo que genera cambios fisiológicos y metabólicos que predisponen a diabetes).
-¿Y cuál es la realidad de la diabetes en la Argentina y en Villa María?
-En las últimas encuestas nacionales de nutrición y salud en Argentina, el 44,3% de las mujeres de entre 19 y 49 años tiene sobrepeso y obesidad, factores íntimamente ligados a diabetes. Se infiere que el 50% está en riesgo de desarrollar diabetes. Esta realidad exige trabajar para prevenir antes de la concepción.
Es preocupante la situación en general de la diabetes debido al aumento en los últimos años, unos 422 millones de personas en todo el mundo tienen diabetes, cifra que probablemente se duplicará en los próximos 20 años. Estos datos requieren que todo el equipo de salud trabaje informando y concientizando sobre la prevención.
-¿Ese equipo de salud por quién está integrado?
-En la mayoría de las instituciones en la Argentina tanto públicas como privadas hay equipos de salud. En el Hospital Pasteur hay un servicio conformado y todas las especialidades están abocadas a trabajar en eso, pero cada institución trata de conformar un equipo de trabajo. Tal vez en las grandes ciudades es más fácil formarlo. Digo equipo de salud y me refiero a nutricionista, psicóloga, enfermera educadora (lo más difícil de lograr porque no están contemplados en los sistemas privados los honorarios para enfermeras educadoras).
-¿Hay diferencias de la diabetes en la niñez y la adolescencia?
-Son diferentes tipos. La diabetes tipo I no se puede prevenir. Generalmente cuando se hace el diagnóstico implica todo un cambio familiar, de hábitos, costumbres. Hay un mayor conocimiento, mejoras tecnológicas, el manejo de la diabetes ha tenido un avance, los padres muy comprometidos, esto ha cambiado mucho en los últimos años. La adolescencia es una etapa complicada en donde propio de la adolescencia aparece la rebeldía, están los miedos, las indecisiones, entonces, también se torna en una etapa más complicada del manejo de la enfermedad; y empieza las salidas y los miedos de los padres.
Del equipo de salud depende poderlos educar y contener. Lo que ha cambiado es trabajar en empoderamiento, que se define como una acción encaminada a hacer fortalecer a un individuo o grupo social desfavorecido. Su objetivo es generar compromiso y conciencia por igual en los individuos.
En el contexto de salud, el empoderamiento se refiere a un proceso que facilita el cambio conductual, favorece la responsabilidad y la toma de decisiones informadas de los pacientes principalmente en áreas de nutrición, actividad física y toma de medicamentos para alcanzar las metas de tratamiento. Los médicos deberíamos darles las herramientas, educar al paciente para que tome sus propias decisiones.
-¿Un ejemplo de toma de decisiones?
-“Voy a salir, ¿qué como? ¿Cuánto me pongo de insulina? ¿Qué debería hacer? ¿Debería comer? ¿Debería medirme antes de acostarme?. Voy a hacer deporte, ¿me mido antes? ¿me mido después?. Si tengo tanto, ¿cuánto me pongo?
Educarlo desde ese punto de vista, darle la libertad para tomar decisiones y no que requieran siempre la visión médica para actuar, es fundamental educar.
-¿En el adulto cómo es la realidad?
-Ha crecido mucho el número de pacientes con diabetes tipo II; eso es fundamentalmente por lo que llamamos las epidemias mellizas: diabetes y obesidad. La obesidad ha aumentado en las últimas encuestas nacionales de factores de riesgo, en un 42% de 2009 a 2013.
Si bien la diabetes aumentó también, no fue un número tan marcado como la obesidad. Cuando hay obesidad aumenta el tejido adiposo. Aparece el sedentarismo, entonces empieza a aumentar la insulina y un estado de resistencia a la insulina.
Ese estado de resistencia a la insulina con el tiempo va llevando a que el organismo segregue mayores niveles de insulina hasta que, en un punto, empieza a agotarse. Cuando comienza a agostarse, empiezan a manifestarse los trastornos de la glucosa, que van de la mano. Baja la insulina, después de un tiempo que estuvo muy alta empieza a bajar y empieza a aumentar la glucemia. Ese es un estado de insulinoresistencia que lleva a la insulinodeficiencia.
-¿Y el sujeto podría tener algún indicio para darse cuenta de esto?
-Todo paciente que tenga algún factor de riesgo -familiar diabético, sedentarismo, sobrepeso, obesidad, tabaquismo, hipertensión, síndrome de ovario poliquístico y ser mayor de 45 años- debe hacer una consulta. Hay que hacer chequeos; hay cuestionarios de factores de riesgo que colaboran en comprender la realidad actual.
-¿Qué le llama la atención de las estadísticas?
-El crecimiento de la obesidad y el sobrepeso que conducen a la diabetes. El aumento de mujeres diabéticas en edad fértil sin controles que favorece la trasmisión a su descendencia. Esto genera un círculo que nos explica por qué va en aumento la diabetes en el mundo.
Con los niños pasa lo mismo, no veíamos diabéticos tipo II en la niñez y ahora se ve; muchas horas de sedentarismo, ya no andan en bicicleta, están todo el día en la computadora, juegos muy sedentarios. Se han perdido los espacios libres por la inseguridad y además la comodidad de la alimentación también ha aumentado: los snacks, la comida rápida. Creo que hay que trabajar en los quioscos saludables en los colegios, me parece que eso es fundamental.
En Villa Nueva, donde soy referente del Programa Provincial Córdoba Diabetes, tenemos estadísticas actualizadas que coinciden con las tendencias nacionales, pero hay una parte de los pacientes que se atienden en el sector privado que no se encuentran incluidos en esas bases de datos.
-¿Podría comentar más del programa?
-Tienen acceso pacientes sin obra social. Tiene cobertura de aparatos, tiras, insulinas y medicación vía oral; se hacen los estudios gratuitamente; una vez al año se deben renovar la autorización, lo que permite que venga a control el paciente para hacer el seguimiento. Se trabaja en equipo, con dos nutricionistas, asistente social, farmacia y enfermería.
-Otro tema que preocupa es la concientización de quienes acompañan a las personas con diabetes.
-Sí, totalmente, hay algo que está totalmente demostrado en niños diabéticos tipo I que tienen familias unidas, que acompañan. Les va mejor al inicio, les va mejor en el transcurso de la enfermedad, tienen menos complicaciones crónicas, menos internación, ya sea por hipoglucemia, por cetoacidosis. Creo que todos tenemos que tratar de concientizarnos, de ayudar a que las personas con diabetes hagan una vida normal. Es importante en los colegios que sus compañeros sepan cómo ayudar en algún síntoma de hipoglucemia.
-¿Cómo se puede ayudar en caso de hipoglucemia?
-Hay que observar si la persona está consciente. Si la persona está despierta, se puede ayudarla dándole algo que tenga hidratos de carbono, azúcar, un sobrecito de azúcar, una fruta, jugo no light y avisar a alguien del equipo de salud. En caso de que el paciente no esté consciente, directamente llamar al equipo de salud; hay un dispositivo, que es Glucagon, que está indicado en las hipoglucemias severas cuando hay pérdida de conocimiento, que es inyectable y en algunos casos puede salvar vidas.
-¿Cómo detectar a una persona diabética?
-Primero, es difícil saber si es una hipoglucemia si no sabemos si es diabético. De todos modos, los síntomas suelen ser: la persona está muy pálida, sudorosa, está como perdida, obnubilada, taquicárdica. Eso puede ir progresando hasta llegar a un nivel de pérdida de conocimiento e incluso, cuando la hipoglucemia es muy severa, hasta convulsiones.
La experta entrevistada
Marcela Gómez (foto) estudió en la Universidad Nacional de Córdoba e hizo la residencia en Medicina Interna en el Hospital Misericordia. En 2009 vino a vivir a Villa María y empezó a trabajar en la Clínica de Especialidades como jefa del servicio de Clínica Médica. Luego hizo el Posgrado en Diabetología del Hospital Privado de Córdoba.