Escribe Silvina Scaglia Lic. en Nutricion
La obesidad infantil está adquiriendo dimensiones de epidemia y puede provocar en el futuro un verdadero desastre sanitario. Hoy la obesidad es considerada la enfermedad crónica más importante del mundo y los niños y adolescentes no escapan a esa tendencia.
Generalmente la mayoría de las consultas llegan por derivación y en la mayoría de los casos el contexto familiar no registra el problema como enfermedad.
Eso de chico gordo, chico sano, no corre más. Ni siquiera para los bebés. Es al revés, cuanto más precozmente se instala la obesidad, más posibilidades hay que se perpetúe.
A los chicos no hay que hablarles de dietas ni restringirles comida: la clave es enseñarles a comer. Hay que educar en libertad, darles opciones y que elijan. No hay que imponer, sino negociar, sí, negociar, hasta con las golosinas.
Es esencial que aumenten la actividad física, que tengan horarios regulares de comidas, que no picoteen ni coman solos, que no pasen demasiadas horas frente al televisor o a la computadora y que no se aburran, porque un chico aburrido generalmente come.
Hasta nuestro próximo encuentro…