Seguramente, desde que conoció cuál era el rival de semifinales, Ramiro Giraudo quería saldar una deuda personal: convertir en un clásico.

Se le había sido esquivo en el año, después de casi anotarles a todos los rivales de la zona y ayer, en la primera que tuvo, tras un centro que llegó al área, facturó el primer gol de la serie.

Después se sacrificó por el equipo. El clásico impedía descansar, sino que había que dejar todo, más cuando el rival fue como una tromba en busca del empate. Por lo que, Cachete, autor de dos goles en el partido de ida de los cuartos de final ante Sportivo Pozo del Molle, reflejó un desgaste importante, producto además de las altas temperaturas en el horario que se jugó el clásico.

De todos modos, dejó sus conceptos ante EL DIARIO y remarcó: “Pegamos en los momentos justos”, para explicar los porqué del mínima como valiosa victoria en el primer chico de las semifinales frente a Rivadavia.

“Sabíamos que iba a ser un partido duro, que estos tipos de partidos son finales, ante el rival de toda la vida y había que jugarlo con dientes apretados. Salió como lo pensábamos”, detalló a continuación.

“Tuvimos pocas oportunidades pero las supimos aprovechar. Fuimos contundentes, y nuestro arquero tuvo una gran actuación”, añadió.

Sobre su gol, en tanto, apuntó: “siempre estoy ahí esperando el error de la defensa y cuando llegó el centro vi que el defensor no llega a cerrar, por lo que logré controlar la pelota y definir”.

Con vistas a la revancha, en un campo más amplio y que resultará vital ante los atacantes veloces del verde, Giraudo igual indicó que se va a jugar “de la misma forma; trabajaremos para contrarrestar lo que nos propongan ellos en su cancha”.

“Queda un 50% de la serie; de igual modo, repito, vamos a trabajar en la semana para sacarlo adelante”, amplió y, como cierre, en lo personal dijo estar “muy conforme. Esta victoria es para la familia, que me acompaña siempre, y para todos mis compañeros”.