Universitario sufrió para defender el 3-0 de la ida y cayó 3-1 en la vuelta con San Lorenzo de Las Perdices. La defensa tuvo reiteradas distracciones que costaron caro y el arquero Bachanini fue el mejor. Con susto, pero a la final…
Escribe: Beto Arce
Nunca está dicha la última palabra mientras existan signos vitales. Siempre que exista coraje y valentía para afrontar las situaciones más adversas habrá esperanza de milagro. Y así lo entendió San Lorenzo, que pasó por varias etapas de un extraño partido en el que dispuso de una enorme cantidad de opciones para “limpiar” a Universitario. Desde el arranque se aferró a la fe que mueve montañas y jamás se resignó.
Claro que enfrente tenía un equipo con un 3-0 en el bolsillo y dotado de mucha técnica individual capaz de quebrar todo planeamiento en una sola acción. Los de Bernadó se sintieron incómodos de tanta comodidad y pusieron play a una película de eterno suspenso que duró hasta los 52’ del segundo tiempo.
Arrancaron “dormidos” y le cedieron el total protagonismo a San Lorenzo, que no pudo terminar en gol opciones inmejorables: al minuto Bachanini le tapó una media vuelta formidable a Lucas Bolatti con una estirada impecable contra el poste derecho y a los 8’ le volvió a ahogar el grito al propio mediocampista luego de una arremetida por derecha que terminó con el asfixiante y desesperado cierre del portero; Tóffolo mandó por arriba una volea muy clara a los 9’, Facundo Bolatti probó con un buen tiro libre que apenas salió desviado; a los 23’ le anularon un gol dudoso a Tóffolo que pareció partir habilitado tras la asistencia de Chila y, sobre el final, otra vez Tóffolo se comió un gol increíble luego de que Lucas Bolatti profundizara por derecha con un centro que cortó Bachanini y le dejó servido al 9 en la puerta del área chica.
El perdiceño contó con las opciones necesarias e incluso más para poder empatar la serie al cabo de los primeros 45’. Era mucho más que la Uni, pero el resultado no se había movido… En cantidad de goles de diferencia el sueño parecía muy lejos. El tiempo había corrido y solo quedaba una mitad. El equipo académico introdujo las dos variantes que le restaban (ya había ingresado en el PT Acosta x Wartel, lesionado) Domínguez x Barengo y Sanabria x Vicario pensando en cerrar la historia con el reloj en mano y la pelota divida.
Monetto sacó un “fierrazo” a los 6’ que besó el poste, pero el ánimo de la U se desinfló rápido, a los 12’ una notable y profunda habilitación de Chila Bolatti a Ferreyra terminó con un toque fino y preciso del volante por encima del arquero para abrir la cuenta en la Plaza (1-0); el ingresado Medina lo tuvo zurda en la puerta del área a los 26’… hasta que Pratti hizo lo suyo: con el rol de Martín Pescador, una función que le sienta bien, gambeteó al arquero Rodríguez, lo desparramó, lo hizo retroceder, a los defensores desesperados caer y al arco que se relamía le regaló un pase gol: 1-1. Todo parecía terminado, pero San Lorenzo jamás renunció a la fe y su espíritu interior: guerrero como pocas veces se mostró en el torneo se aferró a la ilusión de que aún había vida.
A los 35 m Facundo Bolatti le metió rosca y calidad a un precioso tiro libre que superó la barrera y se clavó junto al palo izquierdo de Bachanini para poner el 2-1. La jugada fue confusa porque el línea levantó la bandera por la posición de Tóffolo, que empujaba al gol en el rebote, pero el árbitro sancionó que la pelota ya había ingresado. Moría el partido y el juez dio cinco minutos de adición y a los 46’ el propio Tóffolo se sacó toda la mufa y empujó a la red la embestida de San Lorenzo, que no dejaba de soñar. La historia estaba 3-1 y el juez Rivadera jugó hasta los 51,50, siendo testigo de cómo Universitario se comió las uñas hasta el final, incluido el intendente. El partido terminó en un córner con Emiliano Rodríguez buscando la heroica y Branco Rojas mandando por arriba la última ilusión.
No estuvo lejos, más bien estuvo tan cerca del cielo que se puede darse por satisfecho por el solidario partido que jugó. San Lorenzo cayó de pie ante un Universitario que vuelve a una final y que también tiene sus anhelos. Zafó del santo milagro y ya está en la final, después de sufrir como nunca…
La Figura: Jacobo Bachanini: Sin dudas fue el jugador más determinante del partido. Sus intervenciones fueron decisivas para sostener parte de la ventaja: recibió tres goles, pero evitó cuatro y estuvo muy expuesto ante una defensa que no lo acompañó. Facundo Bolatti, un crack, lo mejor de San Lorenzo.
El árbitro: Cristian Rivadera: Cumplió una aceptable tarea en un encuentro que no ofrecía mayores sobresaltos hasta que sonó el silbato inicial. Lo llevó bien y solo quedaron dudas en el gol anulado a Tóffolo por offside a instancias de su asistente Dantus. Fue testigo de una gran remontada y hasta él se ilusionó con el partidazo y jugó dos minutos más de lo que adicionó.