Un albañil sostiene que hace dos semanas “retienen” a su sobrino en el Geriátrico Municipal por una supuesta denuncia por presunta violencia que asegura no existe
“El domingo nos pudimos juntar los tres, porque era mi cumpleaños. Si viera cómo lloramos…”.
José Oliveto dice y cuenta. Repasa y se indigna. Reclama “que no se actúe de manera injusta, ni con Guillermo (su sobrino de 31 años con una discapacidad motriz)”, ni con su hermana Emilia Clara Oliveto, ni con él.
Hace casi dos semanas comenzó “una pesadilla”, describió el hombre, “albañil desde hace 40 años”.
Aseguró que “el 8 de noviembre Guillermo fue como cada día hasta el Geriátrico Municipal, que está a la vuelta de nuestra casa, para visitar a su madre, mi hermana. Allí me lo retuvieron y no me lo dejan volver conmigo. Como no volvía para almorzar al mediodía lo fui a buscar, pero las trabajadoras sociales de ahí me salieron diciendo que no lo podía retirar porque había una denuncia en mi contra”.
“No hay denuncia, no existe esa denuncia”, se quejó Oliveto.
Con la misma impotencia en su tono, reclamó: “Me quitaron lo que más quiero”.
“Una de las asistente sociales me acusó que no alimentaba a Guillermo, cuando tenemos viandas de una rotisería”, agregó.
Al trabajador de la construcción además le advirtieron por lo bajo que se comportara, para no tener que llamar a la Policía.
Demasiado supuesto
“Los podía ver, pero no los podía retirar, porque mi hermana también ya se quiere ir del geriátrico”, sostuvo.
En tanto, se refirió al presunto motivo de la supuesta denuncia: “Yo nunca fui violento”.
Siguiendo sus declaraciones, el hombre marcó que tal acusación “sería por violento, lo cual no es cierto. Y además, lo diría un solo vecino, el mismo que cobra las pensiones de mi hermana y de mi sobrino con un supuesto poder que, según averigüé en la Justicia, no puede existir y no le correspondería porque no se trata de un familiar”. Esa información es a la que accedió “en los Tribunales de Villa María”, precisamente en Asesoría Letrada (en el entrepiso del edificio de calle General Paz).
“Toda la semana vine a Tribunales a plantear el caso, me dieron para rellenar formularios y tuve que traer las partidas de nacimiento de mi hermana y de Guillermo. Ya está todo presentado para que me otorguen la tutela”, relató.
Este trámite lo habilitaría para continuar en reordenar la situación: “Mi hermana pide a gritos que la saque de ahí y que saque al nene. Teme además que Guillermo quede al desamparo”.
En esta oficina le aseguraron que “una persona que no sea familiar no puede tener un poder para cobrar las pensiones”, de donde se pagan los costos de internación en el geriátrico.
En esa misma línea, Oliveto confió que le faltó documentación de su propia vivienda y no descarta, o sospecha al menos, hace conjeturas, sobre las intenciones de este vecino: “Se querrá quedar con la casa…”, arriesgó.
Oliveto reside donde era el domicilio de sus padres, Hipólito Yrigoyen 686, de Banda Sur.
“Guille va, o iba, todos los días hasta el geriátrico, volvía a comer y después iba de nuevo, hasta las 7 de la tarde”, contó.
Sentado frente a frente con un cronista de EL DIARIO, Oliveto recordó que Guillermo nació en Córdoba, pero años más tarde fue con su mamá Emilia a vivir a la casa de sus abuelos, junto con él. Al fallecer éstos, en el año 2000 (la mujer) y 2002 (el hombre), quedó a su cuidado, aunque de acuerdo al relato, a pesar de las limitaciones físicas se ayudan constantemente en las tareas domésticas y en sus necesidades. “Mi hermana usa un andador y, aunque le cuesta, está mejor, mientras que Guille tiene cierta dificultad motriz, pero es bastante independiente”, abonó.
Para la hora del almuerzo y la cena cuentan con un servicio de viandas, el que “hasta podría presentarse como testigo”, indicó Oliveto, ya que una de las presuntas acusaciones que le hicieron saber, de manera verbal, es “que no lo alimentaba…”.
Domingo para tres
“Un integrante del personal permitió el domingo que se cumpliera la voluntad de Tita, como le dicen a mi hermana, y de Guille, para poder pasar juntos mi cumpleaños 61. El domingo nos pudimos juntar los tres, porque era mi cumpleaños, si viera cómo lloramos…”.
Y su relato denota que continuará luchando por obtener una respuesta para tres: “Así quisiera que fueran todos los días de nuestros días. Los fui a buscar a las 10, almorzamos y estuvimos en casa hasta las 19. Comimos un pollo y vimos fútbol, que le gusta a mi hermana… Así quisiera que fueran sus días, ella sufre porque tienen al nene ahí”.
“Mi hermana sufre porque tienen al nene ahí”.