El Potrerito Malvinas y la Cooperativa 4 de Abril funcionan en el mismo espacio y sirven de contención para cientos de niños y niñas. Al mismo tiempo, siete madres producen mermeladas para generar sus propios ingresos y sostener el merendero. Un ejemplo de entrega y superación en un contexto de crisis

En el corazón del barrio Las Acacias, la Cooperativa 4 de Abril funciona como un emprendimiento que da sustento a sus siete integrantes, pero además sostiene el merendero Potrerito de Malvinas, que actualmente funciona dos veces por semana y que en algún momento ofreció la leche todos los días y el almuerzo los días sábados.

“Tuvimos que dejar de hacerlo porque vimos que temblaba el bolsillo y la cola de chicos que esperaban para comer llegaba hasta la calle”, relató Sandra Quevedo, dueña una casa amplia de calle Los Abedules al 500, pegada a un baldío que transformaron en plazoleta con un par de arcos. Un potrero de los que escasean en la ciudad.

En principio las mismas madres se dedicaron a la panificación para proveer al merendero y que pueda seguir funcionando. Luego vieron en la gastronomía una salida laboral y funcionan como cooperativa desde el 4 de abril de este año.

A pesar de que la crisis les impidió continuar abriendo el lugar de lunes a sábados, siguieron adelante como pudieron y hoy dan la merienda los miércoles y sábados.

También dan talleres culturales en el lugar y llevan a los niños a otros espacios para que participen de actividades.

“Esto nació porque había muchas madres desocupadas y con ganas de trabajar, no con ganas de que le den nada”, señaló Sandra.

Su hija, Malvina, es una de las siete que integra el emprendimiento solidario que aún no cuenta con la personería jurídica; conseguirla es uno de los objetivos del grupo.

“Cuando festejamos el día del niño hubo más de 150 chicos, no esperábamos que fuera tan lindo así”, afirmó la joven.

Las mermeladas son el principal producto de la 4 de Abril, con las que se hicieron reconocidas en todo el barrio y la zona de influencia.

A veces producen canelones, ñoquis u ofrecen pollo al horno, como extra a su actividad principal.

Hoy su esfuerzo se divide entre sostener el negocio gastronómico y con la misma intensidad el merendero, ya que notan que la participación barrial crece semana a semana.

Rosa Tabares es otra de las integrantes de la cooperativa y desde que participa en ese espacio pudo dejar su trabajo anterior para dedicarle más tiempo a sus hijos y a la vez integrar la empresa solidaria.

“No es el principal sustento en nuestra familia, pero es una gran ayuda, además que me permite estar más con mis hijos. Acá cada una deja un poquito para que se puedan comprar las cosas para la merienda”, contó la mujer.

Todas aspiran a que el proyecto crezca y es por eso que ya empezaron a levantar una especie de galponcito en el fondo del patio del hogar de Rosa.

Cómo colaborar

Los insumos para panificación, leche, jugos, frutas, gelatinas y pebetes son los que más necesitan para ofrecer la merienda.

Sin embargo, al ser un lugar que apuesta a la cultura, también incentivan a que se acerquen personas interesadas en dar talleres artísticos, culturales, deportivos, etcétera.

Quienes estén interesados se pueden comunicar al teléfono 353 4798063.

Se puede colaborar llamando al 353 4798063.