Carla y Leonardo se casaron y decidieron hacer de su viaje de bodas un sueño cumplido. Viajaron en dos ruedas durante 38 días por el Norte Argentino, Bolivia, Perú y Chile
Carla Vales y Leonardo Santi se casaron al cumplir diez años de noviazgo el pasado 14 de octubre. Dos días después, se fueron de luna de miel. Hasta allí, nada de particular tiene esta historia. El detalle es que no hubo un avión que los lleve a un lujoso hotel, ni mucho menos un crucero por el Caribe. Su “viaje de bodas” fue sobre dos ruedas recorriendo casi 9.000 kilómetros.
“La historia de nuestra luna de miel es la de un viaje poco convencional”, relató ella. Ambos tienen 29 años, Carla es villamariense y Leonardo de La Playosa y son amantes de las motos. “Como a toda persona que le gustan, soñábamos con poder hacer, en algún momento, un viaje largo, pero no sabíamos a dónde ni cuándo”, reconoció. La idea estaba, y el resto se terminó de definir cuando decidieron dar el “sí”.
“Nos pareció un buen momento para casarnos y celebrar tantos años de vida compartidos, y de la mano de esa celebración poder hacer el viaje en moto que tanto deseábamos”, recordó.
No tenían las motos adecuadas para viajar, ni tampoco el destino definido. Tras días de pensarlo, eligieron: Norte Argentino, Bolivia, Perú y Chile.
Con eso claro, llegó la primera moto, que fue una Yamaha YBR 250. Pero la intención era que cada uno fuera en un vehículo “para ir codo a codo con los desafíos, cansancio y adrenalina”. “Poco a poco fuimos comprando todo lo necesario, para ir cómodos y seguros, como intercomunicadores, trajes, cascos, cámara de acción, valijas, repuestos, hasta que finalmente llegamos a la segunda moto, una BAJAJ NS200.
Revisaron la ruta una y otra vez hasta que el 16 de octubre partieron rumbo a su luna de miel. “Muchos kilómetros, rutas, climas, maravillas naturales y amigos viajeros”, resumió la joven sobre lo que fue la travesía.
Fueron 38 días sobre dos ruedas en los que hicieron exactamente 8.989km. “Conocimos Norte Argentino, Bolivia, Perú y Chile en dos motos que anduvieron sin falla alguna y no tuvimos ningún tipo de percance de ruta”, destacó.
Maravillada con la experiencia, contó que recorrieron “desiertos, montañas con abanicos de colores, el salar más grande del mundo (Uyuni), el camino de la muerte, que es la ruta con más gente fallecida en el mundo”.
También estuvieron “en cuatro de las ciudades más altas del mundo como son Potosí, La Paz, Oruro, Cusco, visitamos el lago navegable más alto del mundo (Titicaca), una de las nuevas maravillas del mundo como el Machu Picchu, vimos el imponente océano Pacífico, y tantos lugares que quedarán en nuestros corazones y mentes para siempre”.
Sin duda una experiencia que jamás olvidarán. “Transitamos ripios, rutas sanas y algunas muy rotas; en un mismo día pasábamos de los 30°C a los 5°C sobre las motos, atravesamos un serpentín de ruta que iba de los 2.800 metros sobre el nivel del mar a los 4.350 en menos de 40 kilómetros, vimos amaneceres e incontables atardeceres”, describió con entusiasmo.
Y siguió: “Pasamos frío, mucho frío, calor y mucho calor. Nos cansamos, tuvimos miedo, nos flechamos, nos despelechamos y nos volvimos a flechar, nos apunamos, reímos y más de una vista nos quito la respiración”.
Ellos decidieron romper el molde. Salir de los espacios comunes, de las costumbres y de lo que “se debe hacer” en esos casos para poder disfrutar de una luna de miel tal y como la soñaron. “La vamos a recordar como la experiencia más intensa que tuvimos en nuestras vidas”, concluyó Carla.