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“Superó nuestras expectativas”

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“Superó nuestras expectativas”
El día de la inauguración fue el 28 de marzo de 2017

Destacados de 2017 – En la Casona Sobral se erigió un nuevo espacio impulsado por la UNVM con el aval del municipio donde se condensan diversas actividades

-Con el primer año del espacio terminado, ¿creés que se han alcanzado o superado las expectativas iniciales de la Usina?

– El 28 de marzo se abrió un espacio nuevo en la ciudad, para las expresiones culturales locales, luego de varios años de preparación del edificio, de la casa y del proyecto académico cultural-patrimonial que allí se desarrollaría. Con la idea de generar un espacio que visibilizara las formas de expresión cultural inmaterial de la ciudad y región. La mirada particular de un fotógrafo, de un camarógrafo, el texto elegido e interpretado por un grupo teatral, los géneros musicales que se componen e interpretan, las esculturas, los cuadros, las obras de arte que se crean evidencian las formas que hoy toma la cultura de la comunidad y la herencia social de la cual se nutre. Y en este proyecto estuvimos involucrados muchos: docentes de la Universidad Nacional de Villa María, del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, la gestión del vicerrectorado de la UNVM, en su momento a cargo de la contadora Cecilia Conci, del actual rector Luis Negretti y el municipio, en la figura del intendente Martín Gill y la subsecretaria de Cultura, Gabriela Redondo. La recepción de la propuesta, superó ampliamente nuestras expectativas.

 

-Siendo que no se trata ni de un museo ni de un centro cultural tradicional, ¿pensás que se ha logrado incorporar en poco tiempo a la vida social, artística y cultural de la ciudad el concepto dinamizador de Usina?

– La Usina dinamiza y genera experiencias nuevas. Es una apuesta desafiante, el tiempo lo dirá. Por las posibilidades edilicias y técnicas del lugar, cada obra que se presenta, cada artista que hace su música, su narración o presenta su obra lo hace en circunstancias nuevas, en interacción con públicos distintos. El resultado de cada puesta en escena, está teniendo una excelente recepción, el público queda sorprendido y agradecido cada vez. Al ser las salas espacios reducidos, hay una proximidad de mucha calidez en cada puesta, entre artista y público. El lugar tiene una arquitectura con historicidad múltiple ligada a quienes vivieron en ella: el doctor Quiroga, la familia Sobral y el Conservatorio de Música Felipe Boero como las instancias más reconocidas en la ciudad.

 

María Laura Gili, la directora junto a uno de los expositores (fotos de Usina)

Convocatorias abiertas

-A cuento de la pregunta anterior ¿cómo fue la respuesta por parte de los actores institucionales y los artistas en particular?

– Ha sido excelente. La ciudad cuenta desde hace varios años con muchos espacios para las expresiones culturales. La Usina se integró rápidamente a ellos. Un elemento a favor, indudablemente, es la historicidad de la arquitectura que la contiene. La casa posee una mística particular en la ciudad: muchos sienten y expresan “volver al Conser” al ingresar a la casa, a sus aulas (N. de R.: en referencia a que allí funcionaba el Conservatorio Superior de Música Felipe Boero). Otros recuerdan las vivencias de la familia Sobral, con reuniones pedagógicas, escolares, charlas políticas, circulación permanente de vecinos y amigos de la familia. Y más atrás, el proyecto del doctor Quiroga en hacer de esa casa un sanatorio (que no lo fue finalmente). El elemento de observación más claro para nosotros, son las convocatorias. La Usina cuenta con una convocatoria permanente y hemos tenido una convocatoria temática. Allí recibimos propuestas muy variadas de muestras fotográficas, de arte plástico, de artes escénicas, de grupos de música que proponen presentaciones combinadas entre música y artes visuales; por el ejemplo, el paso del proyecto “Sonidos de América” y del dúo Valdivia-Iwakawa o el ciclo “Encuentros íntimos” con tres obras de teatro que combinaron danza, música y texto, como también los ciclos de “Tardes de Cámara” y de “Música Popular Latinoamericana”, por nombrar algunos.

 

-¿Qué fortalezas e inter-relaciones evidenciaron respecto a la presencia orgánica de la UNVM en la constitución de la Usina?

– Como espacio de la UNVM cuenta con la presencia de la Subsecretaría de Cultura del municipio. El espacio es posible gracias a esta fusión. Y los profesionales que allí estamos lo vamos construyendo, me atrevo a decir, con mucha madurez institucional. No es fortuito que esto ocurra en los 150 años de Villa María. El crecimiento de la ciudad ha sido fenomenal en los últimos años y lo ha sido producto de su trayectoria, del afán de progreso que siempre tuvo la ciudad, desde sus inicios. De un progreso ligado a la educación y a las ideas. Con una mirada histórica, estos tiempos nuestros, muestran la concreción de los deseos de nuestros abuelos. Y los propios, nuestra generación es la protagonista de estos acontecimientos que hacen al crecimiento urbano. La madurez institucional a la que me refiero, está también en los espacios pedagógicos formadores de artistas con los que hemos trabajado en total sintonía: la Escuela de Bellas Artes Emiliano Gómez Clara, el Conservatorio de Música Felipe Boero, la Universidad Nacional de Villa María en sus carreras de Diseño y Producción Audiovisual y la Licenciatura en Música Popular. Como puntos de partida, la apuesta para 2018 es afianzar estos vínculos y construir nuevos con quienes aún no lo hemos hecho por diferentes razones, de logística fundamentalmente. Es mi deseo genuino que todos los hacedores de la cultura local, se sientan convocados y bienvenidos a la Usina Cultural. El año 2017 ha sido solo el inicio, el punto de partida.

 

-¿Qué aspectos se dieron cuenta, con el primer año de trabajo, en qué hay que mejorar o cambiar?

– Hemos llevado adelante un año de trabajo arduo y sostenido con mucha voluntad, mucho talento, mucho profesionalismo y escaso presupuesto. Sin embargo, la UNVM y la Municipalidad lo han sostenido con el mantenimiento de la casa, de los trabajadores y de los ciclos realizados. Recordemos que es un edificio histórico,  de cien años. Es patrimonio histórico arquitectónico urbano. Lo cual demanda sus cuidados especiales (y siempre muy costosos).

 

El punto a fortalecer es la comunicación, la difusión. Queremos que los vecinos que aún no conocen el espacio, se acerquen confiados en que van a pasar un muy buen momento sintiéndose a gusto y vivenciando experiencias nuevas. Y que vengan con sus niños, sus nietos, sus amigos. Afianzaremos las tareas y vínculos con los medios ya utilizados. Y esperamos contar para ello, con el aporte de los empresarios locales que se entusiasmen por la cultura como espacio comunicador y generador de vínculos comunitarios sanos, inclusivos, de amplia participación. Asociar la imagen de la empresa a lo más genuino de la producción comunitaria, las formas de la cultura, es un gesto de conocimiento profundo del sentido social y comunitario de la vida.

 

-A pesar del poco tiempo de apertura, ¿de qué manera está significada la Usina dentro de la escena provincial?

– Es una tarea a realizar, instalar la Usina en el ámbito de la provincia, en especial en las dependencias de gestión cultural provincial que aportan en la realización de eventos en la ciudad de Cordoba, de Río Cuarto o San Francisco. La apuesta es sumar en las actividades de Villa María, la Usina. Hemos tenido muestras y presentaciones de artistas de Córdoba capital, por ejemplo, el fotógrafo Guillermo Franco y su muestra “Allí mis pequeños ojos”; en música la pianista Victoria Azurmendi participó del ciclo “Piano solo”, ambos presentaron convocatoria. El saxofonista Julio Botti, de Bell Ville, estuvo en la Usina junto a Eduardo Elía al piano. Botti ha sido nominado dos veces al premio Grammy Latino por sus producciones junto a Pablo Ziegler (último pianista de Piazzolla).  Por nombrar solo algunos artistas de la provincia que dan muestras de la presencia del espacio fuera de la ciudad. Desde ya que es una tarea a construir;  de todos modos, afianzarla en el ámbito local será la mejor carta de presentación por fuera de él.

 

Casona de película

-Dentro del lugar hubo propuestas por fuera de lo ideado desde la dirección, como el rodaje del filme de Mario Pedernera. ¿El haber reabierto la Casona Sobral ha permitido nuevas intervenciones?

– Se han hecho registros fílmicos de videos musicales, de trabajos finales de grado de la Licenciatura en Música Popular de la UNVM, de películas (“Mochila de plomo” y “Ensayo sobre el tiempo”), se grabaron CD en vivo (Pablo Cordero, Dúo por la Vida). Con Mario Pedernera realizamos un trabajo minucioso sobre la historia de la ciudad. Con mucha generosidad Mario realizó una película sensorial, artística y lo hizo con mucho respeto y amor por la historia de la ciudad, la que escribió su abuelo, José Antonio Pedernera. En la Usina se filmaron escenas ligadas a la figura de Joaquín Pereyra y Domínguez, en la planta alta, en el baño y hall de planta baja y en el patio.

 

-¿Cómo se están perfilando para el año que comienza?

– La Usina ya tiene su cronograma por supuesto que abierto, dado que estamos receptando las propuestas que nos acercan a través de la convocatoria general, que encuentran en nuestras redes sociales y pueden enviar al correo:

usinaculturalunvm@gmail.com  Se continuarán las actividades organizadas en los ciclos mencionados y los nuevos que se generen, como también las muestras de artistas visuales, fotografía, artes plásticas. Se seguirán las actividades conjuntas con la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Música. En febrero reiniciamos actividades y los esperamos.