Es un espacio sostenido por tres matrimonios que pertenecen a la Iglesia Evangélica. Se trata de El Arca, que no cuenta con los recursos suficientes para brindar el almuerzo y la merienda a 50 chicos, una vez por semana. Reabrirá en febrero y empezarán a dar viandas a adultos mayores
“Nosotros no cerramos jamás, nunca lo habíamos tenido que cerrar”, manifestó Carla Mansilla, una de las responsables del comedor El Arca, de barrio Nicolás Avellaneda, que debió bajar la persiana durante todo el mes de enero por falta de recursos.
Si bien reciben donaciones fijas de distintos comercios y puestos del Mercado de Abasto, la mujer aseguró que les “cuesta un poco más” conseguir ayuda municipal desde que asumió la nueva gestión.
“Veo que hay mucha ayuda para otros lados y yo digo, nunca hemos salido a hablar, pero tienen que saber que este es un lugar donde se asiste a los chicos con la comida y también espiritualmente”, comentó.
Luego aclaró que no son “desagradecidos” y que entienden que se debe a la “falta de fondos” del Estado municipal, quien les proporciona una ayuda “discontinua” de alimentos no perecederos.
El comedor-merendero El Arca es gestionado por tres matrimonios que pertenecen a una iglesia evangélica. Normalmente dan el almuerzo y la leche los días sábado, “porque en la semana los chicos tienen el Paicor cuando van a la escuela”.
Es la primera vez en diez años que tienen que cerrar el comedor y esperan retomar el 2 de febrero próximo: “Para nosotros solos todo el año se nos hace complicado; no hay recursos, no es que tenemos un depósito de alimentos, gracias a Dios siempre le dimos todo y no tuvimos nada guardado”, detalló Carla.
Cuando vuelvan a la actividad el próximo mes quieren empezar a darle la comida también a adultos mayores, ya que es un sector en el cual vienen notando ciertas carencias.
“Hay abuelos que no tienen para comer y es una tarea que tenemos pendiente, más que todo es un deber que tenemos con ellos”, señaló.
Pero, para poder lograr el objetivo aseguró que necesitan recursos. “No tenemos cocina industrial, lo único que pudimos adquirir con mucho esfuerzo fue un horno industrial”, demandó Carla.
Como contrapartida, y a modo de balance de fin de año, indicó que se pudieron conseguir cientos de juguetes nuevos para entregarlos en víspera de Navidad, junto con unidades de pan dulce que consiguieron de una panadería local.
El Arca funciona en barrio Nicolás Avellaneda, pero acuden allí niños y niñas de sectores cercanos, como el San Nicolás, incluso a veces sus madres se quedan a comer.
“Es una realidad, los padres no les pueden dar de comer”, reflexionó Mansilla y agregó que al contener a tantas personas pueden detectar las distintas problemáticas que se viven en los hogares de las familias.
Quien esté interesado en colaborar con el espacio, se puede comunicar al teléfono 353 4797909.