El popular Mario Nicosia dejó un reconocido legado cultural y una invaluable cantidad de amigos
Escribe: Franco Gazzoli
DE NUESTRA REDACCION
“Un beso, tío Mario… Me quedo con las sonrisas que supo robarte Candelaria. Hasta siempre y sí… te vamos a extrañar”, escribió Lucila, una sobrina de Mario Vicente Nicosia, apenas conoció la triste noticia.
De esa imagen, muchos guardarán los sonidos. La niña admira y acompaña a Mario en esa guitarreada íntima para celebrar su cumpleaños número 80, el pasado 8 de diciembre.
El silencio recorrió con su novedad las calles de la localidad salpicando de conmoción y las autoridades decidieron colocar la bandera a media asta, en señal de duelo.
El martes por la noche, el Mario se hizo llevar hasta el club Talleres por su cuñado, el Negro Heredia, y cenó con el grupo de los martes. Es que su misión de vida fue cultivar la amistad y lo hizo con éxito. Ellos atesorarán esa última juntada como la gran despedida del Mario. El hombre se retiró pasada la medianoche. Por la mañana le abrió la puerta a su hermana Teresita, para recibir el desayuno de ese ángel cuidador de cada día, alcanzó a mirarse en sus ojos y se desplomó.
El Mario fue amigo de todos y buscado por todos. Solo un músico que a los 11 años perdió la vista sin que se sepa la razón, dispuesto a compartir su cantar y su bohemia parroquiana. Aprendió a rascar la guitarra y después enseñó a varias generaciones del pueblo. Integró el grupo folclórico Los Copleros del Ceibal en sus comienzos, recorrió festivales y diversos escenarios (hasta Bahía Blanca, destacaron los memoriosos) y cada vez que el Negro Rubén Juárez llegaba a la localidad, se buscaban en el Club Gimnasia para combinar guitarra, bandoneón y mesa de tragos y canciones. Tertulia y amistad.
Y, además, sin ser dirigente y siempre presente, el Mario es socio honorario de la Asociación Biblioteca y Gimnasia de Ballesteros, el club de sus amores, además de Boca Juniors (de Buenos Aires).
Y cuentan que otros personajes de localidades vecinas también se llegaron y tras conocerlo volvieron cada vez que pudieron para ser parte de un nuevo encuentro, lo que marca su carisma y su bondad.
Cuidado, siempre
El Mario quedó ciego a los 11 años “y nunca se supo por qué”. Vivió con su madre, Virginia, hasta el año 1999, cuando la mujer falleció. Después fue su hermana Teresita, Techi, quien quedó a su cuidado y el resto de los hermanos (siete en total), acompañando. Pero la familia también manifestó un agradecimiento porque el ser de Mario hizo que siempre estuviera acompañado por los amigos.
El carisma del hombre no era igual para los niños, pero Candelaria, esa sobrina nieta que en su cumple 80 buscaba hamacarse desde las cuerdas de su guitarra, le era más fuerte. Lo podía. Y esa será una de las imágenes de las tantas que aportarán sonidos a su historia, que quedará en las calles de su Ballesteros, ese que pintaba en cada copla hecha canción.
El sepelio es hoy a las 10, en el cementerio San José de Ballesteros
Destacado por su aporte cultural
Daniel Ugnia, expresidente del Concejo Deliberante (2011-2015), lo recordó: “Tuve el gran honor junto al resto de los concejales de todas las bancadas de realizar el reconocimiento a la trayectoria cultural de Mario Nicosia. Hoy Ballesteros pierde a un gran referente, conocedor y amante de nuestra tierra. Mis mayores condolencias a toda su familia. QEPD” .
Rescató, además, las palabras que argumentaron aquel “…Reconocimiento Público a la Trayectoria Cultural a nuestro reconocido poeta y folclorista Mario Nicosia, nacido en Ballesteros el 8 de diciembre de 1937. Incursionó en escenarios del país en los años 60 e intentó triunfar en Buenos Aires de la mano de su amigo Rubén Juárez. Dedicó canciones esenciales para el imaginario local, refundando a Ballesteros en cada milonga, zamba o chacarera, contribuyendo de manera significativa a nuestra cultura popular.
A los 22 años aprendió guitarra en Villa María con el maestro Andrés Acheral y luego fue él el que trasmitió sus conocimientos a muchos jóvenes de nuestro pueblo interesados en la música. Fueron casi 40 años de siembra cultural a través de la docencia.
En ese universo de temas compuestos por Mario podemos destacar «Niños de los Ranchos», que describía la dura realidad de nuestro país a comienzo de los 70; «Zambita de la Virgen», interpretada en varias oportunidades por Los Cantores del Alba; «Zamba Nocturnal», grabada por el grupo villamariense Los Soñadores; pero es su milonga «La esquina de Ballesteros» la que sin dudas tal como un pintor con pinceladas de sonidos, dibuja la vida del sudeste cordobés allá cuando Ballesteros comenzaba a ver la luz como pueblo.
En su juventud integró Los Copleros del Ceibal como cantautor junto al Negro Heredia, Pirucho Rodríguez y Rolando Bustos, luego fue convocado por el conjunto villanovense «Los Huanchaqueños» con los que recorrió todo el país. Como poeta es autor de varios poemas sueltos en forma de cuartetas que integran una antología de nuestro pueblo publicadas en 2001”.