A todos nuestros lectores que se comunicaron telefónicamente para encargar pan, donas y alfajores a Rosana, la mamá protagonista de la historia que narramos en la página 8 de nuestra edición de ayer, les agradecemos por tanta solidaridad. Recibimos las gracias de ella y se las transmitimos.
Es un orgullo saber que ustedes siempre están.