Fue cuidadora y garante de la recuperación y protección de las obras de su genial progenitor. Tras la muerte del extraordinario pintor Fernando Bonfiglioli, en 1962, luchó hasta la creación del museo con el que la ciudad lo honra, sobre el final de esa década. La carta de despedida de sus familiares desde Brasil. El recuerdo de su presencia en “todas” las inauguraciones de muestras. Y un cafecito que se tomó con este diario hace diez años…

A los 86 años, falleció ayer Nella Ana Bonfiglioli de Seggiaro, hija del genial pintor Fernando Bonfiglioli, quien fue autor de obras pictóricas, muralistas y cuadros de grandes dimensiones, como los de nuestra Catedral, las pinturas de La Alambra en el hall central de la Asociación Española de Socorros Mutuos, otros murales en lo que fue el cine Opera y la iglesia de los Padres Trinitarios, entre otras de nuestra ciudad.

Nella, criada en un hogar en el que se respiraba arte, a la muerte de su padre en el año 1962 tomó las banderas del arte y sobre el final de esa misma década consiguió que en la ciudad se fundara el museo que lleva el nombre de su padre.

Actualmente, era la presidenta honoraria de la Asociación de Amigos de ese museo. Desde allí contribuyó a la restauración de la obra pictórica de su padre de caballete y mural, en la que participó el arquitecto Hugo Las Heras.

Por estos días también alentaba y acompañaba la restauración de las pinturas ubicadas en la iglesia de los Trinitarios, a cargo de un equipo de restauradores de la ciudad de Córdoba.

Nella, a pesar de su avanzada edad, era asidua asistente a las muestras y exposiciones de diferentes exponentes de las artes en la ciudad.

Expresiones familiares

Su primo Márcio, quien vive en San Pablo, Brasil, envió un comunicado familiar debido al deceso, el que fue compartido por la Asociación Amigos del Museo Fernando Bonfiglioli.

Allí se expresa: “La Casa Bonfiglioli está más triste esta mañana. Falleció nuestra prima Nella Ana Bonfiglioli, a las 3, en Villa María, Córdoba, Argentina; 4 de Sao Paulo; 8 de Bologna. Y pensar que poco más de una semana atrás estábamos todos juntos celebrando el cumpleaños de Nella y luego el domingo pasado el concurso de pintura en homenaje al pintor Fernando Bonfiglioli, padre de Nella.

Cuando me despedí de ella el lunes, algo me decía que sería la última vez que la vería. No sé por qué. Disfrutamos mucho estos años de convivencia. Todo lo que yo sé de nuestros antepasados, se lo debo a Nella. Me harán falta los viajes, las largas charlas y las buenas copas de vino juntos. Qué descanse en paz. Hagamos una oración por su alma”.

El concurso

Márcio se refería de esa manera en su carta al concurso de pintura “Arte en vivo”, que se llevó a cabo el domingo 11 de este mes en dependencias del híper Libertad, en honor precisamente a Bonfiglioli, de cuya obra Nella era fiel custodia.

Vale recordar que el pintor, nacido en Brasil con 13 hermanos, se vino a vivir con su madre a Buenos Aires a los pocos años de vida.

Trabajó en San Francisco y en nuestra ciudad, donde no sólo se dedicó al trabajo artístico, sino que también pintó casas particulares, carteles de los circos que llegaban a la Villa y todo aquello que fuera necesario para la subsistencia.

“Un cafecito con Nella”

En 2005, Nella dialogó con EL DIARIO para la sección dominical a la que titulábamos “Un cafecito con…”. En aquel entonces se refirió a su padre de la siguiente manera: “A él le gustaba mucho Villa María, le gustaba ir a pintar al río porque pintaba cuadros también, aunque era más muralista”.

“Pero para poder sobrevivir puso una empresa de pintar casas, obras. Porque hubo un momento de crisis, que fue la época en que nací yo. Vine con la crisis de los años 30, nací en el 29. Vine con la Década Infame”, narraba.

Y recordaba que “con lo que ganó pintando el Palacio Tampieri (actual sede del Gobierno municipal de San Francisco), construyó la casa de acá a la vuelta, en la calle Mendoza, y ahí viví yo hasta que me casé y me vine a vivir acá a la vuelta (sobre el bulevar Alvear), siempre en la misma manzana, y calculo que moriré acá”.

Y así fue. Su amigos la despidieron ayer, aunque guardarán el recuerdo de la calidad que encerraba su personalidad, su hacer en favor del arte, su manera de entender a la cultura y a sus protegonistas, para alentarlos y apoyarlos.

Adiós, Nella. Descanse en paz.