Lo confirmó un nuevo estudio, según el cual las toxinas que permanecen en lugares cerrados pueden afectar a los no fumadores hasta medio año después
Las habitaciones en las que se fuma con intensidad conservan restos de tabaco incluso hasta seis meses después de cesar a esa exposición, confirmó una nueva investigación.
El estudio, publicado en la revista “Tobacco Control”, fue hecho por investigadores de la Universidad Estatal de San Diego interesados en analizar el “humo de tercera mano”, como se denomina al que queda en los espacios físicos después de fumar.
Con este propósito, los científicos seleccionaron para el estudio un casino de California en el que se fumó durante las 24 horas del día a lo largo de muchos años. Cuando en 2014 prohibieron fumar en el casino la cantidad de partículas, nicotina y nitrosaminas de tabaco descendió rápidamente en el aire, pero no así en el suelo y las superficies de los objetos, donde permanecían y no llegaban a desaparecer por completo.
Los investigadores lo constataron con mediciones en ocho ámbitos del edificio en los que recogieron muestras dos meses antes y seis después de la prohibición de fumar. También analizaron qué absorbían las personas de estos vestigios y en este caso caían asimismo claramente los valores, según comprobó el equipo dirigido por Georg Matt.
Pero, seis meses después de la prohibición seguían encontrando en los nueve no fumadores que participaron en el experimento valores más altos de toxinas en los dedos y la orina después de una visita de cuatro horas al casino que en no fumadores que estuvieron en ambientes libres de tabaco.
“Durante años se posan sobre las superficies capas de humo e impregnan profundamente los materiales”, explicó Matt.
Los aparatos de aire acondicionado potentes mejoran rápidamente la calidad del aire, pero otros residuos permanecen.
Tras la prohibición de fumar, lo único que pueden hacer los casinos para evitar la incidencia de los residuos del tabaco es una limpieza profunda de las superficies o cambiar los muebles y sobre todo las alfombras y cortinas, indicó el investigador.
“Nunca se debería fumar tabaco en habitaciones cerradas si uno no está dispuesto a pagar después el precio de una limpieza profunda”, advierte el estudio.
Los efectos del humo de tercera mano a largo plazo sobre la salud apenas han sido investigados. Por ello, desde el Centro de Investigación del Cáncer de Alemania recomiendan evitar el contacto con los materiales afectados y no fumar antes de tocar a niños y bebés, para que las sustancias dañinas no se queden en el pelo o la ropa.
Un cambio de actitud
A fuerza de evidencias como la presentada ahora por los investigadores de la Universidad de San Diego, durante los últimos años se ha producido un notable cambio de actitud con respecto al humo del cigarrillo en ambientes cerrados. Así lo refleja una interesante encuesta sobre tabaquismo presentada el año pasado en nuestro país. La investigación -basada en unas 1.500 encuestas hechas a principios de marzo en la ciudad de Bueno Aires- muestra que a la par de la disminución en el consumo de cigarrillos, también ha bajado la aceptación del humo en espacios privados por parte de la población. Es así que una frase que hasta que hace unas décadas hubiera sonado descortés o resulta muy común en muchos hogares: “Por favor no fumes acá”.
Como muestra el sondeo -realizado por la consultora de Julio Aurelio por encargo del Centro de Investigación de Enfermedades No Transmisibles, 8 de cada 10 argentinos (el 81,9%) reaccionaría hoy si alguien prendiera un cigarrillo en su casa: el 61,4% respondió que lo invitaría a fumar afuera y el 20,5%, que le pide acercarse a una ventana; solo el 16,4% dijo que no haría nada en una situación así.
La encuesta marca en este sentido una notable evolución en la defensa de los ambientes libres de humo de tabaco por parte de nuestra sociedad. De hecho, contra el 81,9% actual, el nivel de reacción registrado ante la misma pregunta en ediciones anteriores del sondeo era del 78,2% en 2014 , del 76,4% en 2013, del 75,5% en 2012 y del 69,9% en 2010. Del total de personas consultadas, el 46,5% eran hombres y el 53,5% mujeres; el 23,6% era fumador y un 25,3% exfumador, mientras que el 51,1% nunca había fumado, valores informados por la mayoría de los relevamientos hechos durante los últimos años entre la población urbana de nuestro país.
Con respecto al cigarrillo en el interior del automóvil, 8 de cada 10 personas consultadas (el 82,6%) dijeron que no permiten fumar en él, y el 77,3% respondió que incluso estaría de acuerdo con que se prohíba fumar en el interior de los autos ante la presencia de menores de edad.
Los resultados del estudio también señalan la existencia de una actitud más activa por parte de la gente con respecto a quienes transgreden la prohibición de fumar en ciertos espacios públicos como bares, restaurantes, oficinas administrativas. Ante la consulta sobre qué hace frente a alguien que fuma donde no está permitido hacerlo, 6 de cada 10 encuestados reportó una conducta activa para impedir la situación.
Fuente: El Día, La Plata