Medio ambiente – Se abrió el debate sobre lo que significan las represas para los peces
Por las reiteradas advertencias de una agrupación de pescadores, el municipio recordó que hasta 2019 no se pueden capturar ejemplares de esa especie. ¿Qué tienen que ver las compuertas con la cría del dorado? La importancia y el aporte a la biodiversidad de la zona
En los últimos días se difundieron imágenes de personas pescando dorados en el río Ctalamochita, en su paso por Villa María, algunas acompañadas de advertencias de prohibición y también pidiendo que los devuelvan; que no los maten.
La Agrupación Pesca con Mosca de Villa María tiró la primera piedra -o más oportuno, la primera caña- para que se empiece a hablar sobre el tema y a poner las cartas sobre la mesa. Otros pescadores hacen un gran esfuerzo río arriba y río abajo para que el dorado se desarrolle, con mucha gente trabajando a voluntad (ver página 8).
Ante esta situación -río revuelto, para seguir en la línea- la Municipalidad de Villa María recordó a la población que está prohibida la pesca del dorado hasta 2019.
“La disposición, que emanó por resolución del Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de la Provincia de Córdoba, estableció la veda de pesca para este tipo de especies por un período de 5 años, que comenzó en 2014 y se extenderá hasta 2019, con la finalidad de proteger y conservar los recursos ictícolas”, detalló el municipio en un parte emitido ayer.
Controles desde esta semana
Al mismo tiempo, desde el Ejecutivo local aseguraron que en el transcurso de la semana llegará personal de la Secretaría de Ambiente de la Provincia, quienes tienen a cargo el poder de policía en la materia, a controlar la situación en las márgenes del Ctalamochita.
No es la primera vez que se detectan dorados en las aguas de la ciudad, incluso esta época es la de migración de los peces de esta especie que necesitan recorrer cerca de 500 kilómetros para poder reproducirse, se fecunda en zona de agua calma y luego “sigue viaje”.
Los obstáculos de los peces
Sucede que en ese trayecto el animal se encuentra con muchos escollos como lo son las obras construidas por el humano, tales como represas, diques y cuellos de botella como las compuertas que logran el lago artificial en Villa María.
“Hay que pensar un manejo más consciente de las compuertas, ya que se pueden hacer las dos cosas, mantener el lago y abrirlas cada cierto tiempo para que el pez pueda pasar”, comentó Diego Primo, uno de los integrantes de la agrupación de pesca con mosca local desde donde se empezó a debatir el tema.
Según contó junto a Pablo Andreossi y Guillermo Marco, también del mismo grupo, en la actualidad llegan a esta parte de la cuenca 27 especies, pero debajo de la represa del Carcarañá (efluente del Ctalamochita) hay más de 230: las obras son letales para la fauna.
Diego Primo, Pablo Andreossi y Guillermo Marco -este último técnico en piscicultura- son integrantes de la Agrupación Pesca con Mosca Villa María y se detallaron a EL DIARIO la importancia que tiene el cuidado de las especies como aporte a la calidad del agua, de los mismos animales, de la biodiversidad e incluso a la idea de la ciudad como un destino turístico.
Marco explicó que el dorado “para generar cierta cantidad de hormonas para la reproducción necesita nadar más de 500 kilómetros, sobre todos los machos. Normalmente llegaban mucho más (río) arriba, pero hay un montón de escollos que están saltando, demasiado que llegan hasta acá”.
Uno de los principales obstáculos es la represa del Carcarañá. Estas construcciones pueden tener “escaleras” para que los animales las atraviesen sin mayores dificultades.
En el caso de las compuertas del lago villamariense no las tienen, pero si están abiertas el pescado puede pasar sin inconvenientes.
Según contaron los entendidos en el tema, ante esta barrera existen dos posibilidades: si están cerradas, los machos pegan la vuelta o son atrapados por los pescadores.
En el caso de las hembras, “se les forman tapones y se pierde ese pescado” al no poder nadar para reproducirse.
“Si hubiera una escala, deja de ser un problema, porque el animal puede subir. Otra cosa, se tiene que regular la pesca en una zona de 500 metros antes de llegar a la reserva, y controlarlo desde el Estado”, agregó Primo.
“Mejorando una escala para peces subirían muchas más. El dorado llega porque es una especie muy potente, por eso puede subir a pesar de los obstáculos, pero los otros necesitan otro tipo de escaleras”, señaló Marco.
Esto aportaría a la “variabilidad genética” que consiste en el intercambio de especies “que hace que se mantenga firme la genética en todo lo que es la cuenca del Paraná y sus afluentes”, detalló el pescador.
Una zona de pesca para Villa María
Pablo Andreossi se encargó de aclarar que “no estamos en contra de la pesca”, sino que se oponen a que se realice esta actividad “en lugares donde no se debe pescar y a los que matan peces que no tiene que matar”.
Ya tuvieron los primeros contactos con el municipio para avanzar sobre algunas cuestiones como la colocación de cartelería que recuerde la ley vigente y el control por parte del Estado, sea municipal o provincial.
Entonces, ¿apuntan a que haya espacios habilitados para pescar?
Andreossi: exactamente. Esto apunta a todo lo que está queriendo ser Villa María, que se la quiere formar turísticamente; esta es otra veta.
Primo: por eso acá no existen los campings, porque es un lugar donde la gente va a hacer actividades y no solamente ver el agua pasar.
Nunca mejor ocasión para preguntarse: ¿“Reflota? la idea de un camping municipal para pesca deportiva?
Pero volviendo a lo del dorado puntualmente, desde la agrupación local mantienen contacto permanente con las personas que trabajan en la siembra y cría de esta especie, tanto en el Carcarañá como en Río Tercero.
“Se les cae una lágrima cada vez que ven que alguien pesca un dorado acá y no lo devuelven”, expresaron.
Si se siguen matando en Villa María queda sin sentido el proyecto que intenta aportar al desarrollo de estos peces y realizar un aporte importantísimo a la biodiversidad.
Desde que el humano intervino en la naturaleza se sebe convivir con un entorno que, generalmente, no prioriza el cuidado del medio ambiente.
Por ejemplo, este año coincidió la época de migración del dorado con el Festival de Peñas, días en los cuales el lago debe lucir como un espejo de agua para los turistas, pero al estar las compuertas cerradas impidió el paso de los animales.
“El problema no es el Festival de Peñas, porque se puede hacer un manejo responsable de las compuertas y lograr un equilibrio. A eso, si lo acompañás con una ordenanza que prohíba la pesca en ciertas zonas, se puede convivir”, resumieron.