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Humor viajero – Bali no es Las Toninas

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Humor viajero – Bali no es Las Toninas

Por El Peregrino Impertinente

“Que lindas son Las Toninas, un paraíso”, exclama una vieja mientras se clava un pancho con lluvia de papas que obtuvo luego de hacer una cola de dos horas y media y pagar 350 pesos, justo antes de fumarse un vientazo digno del apocalipsis y meterse al agua, que está más fría que alma de dirigente del PRO cuando dice: “Hay que tener paciencia: ahora andamos como el ortex (sic), pero esperad, esperad (sic-sic), que para el tercer semestre (sic) vamos a estar mejor”.

La señora debería rever varias cosas: el uso de malla enteriza bordada de petunias, el gorro que usaba el espantapájaros de “El Mago de Oz”, andar con el mismo marido desde hace 84 años… y también, su concepto de “Paraíso”. De ello se dará cuenta si compara a Las Toninas con Bali, por caso.

Bali, verdadera tierra prometida, forma parte de Indonesia.  Un país del sudeste asiático que cuenta con 260 millones de habitantes, de los cuales apenas el 1% reside en el destino que hoy nos compete. Son los balineses quienes recientemente escogieron llamarse así para diferenciarse de los balinazos, minoría autóctona de notable ascendente. “Hablando de escoger: ¿Quién quiere venir conmigo a aquel descampado?”, pregunta libidinosamente un miembro del clan, ante la aterrorizada mirada de los presentes.

Pero más allá de aquellas y otras nimiedades, lo fundamental de Bali reside en su semblante único. Una isla de belleza excepcional, repleta de idílicas playas de mar cristalino, montañas, espectaculares volcanes, junglas tropicales, ríos, lagos y arrecifes de coral, ideales para bucear e iniciar el tantas veces postergado sueño de convertirse en jefe de una red de tráfico de perlas preciosas y drogas.

En suma, uno de los lugares más lindos del mundo, y mejor preparados para la llegada de viajeros. Esos que, ni bien arriban, se olvidan de todos los problemas, como el hecho de tener que hacer dos horas y media para comer un pancho con lluvia de papas que sale 350 pesos, fumarse un vientazo digno del apocalipsis y meterse en un agua del ortex (sic).